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Número 773
6 de noviembre de 2018

LAS NARRATIVAS DE AUTOAYUDA LEGITIMAN LAS ESTRUCTURAS

DE PODER DOMINANTES

*Dichos textos ocultan los derechos civiles de sectores específicos de la población que son violentados

 

La autoayuda se constituye en una práctica que agrupa preceptos que no alcanzan a formar un concepto, pero sí un conjunto de prenociones de la vida cotidiana encaminado a brindar pautas para lograr un ideal de éxito basado en la posesión de bienes materiales y cuyo contenido se halla en novelas, libros de autosuperación o videos con pasos y recetas concretas para alcanzar el triunfo, explicó el maestro Carlos Alvarado Cantero.

 

Cuando se revisan las narrativas de autoayuda, las estructuras que provocan desigualdad o pobreza quedan intactas y legitimadas con un discurso de verdad montado en el humanismo, el conductismo, las neurociencias o el psicoanálisis, entre otras corrientes, aseveró el catedrático de la Escuela de Psicología de la Universidad Nacional de Costa Rica al participar como invitado al IX Seminario internacional Diálogos con la psicología latinoamericana, realizado en la Unidad Iztapalapa de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM).

 

Dichos textos ocultan los derechos civiles de comunidades o sectores específicos de la población que son violentados, ya que no muestran posición crítica alguna ante esas realidades ni las causas que las llevaron a esa situación de marginación, por el contrario, se extraen de esos contextos imágenes o casos críticos de testimonios de personas que lograron salir de esa situación de desventaja.

 

Además de exponerlos apelando a la lástima y a la lógica de la caridad tergiversan sus historias de vida, con el fin de construir una idea falsa sobre la felicidad, el éxito o el amor dependiente, aspectos vinculados únicamente a la identidad del sujeto, pero no a sus condiciones de vida.

 

En la conferencia Las narrativas de autoayuda y la banalización de la complejidad psicológica, señaló que esto orilla a las personas a adquirir rasgos falsos en su personalidad o comportamiento y los torna en alguien o algo que no son, lo cual les genera angustia y los paraliza porque no son aplicables a la realidad, sino que refieren ideas de universos socioeconómicos fabricados o ideales.

 

El también profesor decano de la Universidad La Salle de Costa Rica indicó que esa conceptualización en sus diversas plataformas plasma nociones de sujetos que viven bajo el modelo hegemónico acorde al actual sistema dominante, “son individuos carentes de historia y descontextualizados que alcanzaron el progreso social gracias a su carácter personal”.

 

Los individuos, por lo tanto, se ven obligados a reconfigurar su historia personal para acomodarla a la secuencia que demanda la supuesta noción de éxito, quienes lograron reducir sus condiciones de desigualdad y opresión, “en general, siguen el mismo patrón para una construcción del género simbólica e inscrita en los cuerpos, con la diferencia de que aquellas narrativas se asientan sobre todo en un discurso neurológico”.

 

Así, la psicología se transforma en una disciplina de las ciencias cómplice de esa práctica dedicada a naturalizar la desigualdad, al convertir al individuo en una abstracción y al trasladar el malestar colectivo hacia síntomas individuales que pueden ser diagnosticados o tratados para solucionarlos.

 

Además crean conceptos como los de resiliencia o estrés, y “mucho de este tipo de contenidos pueden hallarse fácilmente en las redes sociales que están repletas de imágenes dotadas con frases motivacionales o aspiracionales”.

 

El maestro Alvarado Cantero enfatizó que desde su labor profesional ha emprendido transformaciones para revertir algunos de esos efectos negativos, entre ellas sustituir el término de resiliencia por el de subjetividades en resistencia, que “es mucho más adecuado cuando solemos describir la situación de las poblaciones vulnerables y muy común de utilizarse en entornos de trabajo relacionados con comunidades indígenas”.

 

Hay que revisar ese tipo de concepciones para que la gente comience a ser consciente de su situación, porque cuando logran ser capaces de explicar su realidad es “cuando verdaderamente la sociedad puede convertirse en un agente activo de cambio, de otro modo los sistemas sociales virtuosos y las ideas de organización colectivas quedarían destruidas”, concluyó.