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Número 764
1 de noviembre de 2018

PROPONE UAM OPCIONES ECOTÉCNICAS PARA FAMILIAS MARGINADAS

*El principio vital es que todos tengan acceso a los alimentos por sus propios medios

 

El uso de recursos sustentables para asegurar el consumo mínimo alimentario y generar suministros a través de la producción agro/avipecuaria, aprovechar la captación pluvial y el reúso de aguas, y construir una vivienda digna a través de la bioconstrucción y la bioclimática, son acciones que favorecerían la calidad de vida y el desarrollo de familias en locaciones de alta marginación, aseguró el maestro Alfonso Rivas Cruces.

 

Durante el Octavo Congreso Nacional de Investigadores en Cambio Climático, el profesor-investigador del Departamento del Medio Ambiente para el Diseño de la Unidad Azcapotzalco de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM) refirió que entre las labores destacan: seguridad alimentaria, agua y saneamiento, salud e higiene, así como equipamiento básico, aunque lamentablemente los fondos que el gobierno federal está dispuesto a aportar son pocos.

 

De acuerdo con el censo 2010, México cuenta con 107,458 localidades en total, de las cuales 103,810 son rurales, 3,018 semiurbanas y 630 urbanas, 98 por ciento de las zonas rurales se encuentra en un grado de alta y muy alta marginación, por lo que las poblaciones que viven en esas zonas son mucho más vulnerables a los embates del cambio climático: inundaciones o sequías que afectan su entorno.

 

Por ello es preciso proteger los medios de vida ante el embate de los fenómenos climáticos, incrementar la resiliencia de los sistemas de producción alimentaria y la capacidad de superar los efectos de dichas perturbaciones, generando proyectos sustentables que aporten a la calidad de vida y al desarrollo.

 

El principio vital es que todas las personas tengan acceso a los alimentos por sus propios medios y que nadie quede excluido de un cierto nivel mínimo de consumo alimentario y disminuir la mortalidad infantil relacionada con la malnutrición, producto de la pobreza.

 

Para atender la problemática de seguridad alimentaria en zonas de alta marginación, el fundador y responsable del Laboratorio de Estudios del Hábitat Sustentable propuso el uso de agricultura y/o avicultura familiar, que en términos de recursos se llevaría a cabo mediante un huerto de traspatio o gallinero.

 

Este tipo de agricultura contribuiría a hacer posibles las formas de vida, ya que sólo se requieren 35 metros cuadrados para cultivar lechugas, acelgas, espinacas, zanahorias, jitomate, entre otros productos, en un espacio que es posible proteger con llantas que repelen a los bichos y la siembra de algunas plantas aromáticas para emplearlas como insecticidas naturales.

 

La producción avícola podría ser útil para ayudar al balance de proteínas en los niños y en un espacio de 24 metros cuadrados es viable tener hasta 40 gallinas, que podrían alimentarse con residuos orgánicos de las hortalizas.

 

En relación con el agua y el saneamiento el investigador sugiere el aprovechamiento de la captación pluvial, que favorecería el uso de los huertos familiares y gallineros, así como el reúso de aguas grises con el manejo de biofiltros, ya que con biojardineras pueden tratarse dichos fluidos que luego se reintegrarían al ciclo del riego.

 

Con un equipo básico es posible construir una vivienda digna a través de la bioconstrucción y la bioclimática, empleando materiales naturales: bambú, tierra compactada, adobe, súper adobe, paja, cob o bajareque.

 

También planteó cocinar los alimentos en estufas ahorradoras de leña Patsari que evitan las emisiones de humo para reemplazar las de leña, que dañan severamente el sistema respiratorio de quienes las emplean.

 

Respecto del desalojo sanitario limpio, el maestro Rivas Cruces propone el sanitario ecológico seco que no utiliza agua, evita la contaminación y los focos de infección, asegurando condiciones sanitarias higiénicas.

 

El diseño sustentable propone soluciones para promover el desarrollo integral del ser humano; procura el equilibrio ambiental mediante el uso eficiente de los recursos naturales y energía; favorece el equilibrio mediante el fortalecimiento de la eficiencia y productividad de las finanzas locales; cuida el balance de las relaciones simbióticas entre economía, sociedad y medio ambiente para mejorar la calidad de vida.