Preparan proyecto para que el Árbol
de El Tule sea Patrimonio Mundial
PROFESORES Y ALUMNOS del Pos-grado en Diseño de nuestra Universidad realizarán el “Plan Paisajístico
para la Tutela del Árbol de El Tule”, como paso previo para que éste sea declarado patrimonio mundial,
en la categoría de patrimonio natural, por parte de la Organización de las Naciones Unidas para la
Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO).
Dicha declaratoria se llevará a cabo una vez que el grupo de la UAM entregue un dossier con la propuesta
sobre el plan de manejo paisajístico en Santa María del Tule, Oaxaca (localidad en la que se encuentra
el árbol) para poder justificar y demostrar los valores históricos, artísticos y ecológicos
universales del sitio.
Los profesores Saúl Alcántara Onofre y Félix Alfonso Martínez Sánchez explicaron
en entrevista que el área propuesta para la salvaguarda del sitio donde se encuentra el ahuehuete —catalogado
como el más grande del mundo— declarado “El Árbol Nacional” en 1921, es de aproximadamente seis hectáreas,
en las cuales se ubican también otros cinco ahuehuetes importantes de la zona central de El Tule: los dos
del atrio, uno al sudeste cerca de la carretera, otro al este, arriba del atrio y otro al noreste de la plaza.
Tradiciones vivas
El proyecto prevé, entre otras acciones, la planificación de los espacios abiertos aledaños,
la recuperación del Centro Histórico de Santa María de El Tule, usos y destinos turísticos,
así como el plan vegetal y el del color de la arquitectura, como parte importante del paisaje, indicaron
los profesores de la especialización y maestría en Diseño, Planificación y Conservación
de Paisajes y Jardines.
Apuntaron que el árbol de El Tule, de más
de 2 mil años, constituye, como “arquitectura vegetal”, un importante patrimonio mexicano, desde el punto
de vista de su antigüedad, pero también del de la cultura, la historia y la ecología, no sólo
de Oaxaca, sino de todo el país. Su existencia ha visto desde tiempos inmemorables todos los sucesos en
el Valle de Oaxaca, por lo que está asociada con tradiciones vivas e ideas y creencias antiguas.
Alcántara Onofre agregó que el estado de conservación es bueno por el momento; sin embargo,
se debe garantizar su protección porque ha pasado por periodos críticos, como en los años
cincuenta, cuando fue necesario inyectarle agua. Una de las tareas fundamentales es estudiar los mantos acuíferos
de los que se abastece y desarrollar sistemas contemporáneos de alimentación del líquido para
garantizar su sobrevivencia.
De igual manera, se requieren estudios de Edafología (tipos de suelo) y Fitopatología (enfermedades
de las plantas) para prevenir el estrés futuro del árbol, ocasionado por el proceso de urbanización
irreversible.
Medio ambiente natural
El arquitecto Félix Alfonso Martínez explicó que en el trimestre pasado, en una primera etapa
del plan, se inició un estudio sobre el medio ambiente natural que rodea al poblado —los valles centrales
y sierras que lo circundan—, para determinar categorías, como la topografía, geología, clima,
vegetación y tipo de suelo, para proponer los usos idóneos del mismo, sin dejar a un lado las características
culturales de la población.
Con ello fue posible identificar zonas de encinales que han ido desapareciendo debido a su utilización como
materia prima para la fabricación de muebles y como leña, lo que ha provocado procesos de erosión
de suelos. El plan propone la reforestación, para rescatar no solamente la masa vegetal, sino además
atraer mayor cantidad de lluvia y propiciar la recuperación de estas zonas tradicionalmente ricas en agua.
Una vez terminado el análisis en el ámbito
regional, añadió, se realizará el de la zona que abarca el pueblo y se hará un inventario
detallado de su actividad cultural, con el fin de buscar el equilibrio entre los componentes naturales y socioculturales,
que propicien una mayor identidad entre el pueblo, el árbol y la comunidad.
Aspectos negativos
El doctor Alcántara Onofre explicó que durante la primera etapa se identificaron algunos aspectos
negativos del paisaje, como la posibilidad de que la carretera que se construirá como parte del Plan Puebla-Panamá,
pase a sólo un kilómetro de este lugar. Otro impacto ecológico lo constituye el conjunto habitacional
ubicado al nororiente del poblado, cuyos 6 mil habitantes vuelcan sus aguas negras al Río Salado, anteriormente
importante abastecedor de esta región del valle central.
Agregó que los usos del suelo se han modificado de manera paulatina, del agrícola a otro terciario
donde imperan servicios y comercios.
Los académicos destacaron que los beneficios de una declaratoria de patrimonio mundial, cuya logística
estaría a cargo del Instituto Nacional de Antropología e Historia, están en que la comunidad
internacional podrá intervenir para detener cualquier atentado contra el sitio.
Además, puede ser un detonante económico para el pueblo en términos turísticos. Por
ejemplo, hacia las montañas hay zonas donde se pueden diseñar rutas para el ecoturismo, aprovechando
varios lugares, como miradores, entre otras posibilidades generadoras de recursos para la comunidad.
El plan de manejo también incluye la explotación de las zonas ricas en arcilla y barro negro, así
como el aprovechamiento de la producción animal y mezcalera.
El grupo conformado por 13 alumnos y seis docentes cuenta con el apoyo y la experiencia de profesores miembros
de la Red Arquitectura del Paisaje (ARQPAIS), auspiciada por la Comisión Económica Europea, mediante
el Programa América Latina Formación Académica, en la que participan investigadores de diferentes
universidades del país y del extranjero. / Teresa Cedillo
El Viejo del Agua
Una leyenda mixe cuenta que una vez el Rey Condoy salió
de Mitla y se fue a Oaxaca. Se sentía muy cansado y al pasar por el lugar conocido como El Tule decidió
sentarse a descansar. Clavó entonces su bastón, que pesaba 62 kilogramos, en el suelo y comenzó
a retoñar. Condoy sembró así el Árbol de El Tule, y el día que este árbol
se seque, el rey habrá muerto.
Ahuehete de más de dos mil años de edad y considerado como una divinidad que bendice a la gente y
al lugar que le rodea, el Árbol de El Tule representa para la cultura mixe y zapoteca de Santa María
de El Tule, Oaxaca, un ser que derrama bondades a quien convive con él.
Llamado también el Viejo del Agua, metáfora que los pueblos nahuas usaban para referirse a la sabiduría
que se logra con los años, el árbol milenario está situado en el atrio de la iglesia de esta
comunidad a 12 kilómetros de la ciudad de Oaxaca.
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