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Número 574
21 de agosto de 2018

ETIQUETAS DE PRODUCTOS ALIMENTARIOS, TRAMPAS PARA LA SALUD: ESPECIALISTA DE LA UAM

* Ocultan premeditadamente los daños ocasionados por su consumo a la calidad de vida de consumidores

 

Las empresas de la industria alimentaria ocultan de manera intencional información valiosa para la salud sólo para impedir la reducción de sus ventas, afirmó el doctor Jorge Soriano Santos, profesor del Departamento de Biotecnología de la Unidad Iztapalapa de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM).

 

“Esta trampa consiste en presentar sólo los porcentajes de azúcares, sodio y grasas que contienen pero omite el daño que su consumo causa en la salud de las personas, además del uso de los términos caloría y kilocaloría sin diferenciar que el segundo equivale a mil calorías, por lo que si la gente conociera esa información lo pensaría dos veces antes de consumir determinados productos”.

 

Al dictar la conferencia El plato del buen comer, en el ciclo Lunes en la ciencia, el especialista utilizó como ejemplo el jugo Pulpy, bebida en presentación de 400 mililitros con un alto contenido energético pues contiene azúcar añadida no declarada, cuya ingesta representa 84 por ciento de lo que una persona debe consumir en un día.

 

La ingesta frecuente de dicha bebida puede contribuir al desarrollo del síndrome metabólico: aumento del tamaño de la cintura, incremento en la glucosa sanguínea, resistencia a la insulina o diabetes mellitus tipo 2 o enfermedades cardiovasculares, advirtió.

 

La forma en la que el gobierno busca resolver el problema relacionado con la obesidad y el sobrepeso fue la modificación a la norma Nom-043-SSA2-2005, relacionada con los servicios básicos de promoción y educación para la salud alimentaria.

 

Esta norma incluye el concepto plato del buen comer, que pretende promover una dieta correcta para toda la población y debe combinar los alimentos que aporten los nutrimentos necesarios al organismo para prevenir enfermedades y evitar poner en riesgo la vida.

 

El programa establece que para tener una buena alimentación es necesario consumir “frutas y verduras en grandes cantidades; cereales lo necesario y leguminosas y productos de origen animal en pocas dosis. Sin embargo el problema de esta división es que es subjetiva y lo que es mucho para algunos puede ser poco para otros y viceversa”.

 

Para evitar esa confusión el doctor Soriano Santos sugirió que la ingesta diaria recomendada para una persona adulta es de dos mil Kilocalorías (Kcal) que no deben consumirse en un solo tipo de alimento.

 

Su recomendación es que se consuman tres porciones de frutas y tres de verduras; ocho de cereales, preferentemente integrales y de granos enteros; dos de leguminosas; tres porciones de origen animal con bajo contenido graso; dos de lácteos, de preferencia leche reducida en grasa y deslactosada; de tres a ocho vasos de agua simple; dos raciones de azúcares que no rebasen el 10 por ciento del requerimiento calórico y cinco medidas de grasa.

 

Las medidas varían dependiendo el grupo de alimentos al que pertenece, por ejemplo una porción de fruta o verdura equivale a media taza; 30 gramos de producto animal deben caber en la mitad de la palma de la mano y una tortilla equivale a una porción de cereal.

 

Si bien mantener una dieta que se ajuste a esos parámetros diariamente resulta complicado “hacerlo una costumbre podrá mejorar la calidad de vida de las personas especialmente si se inculca desde la infancia, pues un gran porcentaje de los pacientes graves que llegan de urgencia a los hospitales padecen desórdenes alimenticios”.