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Número 675

30 de diciembre de 2020

NECESARIO FORMAR ANTROPÓLOGOS CON CAPACIDAD ANALÍTICA

PARA RESOLVER PROBLEMAS

*Ese perfil permitiría oportunidades de inserción laboral dignas y mejor remuneradas: Luis Reygadas

Es necesario formar antropólogos con capacidad analítica para solucionar problemas sociales como la violencia de género y criminal o la corrupción que hay en el país, afirmó el doctor Luis Reygadas Robles Gil, académico de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM).

 

Sólo “si formamos personas capaces de enfrentar desde un problema pequeño en una comunidad hasta de resolver una dificultad teórica que requiere analizar, reunir información y hacer trabajo de campo para comprender su complejidad, nuestros egresados tendrán mayores oportunidades de trabajo”.

 

Entonces, “no se trata de dividir en dos al gremio –antropología aplicada o teórica– sino formarlos en esta capacidad de resolver asuntos que permitiría oportunidades de inserción laboral mucho más dignas y menos frustrantes”, detalló durante la conferencia La antropología frente al mercado de trabajo: ¿adaptarse, ignorarlo o transformarlo?, organizada por el proyecto Antropología de la Antropología 2 (AdelA2).

 

El problema no es que sólo se enseñen cuestiones académicas sino en la manera cómo se enseña, “de una manera repetitiva, muy enciclopédica, mucho de repetir lo que dicen los grandes autores, porque si en el trabajo le preguntan al antropólogo su propuesta para resolver estas inundaciones no servirán de nada los libros leídos de Carlos Marx o Michel Foucault”.

 

Pero tampoco se trata de formar especialistas en la disciplina que sólo hagan trabajo local en una comunidad, sino que estén pensando en el sistema financiero nacional o en una comunidad indígena en la Sierra Tarahumara, la “cuestión no es tanto la escala sino la capacidad analítica de generar alternativas en el pensamiento, en la agenda social o en lo cultural”.

 

En su libro Antropólog@s del milenio. Desigualdad, precarización y heterogeneidad en las condiciones laborales de la antropología en México –puesto en circulación días antes de la pandemia sanitaria– el académico de la Unidad Iztapalapa analiza la problemática que enfrentan actualmente los alumnos de ese campo y la falta de empleo que han enfrentado al menos las últimas cuatro generaciones al concluir su licenciatura.

 

“Los alumnos de Antropología aprenden más cuando dejamos de enseñarles, pues en la UAM el último año lo dedican a realizar su tesis y es cuando asimilan más que los tres años previos, porque investigan y entran en contacto con otras personas, se instruyen en hacer investigación de campo, van a Organizaciones No Gubernamentales (ONG), medios de comunicación, empresas o instituciones”, añadió.

 

Reygadas Robles Gil explicó que en su texto –que pronto podrá ser consultado en línea– recoge datos derivados de una encuesta aplicada en 2016 a antropólogos, que revela que en el mercado de trabajo “ya somos muchos”, cuando en los años 70 del siglo pasado los egresados de licenciatura, maestría o doctorado representaban una cantidad mínima.

 

No existía un campo laboral todavía en esa época y aquellos que estudiaban en la Escuela Nacional de Antropología e Historia (ENAH) conseguían trabajo muy fácilmente porque sus maestros los insertaban a sus proyectos, mientras que en esa década y principios de 1980 comenzó a aumentar el número de graduados y las plazas de trabajo en el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) y algunas otras instituciones de educación superior.

 

Uno de los mayores problemas que enfrentan los egresados es la cuestión salarial pues a mayor edad mayor es el ingreso, sobre todo de aquellos dedicados a la academia, con una diferencia abismal frente a antropólogos jóvenes, de entre 23 y 29 años, que además no cuentan con las mismas prestaciones laborales.

La academia fue una opción para este sector que pronto se vio acaparada por académicos que ahora tienen 70 años o más, lo que evidencia que el mercado de empleo actualmente no ofrece alternativas para los recién egresados de las universidades.

 

Algunas de las utopías que propone Reygadas Robles Gil es trabajar cuatro en lugar de ocho horas para que todo mundo tenga trabajo, modificar radicalmente los planes de estudio, llegar a acuerdos con gobiernos y empresas para repensar la disciplina como algo más equitativo.

 

La doctora Ann Johnson, investigadora de la Universidad Iberoamericana, criticó que instituciones como las universidades Autónoma de Guerrero y de Sinaloa hayan cerrado esa opción educativa.

 

La conferencia, moderada por el doctor Nicolás Olivos, académico de la Universidad Autónoma de la Ciudad de México (UACM), contó también con la participación del doctor Gustavo Sergio Lins Ribeiro, profesor investigador del Departamento de Estudios Culturales de la Unidad Lerma de la UAM.

 

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