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Número 551

28 de octubre de 2020

EL BIENESTAR COMUNITARIO COMIENZA CON EL SENTIDO DE PERTENENCIA

A UNA COLECTIVIDAD

*El aislamiento y la enseñanza en línea generan un malestar ligado a la pérdida de objetos simbólicos

de relaciones
 
*Expertos participaron en conversatorio de la Semana Universitaria de Bienestar Comunitario y Salud Mental 

El bienestar comunitario comienza con el sentido de pertenencia a una colectividad y no con una norma, convención o política pública, coincidieron académicos de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM).
 
Aun cuando el concepto es general y abstracto, pensar en él implica “acercarnos a la comunidad real de manera empática y respetuosa, observar y escuchar a sus integrantes para recuperar todo aquello que se aproxime a una vida más horizontal, justa y con menos carencias”, señaló el maestro Manuel Outón Lemus.
 
En ese sentido, el profesor del Departamento de Educación y Comunicación de la Unidad Xochimilco explicó que un colectivo conformado por docentes y estudiantes de licenciatura y maestría en Psicología de la Unidad Xochimilco participan en un programa de apoyo en respuesta a la necesidad institucional de atender las demandas derivadas del confinamiento y la enseñanza en línea.
 
Los alumnos atienden vía telefónica, escuchan y acompañan a otros integrantes de la Universidad que han manifestado como malestar central la pérdida de espacios conquistados, los cuales habían permitido circunstancias diferentes de producción de lazos, apuntó en el Conversatorio Concepto de salud mental y de bienestar comunitario en ámbitos universitarios, moderado por la alumna Andrea Hernández.
 
El aislamiento y la formación virtual generan un malestar ligado a la pérdida de objetos simbólicos de relaciones que, sumados a mermas previas y antiguas, requieren la intervención del trabajo psicosocial con dispositivos de escucha, acompañamiento y contención para transitar a la construcción de vínculos y a la resignificación de los sitios”.
 
El doctor Pablo Adolfo Mayer Villa, docente del Departamento de Ciencias de la Salud de la Unidad Lerma, consideró que el desarrollo o bienestar comunitario debe entenderse como la generación de cambios para romper los círculos viciosos que mantienen a una colectividad, una familia o un individuo en condiciones de vida que no le permiten florecer.
 
Además de conocer a “las personas que están en nuestro entorno y reforzar las habilidades de la colectividad para que se desarrollen en control a través de un bienestar integral”.
 
Para el caso de la Casa abierta al tiempo manifestó que es importante promover –desde los departamentos de Salud– programas que contribuyan a la prevención más que el tratamiento de los padecimientos, así como talleres, estrategias y alternativas que se apoyen de las tecnologías.
 
El psiquiatra infantil comentó que actualmente desarrolla una encuesta acerca de la salud mental en niños, adolescentes y adultos jóvenes, en colaboración con el Instituto Nacional de Psiquiatría, el Hospital Psiquiátrico Infantil Dr. Juan N. Navarro y el Instituto de Investigaciones Biomédicas de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), así como un levantamiento de opiniones sobre el uso y el beneficio de la tecnología en universitarios.
 
De acuerdo con la doctora Alicia Saldívar Garduño, investigadora del Departamento de Sociología de la Unidad Iztapalapa, es necesario ligar el concepto de salud mental a la cuestión del bienestar en un contexto donde alrededor de 17 por ciento de personas en México presenta al menos un trastorno, entre los que destacan depresión, angustia, bipolaridad y esquizofrenia; una de cada cuatro lo padecerá al menos una vez en la vida, y de las afectadas, sólo una de cada cinco recibe tratamiento.
 
“El impacto social de los problemas en la materia son mucho más evidentes que los propios problemas, que a veces desestimamos o no les damos suficiente importancia, pero sí nos damos cuenta de su efecto porque se presentan ausentismo laboral o escolar y otro tipo de riesgos”.
 
La UAM debe encargarse de la responsabilidad social con su comunidad y con el entorno mediante la generación de un clima que fomente la salud mental y el bienestar, por lo que una de las primeras tareas es realizar un diagnóstico sobre el estado de la población universitaria, ya que “no contamos en este momento con un panorama de la situación, por lo que desde la Rectoría General y las rectorías de Unidad deberíamos promover una iniciativa para efectuar ese análisis”.
 
Habría que repensar la Universidad como un espacio distinto que procura la tranquilidad mediante políticas transversales de cuidado en la salud mental con temas que podrían integrarse en contenidos de los planes y programas de estudio, así como contar con recursos de apoyo y tratamiento para quienes requieran cuidado, aunado a una red institucional que permita canalizarlos para su atención oportuna.
 
El encuentro formó parte de la Primera Semana Universitaria de Bienestar Comunitario y Salud Mental: respuestas ante la COVID-19, que se llevará a cabo de manera virtual hasta el viernes 30 de octubre con la participación de expertos de esta casa de estudios y de otras instituciones de educación superior en conferencias magistrales y conversatorios.