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Número 439

8 de agosto de 2022

LA UAM SOMETE A CONSULTA PROPUESTA DE REFORMA

A SU REGLAMENTO ORGÁNICO

*Es un paso inicial y necesario para la reforma de la carrera académica
 
*La Institución, ante la oportunidad de recuperar su espíritu fundacional, aún vigente y promisorio


La Universidad Autónoma Metropolitana (UAM) está ante la oportunidad de recuperar su espíritu fundacional, que sigue siendo vigente y promisorio para cumplir la función social asignada a la Institución, con la propuesta de reforma a su Reglamento Orgánico, en un proceso que permitirá plantear una nueva carrera académica para su personal.
 
Este esfuerzo fue detonado por una iniciativa de modificación de la organización interna de esta casa de estudios –artículo 3– para destacar que todas las instancias deben procurar la vinculación de la docencia, la investigación y la preservación y difusión de la cultura en sus diferentes ámbitos de responsabilidad.
 
Esta propuesta de reforma es sometida a consulta de la comunidad para conocer la opinión de la UAM, explicaron Margarita Viniegra Ramírez y Romualdo López Zárate, integrante y asesor, en cada caso, de la Comisión encargada de dicho cometido.
 
La doctora Viniegra Ramírez señaló que se trata de un proceso que no contempla aspectos contractuales ni laborales y que las propuestas presentadas en la consulta están relacionadas con la redefinición de las competencias de los órganos personales, las instancias de apoyo y el área académica.
 
La intención es favorecer el nexo efectivo en el espacio colectivo de trabajo de todo el personal académico, apoyado por una mejor definición de competencias de las y los titulares de las rectorías, divisiones y jefaturas de Departamento.
 
Buena parte del personal académico se ha concentrado en la investigación, olvidándose de discutir, reflexionar y argumentar aspectos del quehacer docente y la formación de profesionales –en especial a nivel licenciatura– por lo que existe una inercia hacia un sistema operativo y organizacional que favorece a las personas y no siempre a la Institución, apuntó la profesora del Departamento de Química de la Unidad Iztapalapa.
 
De acuerdo con las Políticas Transversales para Erradicar la Violencia por Razones de Género en la UAM y luego de la aprobación de cambios al Reglamento Orgánico en la materia, la presente iniciativa de reforma prevé también incorporar el lenguaje incluyente y no sexista.
 
Cabe señalar que las universidades públicas autónomas de México tienen como misión el desarrollo de tres funciones: la docencia, la investigación y la preservación y difusión de la cultura, sin embargo, lo que hace particular a cada institución es la forma como las lleva al cabo.
 
Buena parte de las universidades realiza esas labores a partir de una organización en escuelas y facultades para ocuparse de la docencia y en centros e institutos de investigación, donde se genera el conocimiento, y coordinaciones de extensión y difusión de la cultura, dirigidas por personas con nombramiento no académico.
 
De acuerdo con esto, se establecen modalidades de carrera académica, una como profesora y profesor y otra como investigadora e investigador, precisó el Dr. López Zárate, académico del Departamento de Sociología de la Unidad Azcapotzalco.
 
La Casa abierta al tiempo se pensó, como puede observarse en su Ley Orgánica, como una organización distinta que procura la vinculación de las tres tareas, desempeñadas por personal académico contratado, preferentemente de tiempo completo para que pueda desarrollarlas, lo que ha sido y sigue siendo una característica específica de la UAM, explicada y argumentada por, entre muchos otros, los doctores Luis Villoro y Ramón Villarreal.
 
Todo esto se estimó de tal importancia por la comunidad, que en las primeras Condiciones Generales de Trabajo (CGT), pactadas entre la UAM y el Sindicato Independiente de Trabajadores de la UAM (SITUAM), en 1976, se señalaba que: “son integrantes del personal académico (de tiempo completo y medio tiempo) las personas que efectúan las actividades académicas de docencia, investigación y preservación y difusión de la cultura” y para evitar que el personal se dedicara o le fuera asignada una sola función, las CGT fijan su derecho de exigir un equilibrio entre las labores docentes y las de investigación. La vinculación se dio con tropiezos en los primeros años y su construcción ha sido un proceso.
 
En 1981 el Colegio Académico formuló y aprobó, después de una larga discusión y deliberación entre sus integrantes, una estructura que distribuía la responsabilidad de cada una de las funciones en diferentes instancias organizativas: la preservación y difusión de la cultura en las rectorías, General y de Unidad; la docencia en las direcciones de División, y la investigación en las jefaturas de Departamento, con una prioridad: la investigación.
 
El Departamento se constituía “fundamentalmente para el desarrollo de la investigación” y, de manera complementaria, “para actividades de docencia”. Un nuevo espacio organizativo quedó instituido: el Área, cuyo propósito es la realización de proyectos de investigación, apuntó el doctor López Zárate.
 
La preferencia por el trabajo de investigación se ratificó cuatro años más tarde, en las Políticas Generales de la Universidad, que en su exposición de motivos apunta: “la investigación ha sido considerada como la actividad preponderante hacia la cual deben canalizarse los mejores esfuerzos institucionales, procurando su incidencia en las otras funciones sustantivas”.
 
El Tabulador para Ingreso y Promoción del Personal Académico (TIPPA), instrumentó esa preponderancia, al dar valor mayor a los resultados de esta labor. Esta estructura propició el impulso de la investigación en la Institución, pero también dio lugar a una desvinculación creciente de ésta con la docencia.
 
Desde la década de 1990 se han expresado opiniones fundadas de esta desvinculación y los intentos por corregirla. Comisiones anteriores del Colegio Académico han sostenido que una manera de retomar la conexión de los tres quehaceres es reformular la estructura orgánica de la UAM para que, en cada instancia, desde la Rectoría General hasta las áreas, se procure la vinculación de la docencia y la investigación, pues ello permitirá diseñar una carrera académica que propicie la interacción de las funciones sustantivas.
 
El camino es largo pero promisorio. Una nueva organización dará pauta a revisar el Reglamento de Ingreso, Promoción y Permanencia del Personal Académico (RIPPPA) y el TIPPA, así como las becas y los estímulos; recuperar el sentido colegiado del trabajo académico, superando el individual y a destajo, además de relacionarlo con los programas institucionales. Este horizonte permitirá una carrera académica que preserve el nexo entre las tres actividades “y los ingresos que como personal académico recibimos”. Si la comunidad aprobare esta reforma, se haría lo conducente con las concepciones de Departamento y de División, dijo el doctor López Zárate.
 
La consulta, que inició el 8 de agosto, se habilitará con la finalidad de arrojar resultados en septiembre. Más tarde, la Comisión analizará la pertinencia de los comentarios vertidos y la opinión de la comunidad para que, a partir de ello, se lleven a cabo las modificaciones necesarias –si existieren– con la meta de mejorar la propuesta, que después será sometida al Colegio Académico, concluyó la doctora Viniegra Ramírez.