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Número 723
19 de octubre de 2018

JUAN JOSÉ ARREOLA, CABEZA VISIBLE DE UNA RENOVACIÓN LITERARIA

*Evodio Escalante participó en el Congreso-homenaje al escritor jalisciense en el centenario

de su nacimiento

 

En la constelación de escritores nacidos en Jalisco destaca Juan José Arreola (Zapotlán el Grande, 21 de septiembre de 1918-Guadalajara, 3 de diciembre de 2001), artista de múltiples facetas que se perfiló como cabeza visible de una renovación literaria, lo que puede advertirse en La feria (1963), obra que se asoma a la vanguardia y discurre entre lo moderno y lo arcaico, apuntó el doctor Evodio Escalante Betancourt, profesor de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM).
 
“Es un texto narrativo construido a partir de fragmentos que rara vez rebasan la dimensión de una página y en él que no hay una voz magistral que domine, sino un mosaico que se va alternando en una suerte de armado polifónico que permite emerger una pluralidad de voces”.
 
A todas luces resulta impresionante lo que le deben a esa entidad las Letras Mexicanas del siglo XX, particularmente en el terreno de la narrativa, dijo el académico del Departamento de Filosofía de la Unidad Iztapalapa al participar en una sesión del Congreso-homenaje Varia Arreola. Las invenciones de Juan José Arreola a 100 años de su nacimiento, realizada en la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).
 
El ensayista y crítico literario señaló que la citada obra acumula fragmentos de estados de ánimo a veces con una precisión óptica desesperante, “lo que nos deja ver la sensibilidad y minuciosidad en su escritura”.
 
El poeta Felipe Vázquez indicó que Arreola poseía una mente curiosa y de múltiples aristas, ya que fue un ser atraído por innumerables cosas, un hacedor de objetos y un escritor que abordó géneros diversos valiéndose de la metamorfosis que lo llevó a crear Varia invención, textos de fronteras genéricas convergentes e híbridos debido a la hipertextualidad que subyace en ellos a modo de palimpsesto”, explicó en la mesa El prodigioso miligramo.  
 
Formador de una estirpe de escritores que en su creación aspiran a lo absoluto, Arreola creó el género varia invención que permite el soneto y la décima para escribir poemas y en la prosa, en cambio, asimiló algunas de las propuestas más radicales de las vanguardias literarias.
 
Además de poseer una memoria prodigiosa estableció nuevas fronteras, pues su obra se inscribe entre el cuento, el poema, la epístola, el ensayo, la crónica, la biografía, la entrevista, el diario, la receta culinaria, el epitafio, el bestiario, la reseña literaria y otros géneros y subgéneros.
 
“En cada poema en prosa convergen variedades literarias y paraliterarias y recursos como el humor, la paráfrasis, la reticencia, la literalidad, la cita, la ambigüedad de alta tensión, la intertextualidad, la parodia, la escritura en segundo grado, la fragmentariedad y muchos recursos más de sus estrategias narrativas”. 
 
El ensayista refirió que el autor de Confabulario (1952) tuvo una personalidad de rostros diversos, que “por necesidad, curiosidad y vocación se desempeñó como encuadernador, impresor, panadero, vendedor ambulante, actor, locutor de radio, periodista, editor, corrector de estilo, poeta, cuentista, dramaturgo, jugador de pingpong, pintor, ajedrecista, profesor, escritor y formador de escritores”.
 
En suma, un hombre múltiple, traducido por la pasión, en continua búsqueda de su condición de ser y en constante construcción de sí mismo, precisó.
 
El Congreso-homenaje fue organizado por académicos y estudiantes de la Unidad Iztapalapa de la UAM, con el objetivo de estudiar y difundir la vida, obra y legado del escritor jalisciense.