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Número 826
23 de noviembre de 2018 

EL APORTE ARTICULADO DE LA COMUNIDAD CIENTÍFICA,
BÁSICO EN LA NUEVA ETAPA DEL CONACYT

*La doctora María Elena Álvarez-Buylla ofreció un panorama de sus futuras responsabilidades
 
*Habló en el Foro Políticas públicas para impulsar la investigación. Una visión desde la UAM

 

 

El proceso de reorganización del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt) para resolver el aparente conflicto entre la libertad del quehacer científico y el compromiso social requiere el aporte de manera colectiva y articulada de las comunidades de científicos, tecnólogos, humanistas y estudiantes de México, declaró hoy la doctora María Elena Álvarez-Buylla.
 
Al participar en la Rectoría General de la Universidad Autónoma Metropolitana en el Foro Políticas públicas para impulsar la investigación. Una visión desde la UAM, organizado por la Dirección de Apoyo a la Investigación de la institución y que reunió a más de cien profesores de las cinco unidades académicas, la futura titular de ese organismo a partir del próximo primero de diciembre apuntó que en esta nueva etapa del país, las crisis ambientales, el rezago social y las carencias de tecnologías derivados de 30 años de neoliberalismo deberán ser combatidos con el quehacer de los investigadores, lo que resulta prioritario para asegurar el futuro de la nación.
 
Para incidir de manera virtuosa en contra de un sistema capitalista en crisis, el reto es muy grande para académicos, politólogos y profesionales de todas las disciplinas, por lo que la capacidad de análisis, prevención, predicción y prospección es indispensable.
 
Las ciencias sociales y las humanidades serán colocadas al frente y desempeñarán un papel preponderante en el desarrollo científico, articulando la formación de nuevos investigadores y de programas, a partir de ejes principales que hagan del Conacyt, no una agencia de repartición de recursos, sino una entidad que mediante un consejo de científicos humanistas y técnicos calificados afronte los desafíos a partir de la colaboración y la convergencia.
 
La gestión que está por iniciar aplicará dos ejes principales que consisten en retomar el apoyo a la investigación de frontera o básica y la consolidación de los recursos afinando estrategias con la convocatoria a generar proyectos más ambiciosos creados por grupos de cualquier área del conocimiento, es decir, ciencia que se arriesgue a cambiar paradigmas generando conocimiento e innovación.
 
Este enfoque pretende diseñar un mecanismo de apoyo necesario y suficiente para quienes deseen trabajar en solitario o en pequeños equipos que presenten propuestas que impliquen recursos mínimos indispensables para mantener activas y productivas sus investigaciones.
 
Frente a esos retos hay también la obligación de articular desde el Consejo los programas nacionales estratégicos que hagan ciencia pertinente enfocada en problemas urgentes y prioritarios, lo que exige establecer articulaciones interdisciplinarias para mirar desde una perspectiva compleja aspectos que deben resolverse o prevenirse.
 
Estos planes están ya en desarrollo para formular agendas o andamiajes que deberán ser completados en el corto, mediano y largo plazos, y tienen que ver sobre todo con el acceso universal a agua de calidad, la sustentabilidad de los recursos hídricos; la soberanía alimentaria; el manejo de la basura; la violencia y la desigualdad de todo tipo y la salud, en particular la atención a las principales causas de muerte en niños y adultos.
 
“En pocos días anunciaremos los proyectos más articulados para trabajar en conjunto y afinar las agendas”, además de emitir convocatorias a aquellos proyectos que puedan ser atendidos en un espíritu de colaboración e incidencia regional, por medio de una dirección adjunta de desarrollo de las capacidades de ciencias y tecnología, que coordinará 27 centros públicos de investigación del Conacyt y las direcciones regionales, que han estado separadas hasta ahora.
 
Una dirección adjunta de desarrollo tecnológico e innovación que impulsará otro de los ejes con una visión de vinculación, no sólo con las grandes empresas, sino reconfigurando el respaldo a las industrias nacionales micro, pequeñas y medianas, y con el sector público y social.
 
También habrá direcciones transversales: de cooperación internacional, que estará a cargo de la doctora Ana María Cetto, ex miembro de la Junta Directiva de la UAM, y de planeación y organización del acceso público a las publicaciones, índices de evaluación. Igualmente se dará gran impulso al aspecto técnico de las ciencias de datos y manejo de tecnologías inteligentes y cómputo para facilitar llenar los currícula o gestionar solicitudes y evaluaciones.
 
El Consejo prevé la consolidación de las actividades administrativas y la prevención de posibles conflictos legales para poder orientar y asesorar en aspectos jurídicos que tengan que ver con patentes, títulos de propiedad, conflictos laborales o entre colegas por autoría, entre otros asuntos, señaló Álvarez-Buylla.
 
La doctora Carmen de la Peza Casares, Profesora Distinguida de la Casa abierta al tiempo, puntualizó el significado de poner la “H” al Conacyt, lo que equivale a recuperar el sentido humano en la producción del conocimiento científico y “orientar nuestro trabajo hacia las necesidades muy urgentes desde la responsabilidad de las ciencias sociales”.
 
Al dar la bienvenida al Foro, el rector general de la UAM, doctor Eduardo Peñalosa Castro, destacó que la jornada de trabajo pretende fortalecer los canales de comunicación e incrementar la relación de la institución con la instancia de mayor influencia para la investigación y el desarrollo tecnológico, cuyos responsables definirán las políticas en materia de humanidades, ciencia y tecnología del país.
 
El diagnóstico del Primer foro interunidades La investigación en la UAM: presente y futuro realizado este año fue contundente: la Casa abierta al tiempo debe diversificar y aumentar la búsqueda de fondos externos para impulsar su capacidad científica y responder las demandas de la sociedad a las universidades para que generen conocimiento, resuelvan problemas y, en este proceso, formen los recursos humanos que requiere el progreso de la nación.
 
A punto de cumplir sus primeros 45 años de desarrollo científico y humanístico, y con una estructura sólida, robusta y prolífica, la UAM refrenda su compromiso social, en un escenario de transición y en un contexto complicado en el que busca revertir las restricciones presupuestales que ha sufrido durante más dos décadas.
 
La universidad desempeña un papel propositivo, como demuestra la convocatoria a este Foro para aportar ideas que influyan en la eficacia, eficiencia y equidad de las políticas públicas de investigación.