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Número 690

30 de diciembre de 2019

LA UAM ESTUDIA PROTEÍNA SUPRESORA DE TUMORES CANCERÍGENOS EN HÍGADO

*La conferencia Las dos caras del colesterol fue dictada en la Unidad Iztapalapa

 

La proteína GDF11 ha mostrado la capacidad de regular la supresión de tumores de cáncer de hígado, por lo que sus efectos se siguen estudiando en el Departamento de Ciencias de la Salud de la Unidad Iztapalapa de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM), informó el maestro en Arturo Simoni Nieves, adscrito a esa instancia académica.

 

En la búsqueda de blancos terapéuticos contra el cáncer de hígado, el grupo de investigación empezó a trabajar con la GDF11 o factor de diferenciación 11, pues si bien cuando fue descubierto se observó su relevancia en la diferenciación de tejido muscular, en los últimos años se ha visto que también tiene aplicaciones metabólicas y cardiacas.

 

Al dictar la conferencia Las dos caras del colesterol. Lípidos en cáncer de hígado, como parte del Ciclo Lunes en la ciencia, señaló que debido a sus funciones, el hígado es susceptible de sufrir diferentes tipos de daño, por la ingesta de alcohol, drogas, infecciones A, B o C de hepatitis, así como por la excesiva ingesta de lípidos.

 

En la historia natural de la enfermedad hepática, el órgano pasa a una esteatosis –acumulación de lípidos en el órgano– simple cuando sufre alguna agresión y se acumula cinco por ciento de lípidos en una célula hepática, pero si el daño avanza y se complementa con un componente inflamatorio desemboca en esteatohepatisis, relacionada a casos más graves, como cirrosis o cáncer hepático.

 

Este proceso, conocido como enfermedad del hígado graso no alcohólico, es causado por la alta ingesta de comida alta en grasas y carbohidratos.

El colesterol tiene una cara buena y representa vida, porque es un lípido policíclico cuyas principales funciones se encuentran en la regulación de las membranas plasmáticas; es un precursor de hormonas y de sales biliares que sirven para la absorción de nutrientes y es fundamental para la movilización de otros lípidos como las lipoproteínas, que a su vez se encargan de llevar nutrientes al cerebro y a muchos otros órganos.

 

Sin embargo, aunque este lípido es fundamental para la vida, tiene una parte oscura, pues también es fundamental para el cáncer, porque éste tiene diferentes alteraciones tanto a niveles genéticos como inflamaciones, desbalance en el estado redox de la célula –cambio en el estado de oxidación, todo lo cual ayuda a la progresión de un carcinoma hepatocelular.

 

El investigador de la UAM explicó que en la Unidad Iztapalapa se han realizado diversas indagaciones en torno al estudio del cáncer de hígado y, en su caso, ha estudiado el efecto del factor de diferenciación en modelos animales (ratones) in vitro “y lo primero que vimos es que en aquellas células tratadas con GDF11 contra las que no lo fueron, es que esta proteína abate la proliferación exacerbada de las células cancerosas”.

 

Posteriormente se hizo un ensayo de migración en platos de cultivo. Después de 72 horas, las células que no fueron tratadas con GDF11, migraron, proliferaron y repararon el daño” al tumor, lo que no hicieron las células tratadas con la proteína.

 

Esto muestra que “cuando tratamos a las células con GDF11 a 72 horas, empieza a haber una disminución en estas proteínas, o sea que su ciclo celular está abatido”, expuso el investigador.

Después en un ensayo de formación de esferoides, que en realidad es la formación de pequeños tumores y vimos que “cuando ponemos éstos a las células y después GDF11, la formación de esferoides se ve abatida en dos líneas celulares”, tanto en número como en tamaño.

 

También se establecieron marcadores de agresividad con el fin de corroborar que el fenómeno no corresponda solamente a una línea sino que es un fenómeno que vale para el cáncer hepatocelular y “vimos que estos marcadores se ven disminuidos con el tratamiento de GDF11, lo que indica que está quitando capacidades a las células de cáncer”.

 

El maestro Simoni Nieves explicó que luego de hacer una secuenciación de RNA también se observó cómo el perfil transcriptónico de las células tratadas y no tratadas con GDF11, cambia completamente en los dos grupos cuando los genes están sobre expresados, pero cuando les ponemos esa proteína se reprimen y viceversa.

 

En el análisis de estos genes “nos dimos cuenta que el primer proceso que se ve afectado es el metabólico relacionado con el colesterol”. Al respecto se planteó la pregunta de si realmente el GDF11 disminuye los niveles de colesterol en la célula “y vimos que sí: cuando los tratamos con la proteína disminuyen en comparación con los no tratados”.

 

El resultado se corroboró no sólo para colesterol, sino para lípidos en general, que una vez cuantificados se observó una disminución cuando se trataron con GDF11.

 

En muestras de pacientes y de ratones, este proceso oncogénico de los lípidos da una protección al tumor –la lipogénesis es un fenómeno molecular general en todos los tipos de carcinoma hepatocelular y las proteínas asociadas a la lipogénesis están íntimamente relacionados con un fenotipo agresivo de los tumores– por lo que “proponemos que GDF11 induce efectos antitumorigénicos desregulando la lipogénesis, específicamente la síntesis de colesterol”.

 

El carcinoma hepatocelular presenta un perfil transcriptónico específico en los pacientes con tumores con alto contenido de colesterol.

 

El investigador concluyó que los niveles de colesterol están íntimamente relacionados con la progresión tumoral: entre más colesterol tenemos más progresión y, por tanto, un tumor más agresivo.