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Número 534
19 de diciembre de 2016

LAS CHINAMPAS, UNO DE LOS BIENES CULTURALES MÁS IMPORTANTES DE MÉXICO

*Con gran potencial en la producción de alimentos para la Ciudad de México

 

*El libro servirá para emprender acciones que restituyan el agua, la diversidad biológica y la capacidad productiva de las zonas chinamperas de Xochimilco


 

Las chinampas o jardines flotantes son uno de los bienes culturales más importantes de México por tener mil años de antigüedad, ser un ejemplo relevante de paisaje cultural y contar con gran potencial en la producción de alimentos para la Ciudad de México, expuso el doctor Alberto González Pozo, profesor-investigador de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM).

 

En la presentación del libro Las Chinampas: Patrimonio Mundial de la Ciudad de México, el académico del Departamento de Teoría y Análisis de la Unidad Xochimilco resaltó que estos espacios además poseen más de un centenar de inmuebles históricos de valor patrimonial y una diversidad biológica envidiable, pero con riesgos de una inminente desaparición.

 

El diagnóstico de la zona, realizado por investigadores de la Unidad Xochimilco, servirá para emprender acciones que restituyan, entre otras cuestiones, el agua, la diversidad biológica y la capacidad productiva de la zona chinampera de San Gregorio Atlapulco, Xochimilco, San Luis Tlaxialtemalco, Tláhuac y Mixquic.

 

En las cinco áreas chinamperas existen 3,585 jardines flotantes activos y un potencial de recuperación de 17,356 inactivos por diversas causas, ya sea porque están inundados o les falta agua.

 

También se ha perdido la red canalera fina, los angostos apantles por los que sólo navegan las lanchas pequeñas, los cuales son como los vasos capilares de todo el sistema chinampero, y por donde transcurre la mayoría de las operaciones de trabajo y navegación acuática.

 

La extensión total de los canales se cuantificó en 402 kilómetros, “pero esa red se ampliaría varios cientos de kilómetros más si se recuperaran los apantles, indispensables para humedecer y trabajar en las chinampas”.

 

La publicación ofrece, además, datos importantes sobre lo que ocurre en otras partes del polígono, además de que destaca la situación en que se encuentran las nueve zonas ejidales en su interior y el estado de conservación de 186 inmuebles catalogados como patrimonio histórico por el Instituto Nacional de Antropología e Historia.

 

También detalla la relación de todas las excavaciones arqueológicas que se han practicado para conocer cómo eran las chinampas en la antigüedad; el estudio revela que eran iguales pero más pequeñas que las de la actualidad.

 

Aún quedan restos a dos o más metros bajo el suelo, y resalta el indudable valor de la zona arqueológica de Cuahilama, a pesar del vandalismo y el grafiteo de sus petroglifos y representaciones rituales labradas en los mantos de la piedra volcánica, en el monte de la sierra del Chichinautzin.

 

El Área de la Zona Patrimonial de Importancia Mundial, en las delegaciones Xochimilco, Tláhuac y Milpa Alta es de 7,534 hectáreas (ha), 75.34 kilómetros cuadrados, pero sólo 2,215 ha –un tercio de toda esa zona– está en cinco áreas chinamperas: San Gregorio Atlapulco, Xochimilco, San Luis Tlaxialtemalco, Tláhuac y Mixquic.

 

El arquitecto y doctor en diseño y coordinador del estudio detalló que en San Gregorio Atlapulco se cuenta con 1,529 chinampas activas, en 484.2 ha, con zonas inundables donde se podrían recobrar cerca de 530 más. Xochimilco tiene 864 en 1050.9 ha., siendo la más grande y turística, pero ocupa sólo 3.8 por ciento de toda su área, mientras que en una parte importante de 667 hectáreas inactivas podrían recuperarse cerca de 15,000 chinampas.

 

La zona de San Luis Tlaxialtemalco es la más pequeña con 430 activas en 103.1 ha., pero es la que posee la mayor proporción de invernaderos. Por su parte Tláhuac, que también es zona turística, tiene 474, pero con 51 por ciento de áreas donde hay 666 potencialmente recuperables para el cultivo, y Mixquic posee 288, con un potencial de recuperación de 970 chinampas.

 

El doctor González Pozo mencionó que el libro Las chinampas: Patrimonio mundial de la Ciudad de México ofrece la versión reciente y sintética de un trabajo de investigación realizado por la Unidad Xochimilco de la UAM, hace dos años, como producto de un convenio de colaboración con la autoridad de la Zona Protegida de Mixquic, Xochimilco, Tláhuac y Milpa Alta.

 

Este trabajo es continuación del que se elaboró en 1986, cuando se realizó el expediente de fundamentación que sirvió para la inscripción de la zona de chinampas de Xochimilco en la lista Patrimonial Mundial, Cultural y Natural de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura, y dos décadas más tarde un primer intento de catalogación de un fragmento de esa zona, entre 2005 y 2006.

 

Ese antecedente se amplió y publicó en 2010, y su importancia estriba en que da cuenta del método ideado para catalogar, una por una, 540 chinampas en un sector de 90 hectáreas contiguas al pueblo de San Gregorio Atlapulco, en Xochimilco.

 

Las experiencias previas permitieron acometer la tarea de catalogación y caracterización de todos los componentes de la Zona Patrimonial Mundial, donde estos jardines flotantes son el bien cultural más importante.

 

La licenciada Ángeles González Gamio definió la obra como extraordinaria porque muestra a las chinampas, por sus características, como “una zona única en el mundo”, que posee un gran significado cultural y de producción alimenticia y de flores, destacando por ser una de las unidades productivas más ricas del mundo y que, en breve, será reconocida por la Organización de las Naciones para la Alimentación y la Agricultura (FAO), como zona Ramsar o humedales.

 

La periodista recordó que la zona chinampera es hábitat de miles de especies de aves acuáticas, donde resalta el ajolote, especie única el mundo y en proceso de recuperación.

 

“Esta área debería ser considerada sagrada por su significado ancestral histórico, cultural y de producción de alimentos, que hoy requiere de los esfuerzos conjuntos de los chinamperos y ejidatarios con las autoridades, pero sobre todo del apoyo conjunto de toda la sociedad, por ser un patrimonio que nos enriquece como país, por lo que es indispensable una campaña intensa para salvarla”.

 

El señor Félix Venancio, ejidatario de San Gregorio Atlapulco, reconoció la labor de investigación de la Unidad Xochimilco de la UAM por sus trabajos realizados en la zona, “y por tener un sistema modular que descansa en una fuerte filosofía social que contribuye al conocimiento, impactando directamente en los pueblos, las comunidades y la gente”.