Encabezado
Imprimir

Número 559

30 de octubre de 2020

MUCHAS UNIVERSIDADES CARECEN DE LAS TECNOLOGÍAS PARA GENERAR MODELOS EDUCATIVOS NUEVOS

*Del tema habló Alfonso Infante durante el III Simposio Iberoamericano en Simulación de negocios

Aun cuando desde hace al menos dos décadas se habla de la pertinencia de generar modelos educativos nuevos que respondan a las formas emergentes de producir el conocimiento mediado por las tecnologías de la información y la comunicación, los cambios “no son tan visibles como se plantean en la investigación y, por lo tanto, no se reflejan en el aula”, sostuvo el doctor Alfonso Infante Moro.
 
Al participar como conferencista magistral en el III Simposio Iberoamericano en Simulación de negocios. Modelos educativos centrados en el alumno (en educación superior): integración de tecnología y docente, organizado por la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM), entre otras instituciones, señaló que a partir de la pandemia de COVID-19 a muchas universidades se les ha dificultado la implementación de tecnologías, a pesar “de que venimos discutiendo esto desde hace muchos años”.
 
Resulta que estas organizaciones no tienen diseño institucional de su docencia, tecnología ni formación de sus profesores, por lo que estas necesidades se quedan en la teoría y no se plasman en la realidad, apuntó el presidente de la Asociación Campus Virtual de la Universidad de Huelva, España.
 
El modelo de enseñanza-aprendizaje es para toda la vida, pues “antes sacábamos un título que servía para siempre y ahora tenemos todo el tiempo para estar formándonos, ya que nos lo requiere el mercado y esto, por supuesto, demanda transformaciones en los modelos educativos”.
 
En esa medida el rol del catedrático también debe modificarse e incluso debiera darse un cambio de paradigma, porque el panorama pedagógico actual “nos demanda más debate e interacción con el alumno y ya no podemos llegar al aula, dar un discurso e irnos, porque es algo muy escaso para la cantidad de recursos que tenemos hoy en día en el ámbito educativo”.
 
El papel del profesor es ahora más de guía y de acompañamiento del aprendizaje que de transmisión de conocimiento, de tal forma que además de preparar su clase magistral, también debe propiciar actividades de debate y aportar contenido multimedia a sus discípulos, quienes “cogen las herramientas proporcionadas por el sistema formativo y generan su ambiente para aprender.
 
Si ya está claro que el rol del docente como mero transmisor de información quedó obsoleto y que el alumno al tratar de aprender busca en las redes sociales y usa las tecnologías, “trasladémonos a esos canales y seamos capaces de transmitir a través de ellos, pues de ese modo será mucho más fácil llegar a nuestros estudiantes”.
 
Ante la resistencia por parte de los profesores para incursionar en nuevos esquemas consideró que es ineludible buscar equilibrios –porque no todo lo antiguo es malo y hay fortalezas– combinándolos “con las posibilidades que nos ofrecen los entornos actuales”.
 
Para vencer esa reticencia es muy importante la formación docente y ésta no puede centrarse sólo en el ámbito de las herramientas tecnológicas, sino en la capacidad del académico para reformar el modelo pedagógico”.
 
A partir del confinamiento por la crisis sanitaria “hemos encontrado que muchas instituciones no estaban preparadas para cambiar a una educación on line”, pero aun con pequeños problemas ha funcionado bien en el ámbito universitario, en tanto que en los de primaria o secundaria ha sido un poco más complejo.
 
Respecto de la excesiva virtualidad que pudiera estarse multiplicando entre los estudiantes con la pandemia, dijo que se le achaca la pérdida de cohesión del grupo, de las relaciones sociales que en estas edades son muy significativas, pues creemos que esto se hace en el patio del colegio, pero ¿no se están haciendo estos vínculos en las redes sociales?
 
Infante Moro reconoció que existen muchos problemas de adicción al móvil, pero esto es “porque su vida se está trasladando a las redes sociales y es ahí donde crean su perfil, su identidad y su mundo”, y “aunque no estoy de acuerdo con esto, ese es el escenario real”; no se está fomentando con la educación en línea, sino que es consecuencia de la sociedad actual y el uso de las tecnologías de la información y comunicación,  y esto se refleja también en el ámbito educativo.
 
La doctora Esther Morales Franco, integrante de la Comisión de Diagnóstico y Estrategia para la Docencia en la Contingencia-Proyecto Emergente de Enseñanza Remota de la UAM, señaló que en el siglo XXI han surgido nuevos modelos de producción del conocimiento caracterizados por la reflexibilidad, la interdisciplinariedad y la heterogeneidad que han desplazado las formas tradicionales de organización disciplinar de las instituciones de nivel superior.
 
Se trata de una transformación radical en diferentes ámbitos que representan profundos desafíos para quienes participan en la formación universitaria; el nuevo paradigma de aprender a aprender exige respuestas inmediatas de quienes participan en la enseñanza.
 
La emergencia sanitaria de COVID 19, por la que se han tenido que cerrar los espacios universitarios, ha acelerado ciertas transformaciones: la centralidad en el alumno, el nuevo rol académico, la flexibilidad curricular, las estructuras académicas propias de modelos rígidos de las instituciones que nacieron en el siglo XIX, así como el sistema de créditos, la relación entre investigación, docencia y difusión de la cultura que “se encuentran cada vez más bajo la lupa, porque “debemos ver de qué forma todos los servicios que están asociados al proceso educativo se focalicen y se centren en el alumno”.
 
Audio.