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Número 572
20 de agosto de 2018

FUNDAMENTAL, DISEÑAR PARA ESTIMULAR COMPORTAMIENTOS VIRTUOSOS:
RUBÉN JACOB

* El académico de la Universidad de Chile participó en ciclo de conferencias sobre diseño en la UAM Cuajimalpa

 

El diseño siempre ha sido emocional y a lo largo del tiempo se han hecho creaciones que impactan a la gente a través de emociones positivas o negativas asociadas a la interacción con los objetos, afirmó el doctor Rubén Hernán Jacob Dazarola, académico de la Universidad de Chile (UCh) al participar en el ciclo de conferencias sobre diseño organizado por la Unidad Cuajimalpa de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM).

 

En su conferencia Diseño de productos y apego emocional como recursos para estimular comportamientos responsables señaló que “resulta fundamental diseñar para estimular comportamientos virtuosos, crear productos que sean significativos para las personas, que las haga mejorar su comportamiento frente la sociedad y la manera de enfrentar la vida”.

 

El profesor del Departamento de Diseño de la UCh externó su preocupación por dar al diseño “ese sentido motivacional, hacer que se conciban emociones y que a través de ellas se conecten con los productos, que no sean solamente objetos de uso básico, sino que estén llenos de significado para sus usuarios y aumente su deseo de conservarlos”.

 

En la Sala de usos múltiples de la Unidad Cuajimalpa el investigador explicó que este enfoque del diseño es uno que busca el desarrollo significativo de las personas a partir de las emociones evaluando constantemente su impacto, “es decir que si el resultado no es el esperado, se deben modificar aspectos hasta conseguirlo”.

 

Esta modalidad, “llamada diseño positivo, crea posibilidades, permite visualizar y desarrollar futuros optimistas más allá de simplemente reducir los problemas de las personas y ofrece oportunidades de mejorar su bienestar; acepta responsabilidades, es auténtico en su propósito e intención y tiene el compromiso en su impacto a corto y largo plazo tanto en los individuos como en la sociedad”.

 

En el ciclo de conferencias organizado por el Departamento de Teoría y Procesos del Diseño el especialista chileno aseveró que el principal objetivo es promover experiencias enriquecedoras que involucran emociones –positivas y negativas–.

 

Es un giro semántico en el que la persona deja de ser un diseñador de cosas para convertirse en uno de significados, que va desde el objeto a la interface, de crear cosas a desarrollar la zona de conexión entre el ser humano y el objeto mismo y en el que se preocupa por ello, “ya no es solamente un fabricante de cosas”, abundó.

 

La experiencia consta de diversos elementos: el artefacto, que es el servicio o el producto realizado por el ser humano; el usuario que hace distinta cada vivencia; la interacción, que difiere en cada caso a pesar de ser el mismo producto, así como el contexto temporal, físico-situacional, social y cultural, que determinan en gran medida la experiencia y permiten controlarla.

 

“Se puede proyectar una interacción a través del artefacto y el proceso de la experiencia ocurre cuando se vincula a través de sensaciones físicas que llevan a una percepción donde se evalúa si es grata o no, hay un acercamiento o rechazo que provoca emociones permitiendo una cognición sobre lo que es el entendimiento racional de lo que está pasando”.

 

Jacob Dazarola indicó que los productos pueden tener funciones indicativas –informativas y de usabilidad–, simbólicas, que se refieren al procesamiento mental, social y cultural determinado por experiencias y vivencias propias.

 

“Las de tipo hedónicas son sensoriales y organolépticas, buscan la calidad y comodidad al utilizar el producto y las económicas aluden a los criterios de producción, es decir, cómo diseñarlo para que sea posible de fabricar sin que genere un costo excesivo”. Estas funciones prácticas, bien resueltas, provocan satisfacción, concluyó el doctor en diseño, fabricación y gestión de proyectos industriales.