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Número 634

8 de diciembre de 2020

INVESTIGADORES DE LA UAM CREARON MODELO PARA IDENTIFICAR DEFUNCIONES POR COVID-19 

*Dicha herramienta reporta que existe un subregistro de los fallecimientos en México 

 

*También permite comparar tasas de ocurrencia entre diversos grupos poblacionales

La tasa de letalidad por COVID-19 en México –de alrededor de diez por ciento, una de las más altas del mundo– hace necesario profundizar en el estudio de las condiciones que la generan, mediante el uso de herramientas estadísticas especializadas, consideraron profesores de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM) que construyeron una variable para identificar el tiempo que transcurre desde que se presentan los síntomas, hasta la pérdida de la vida por la enfermedad causada por el virus SARS-CoV-2.

 

Los doctores Roberto Gutiérrez Rodríguez y Marco A. Pérez Méndez, jefe y académico del Departamento de Economía de la Unidad Iztapalapa, respectivamente, señalan en el artículo Modelando la supervivencia del COVID-19 en México que esta iniciativa permite además comparar niveles de ocurrencia entre diversos grupos poblacionales.

 

El Modelo COVID UAM y otras investigaciones reportan un subregistro de las muertes por este padecimiento en el país, aunque reconocen que se debe, en parte, al desfase entre la defunción y el procedimiento de captura estadística, aun cuando resulta mínimo, en relación con el número de fallecidos y el de aquellos que no han podido realizarse la prueba. 
 
Esto ocasiona que “nuestras valoraciones se encuentren sistemáticamente subestimadas, sobre todo en el cálculo del plateau, que se ha tenido que desplazar en la medida en que los datos, con un comportamiento atípico, no se ajustan del todo al esquema Gompertz propuesto al inicio”. 

 

En contraste con los contagios, los cuales se han podido reproducir y pronosticar con un grado muy alto de certeza, las defunciones no se han adaptado de la misma manera, en especial porque los datos oficiales “son una mala proxy de la realidad”, por lo que es fundamental indagar en los factores que detonan tal letalidad. 

 

Luego de un análisis “pudimos construir una variable particular de conteo censurada, ya que en todas aquellas observaciones en las que la persona no ha perdido la vida, la variable se censura pues el tiempo sigue transcurriendo.

 

El modelo de supervivencia –basado en estimaciones no paramétricas tipo Kaplan-Meier– permite revisar la evolución de la ocurrencia de dos sucesos en el tiempo, es decir, desde la defunción por COVID-19, comparando diferentes tasas entre grupos poblacionales.

 

Para calcular la probabilidad de supervivencia, se encontró que pese a la creencia popular, en México hay quienes han muerto hasta 186 días después de haber presentado síntomas, sobre todo por el daño al resto de los órganos del cuerpo, ante lo cual se crearon tres tipos de pacientes: sin comorbilidades; con las más comunes en el país: diabetes, hipertensión, obesidad y tabaquismo, y con todas.

 

Las conclusiones más relevantes del estudio son la presencia de comorbilidades y la falta de atención temprana al inicio de los síntomas; esto provoca una disminución en la oportunidad de supervivencia de hasta 75 por ciento en los primeros 16 días después de que aparecieron los indicios. 

 

Los del tercer tipo muestran una caída en las posibilidades de sobrevivir de 75 por ciento, sólo en los primeros 12 días y por desgracia no superan los 25 días.

 

La reducción del exceso de comorbilidades es un proceso de largo plazo que involucra la modificación de los patrones de consumo en la población; sin embargo, el etiquetado en alimentos y la restricción en la ingesta de aquellos que incrementan las cuatro comorbilidades más comunes pueden aumentar la probabilidad de supervivencia y disminuir la letalidad observada. 

 

Para lidiar de manera efectiva con el COVID-19 resulta indispensable el cambio de hábitos –sobre todo de quienes tienen factores de comorbilidad– mantener las medidas de distanciamiento social, higiene y reducción de la movilidad practicadas desde marzo de 2020, además de que el sistema de salud interiorice las experiencias vividas y sea capaz de afrontar el problema, como han hecho otras naciones “que al principio veíamos lejanas y ahora hemos superado, tanto en número de contagios como de fallecimientos”.