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Número 575
23 de noviembre de 2017

AVANZA EL POPULISMO EN EL MUNDO POR DESENCANTO

CON LOS PARTIDOS POLÍTICOS TRADICIONALES

*Un gran sector de la población se siente excluido de las ventajas de la globalización

 

El populismo avanza en el orbe porque persisten un desencanto con los partidos políticos tradicionales, la insatisfacción por el incremento de la desigualdad en la distribución de la riqueza y la incapacidad de los gobiernos para imponer reglas a una globalización salvaje, expuso el excelentísimo embajador de Alemania en México, Viktor Elbling.
 
En el Seminario Populismo y Globalización en el siglo XXI. Un acercamiento multidisciplinario y transcultural, realizado en el Centro de Difusión Cultural Casa de la Primera Imprenta de América de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM), el diplomático dijo que un gran sector de la población se siente excluido de las ventajas del sistema económico global y ve a los otros como una élite integrada, favorecida y alejada del cosmos cotidiano.
 
Por ello son presas fáciles de los institutos políticos radicales populistas más allá de la ideología, pues desean volver a un mundo pasado, con lo cual resurge un sentimiento xenófobo, racista y nacionalista.
 
Pese a vivir en un universo tecnológico, complejo y con muchos mayores recursos económicos, donde cientos de millones de personas han salido de la pobreza, especialmente en Asia, “la desigualdad ha aumentado con ricos mucho más ricos y pobres más pobres”.
 
El proceso de globalización salvaje es dominado por las grandes empresas transnacionales “que deberían estar sujetas a reglas” para pagar mayores impuestos de sus ganancias, en un ámbito en el que la Organización de Naciones Unidas y otros organismos internacionales están en crisis y no funcionan de manera satisfactoria como antes, sumado a que los gobiernos no han hecho lo suficiente para “protegernos”, cuando debería haber una responsabilidad de ser mejores.
 
Los populistas apelan a los temores y el miedo de la población y carecen de contenido en las propuestas, ya que basan toda su argumentación en el descrédito y la crítica, por lo que planteó la necesidad de ejercer el voto como un derecho para que no avancen los extremistas. “Soy optimista, la democracia es fuerte y hay instrumentos para afrontar el oportunismo”.
 
Es el momento de que “todos, gobierno y ciudadanos, defendamos los valores de libertad, dignidad y derechos humanos sin importar el género, la ascendencia, el origen o el credo”, aseguró Viktor Elbling.
     
El doctor Hans-Jürgen Puhle, profesor de la Johann Wolfgang Goethe-Universität Frankfurt am Main, definió el populismo como movilizaciones sociales, de protesta y resistencia contra el estatus quo, caracterizadas por la importación y el llamamiento a la voluntad popular.
 
Los integrantes de ese movimiento emplean estrategias de miedo, definen al pueblo como algo homogéneo, excluyen a las elites corruptas, los extranjeros y los migrantes de culturas diferentes e identifican a la democracia con el poder de ellos mismos.       
    
Son movimientos de la “cultura andador” sin carácter específico de clase, antiliberales, antiurbanos, muchas veces antiintelectuales y retóricamente contra el gran capital; ven a la sociedad en un modo moralista y dicotómico de “los pequeños buenos contra los malos grandes”, siempre tienen una imagen de un enemigo y sus canales de operación son la movilización y el control de las masas.
 
Los populismos de derecha o de izquierda tienen una relación muy ambigua con la democracia y abogan por un Estado débil en tanto que luchan contra él y defienden otro fuerte cuando lo han conquistado.
 
Los movimientos y regímenes populistas pueden ser o no democráticos, o con democracias defectuosas, cuando deterioran a las instituciones de derecho, con mayor manipulación de arriba hacia abajo, fanatismo y autoritarismos, puntualizó el historiador.
 
El encuentro fue organizado por la UAM, la Fundación Alexander von Huboldt, la Johann Wolfgang Goethe-Universität Frankfurt am Main y la Universidad Nacional Autónoma de México.
 
 
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