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Número 583

20 de noviembre de 2019

NECESARIO ESTRUCTURAR UN CONCEPTO DE INFANCIA
ASOCIADO A FAMILIA Y COMUNIDAD

*El juego, en la etapa infantil, incide en el carácter y la sociabilidad

 

Frente a los problemas sociales, sicológicos y educativos que padece la población infantil en México es preciso fundar un concepto integral de infancia que incluya familia, comunidad y prospectiva de futuro, afirmó la maestra Marta Silvia Solís Valdez, docente de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM).

 

La idea es percibir a los niños a partir de valores sociales para responder a los cuidados que la familia, la colectividad y el gobierno deben procurar a ese sector de la sociedad, mediante programas que incidan en el desarrollo integral, aseguró en el 5º Coloquio Internacional de Psicología Social Comunitaria en Nuestra América, celebrado en el Auditorio Manuel Sandoval Vallarta de la Unidad Iztapalapa.

 

En la ponencia Jugar: el espacio natural para construir futuras comunidades sanas explicó que se trata de generar prácticas de acuerdo con dicha resignificación e incluir el entorno social a los cuidados y derroteros futuros, toda vez que el niño debe ser considerado receptor de valores, actitudes y creencias de la familia y la comunidad.

 

Al participar en la mesa temática Procesos comunitarios en la niñez y la adolescencia II, la investigadora del Departamento de Sociología de la Unidad Iztapalapa pugnó por evitar que se vea como algo normal e irremediable que los menores sean violentados en formas diversas, ya que “debemos protegerlos contra la explotación, el trabajo infantil, la pornografía y demás problemas que los aquejan”.

 

En esa etapa del ser humano, el juego es la actividad por excelencia para el aprendizaje significativo, pues este ejercicio involucra procesos cognitivos y socioafectivos que se interrelacionan para significar la realidad, construirla, recrearla, modificarla, prefigurarla e inventarla.

 

Esta labor natural e irrenunciable contribuye a un desarrollo sano que fortalece el carácter y la sociabilidad de las personas con su entorno, al grado de que en 1989 el juego fue reconocido por la Organización de las Naciones Unidas (ONU) como un derecho de los niños.

 

“En 1989, la Convención de los Derechos del Niño y la ONU aportaron elementos para incluir como aspectos esenciales para niñas y niños entre otros: a la salud, a tener nombre, a la nacionalidad, a disfrutar del juego, a tener una familia, a la libertad de pensamiento y expresión, así como promover la protección contra la explotación en todas sus expresiones”.

 

Esas aportaciones trajeron resultados importantes al reducirse la tasa de mortalidad de menores de cinco años en el mundo en 11 por ciento entre 1990 y 2000 como resultado del incremento del acceso al agua potable, que pasó de 77 a 82 por ciento.

 

Sin embargo, las estadísticas de la última década confirman un incremento alarmante de los abusos familiares de tipo emocional, sexual, sicológico y laboral contra los niños.

 

“Las estrategias neoliberales que se han impuesto tienen como base y determinación lo económico y bajo ellas todo sujeto que no es productivo carece de valor e importancia al no generar ganancia; en este sentido, un niño es totalmente prescindible e inútil pues no genera divisas”.

 

La creación del mito de que el infante se desarrolla perfectamente en una guardería mientras sus padres producen ganancias “ha ignorado opiniones científicas sobre la crianza en el seno de la familia que proporciona pertenencia, identidad e integración social, en tanto que la exposición e inducción de las niñas y niños al consumismo, a la moda, adicciones, dependencia, enajenación y cosificación sobre el uso no regulado de la tecnología forman a un individuo vulnerable”, finalizó.

 

El 5º Coloquio Internacional de Psicología Social Comunitaria en Nuestra América se celebró entre el 12 y 15 de noviembre en el Instituto de Ciencias del Mar y Limnología de la Universidad Nacional Autónoma de México y en instalaciones de la Unidad Iztapalapa de la UAM.