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Número 514
12 de octubre de 2020

EGRESADO DE LA CASA ABIERTA AL TIEMPO DISEÑÓ ESTUFA ECOLÓGICA

DE BAJO COSTO

*Disminuye las emisiones de metano y dióxido de carbono; podría mejorar el cultivo de maíz
 
*El desarrollo está inscrito en el Banco de Proyectos SDSN MX de la ONU


 

 

El doctor Javier Aguirre Contreras, egresado del Posgrado en Diseño de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM), creó una estufa ecológica de bajo costo que permite disminuir las emisiones de metano (CH4) y dióxido de carbono (CO2) a la atmósfera, y en un futuro utilizarla en la mejora de cultivos de maíz.
 
El proyecto quedó inscrito en el Banco de Proyectos SDSN MX, de la Secretaría General de la Organización de Naciones Unidas (ONU), que moviliza la experiencia científica y tecnológica mundial para promover soluciones de carácter sostenible, incluido el Acuerdo de París.
 
En entrevista, el doctor en diseño y desarrollo de productos explicó que en 2017, México registraba un censo de 23 millones de habitantes que aún cocinaban con leña –80 por ciento de los cuales se encuentra en los estados de Oaxaca, Guerrero y Chiapas– y son también quienes presentan el mayor porcentaje de marginación y pobreza extrema en la actualidad.
 
Esto sucede no sólo en zonas rurales, sino en grandes urbes –entre ellas la capital del país– donde todavía existen demarcaciones y pueblos originarios que ocupan estufas con madera como combustible, por ejemplo, Xochimilco; aun cuando hay programas oficiales de sustitución por gas licuado de petróleo (GLP), el costo de la reconversión tecnológica representa un verdadero reto económico, debido a los ingresos en ese sector de la sociedad.
 
La evidencia científica ha revelado la relación directa entre los gases desprendidos –llamados contaminantes climáticos de vida corta (CCVC)– por ese tipo de aparatos y padecimientos respiratorios agudos en niños o la Enfermedad Pulmonar Obstructiva Crónica (EPOC) en adultos.
 
A esto se añade que, a mayor tiempo de exposición a los CCVC, mayor será el número de casos de infecciones en vías superiores: asma; cáncer de tracto nasofaríngeo y de laringe; tuberculosis; bajo peso neonatal, mortalidad de lactantes; daños oculares y cataratas, entre otros.
 
Frente a esta problemática, el egresado de esta casa de estudios propone el diseño de un dispositivo ESCO en una cocina rural o suburbana que posibilita una mejora en la eficiencia energética, haciéndolo viable económica y medioambientalmente.
 
El prototipo –de 1.20 metros de largo por 1.20 metros de ancho– está construido con cemento y ladrillo rojo; “deja de emitir 99 por ciento de gases contaminantes”, y reduce en 80 por ciento la combustión de leña, lo que disminuye la generación de CCVC, puntualizó Aguirre Contreras.
 
A un costo final de 815 pesos y con una vida útil de 15 años, en promedio, el desarrollo incrementa el aprovechamiento de las diferentes densidades energéticas que poseen las especies forestales empleadas como biomasas en áreas rurales y suburbanas.
 
Otra ventaja de la estufa es que está hecha con materiales de primera calidad y el usuario puede instalarla en el lugar más idóneo de la casa, que debe tener las mejores condiciones de aireación, “de manera tal que incremente la eficacia energética y facilite la expulsión de los CCVC, ya que sólo usa 0.5 m3 de leña de pino con cinco por ciento de humedad en trozos de 20 centímetros”.
 
La implementación de la ESCO en dichos puntos “permitiría a México cumplir con el Acuerdo de París”, dijo el egresado de la Unidad Azcapotzalco, ya que la maximización en la quema de leña también incrementa el aprovechamiento de las diferentes densidades caloríficas características del mezquite, el pino y el encino, aplicados como biomasa en dichas zonas.
 
Una meta para el futuro es utilizar los residuos de la incineración en terrenos agrícolas, en particular en cultivos de maíz, con el fin de mejorar la estructura del suelo y disminuir la acidez edáfica, así que, una vez desarrollada, “lo que pretendemos es canalizar kilos de gases de CH4 y CO2 mediante un dispositivo consistente en un filtro o enfriador que atrape los gases producto de la combustión y dichos restos serán aplicados como fertilizante en los campos adyacentes a las viviendas”, especificó.
 
Para ello “queremos usar los laboratorios de la Casa abierta al tiempo con el propósito de hacer mediciones y verificar la eficiencia” del CH4 y CO2, los cuales funcionan como “fertilizantes acuosos, mejorando la productividad”.
 
Desde que estaba en el Doctorado “he implementado proyectos en colaboración con la UAM y la Secretaría de Educación Pública”, que incluyen la instalación de 15 estufas en igual número de viviendas en Huixquilucan y Naucalpan, en el Estado de México, en una labor de optimización con la cual “logramos que 99 por ciento de contaminantes dejara de ser expulsado a la atmósfera, lo que representó un resultado muy relevante”.
 
Aguirre Contreras se desempeña en el campo de la energía renovable, en particular en biodigestores para granjas bovinas y porcinas, así como para viviendas, e instalando calentadores solares reciclables elaborados con latas de aluminio y lámparas que emplean energía química.
 
En el diseño de la estufa ecológica participó también el doctor Miguel Arzate Pérez, investigador del Departamento de Medio Ambiente de la Unidad Azcapotzalco de la UAM, cuyo tema de interés es trasladar el concepto de desarrollo sustentable a la creación mediante trabajos de indagación aplicados a la arquitectura para mejorar la calidad de vida de la sociedad; impulsar el uso de energías limpias y duraderas, y disminuir la contaminación.
 
Los conocimientos del doctor Arzate Pérez “nos ayudaron a perfeccionar los conductos del dispositivo para abatir la generación de gases de efecto invernadero”, en tanto que la asesoría del doctor en genética Javier Aguirre Muñoz, especialista del Colegio de Posgraduados, Unidad Montecillos, externo a la UAM, “nos está apoyando en lo correspondiente a los cultivos, que es en lo que estamos enfocados”.
 
La inscripción del prototipo en el Banco de Proyectos SDSN MX abrió la oportunidad de tener más soporte para avanzar en las siguientes etapas del estudio, cuyos objetivos para los próximos cinco años son implementar –con la colaboración de instituciones gubernamentales o privadas– la estufa en la mayor cantidad posible de comunidades que padecen extrema pobreza.