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Número 510
8 de octubre de 2020

EL SISTEMA EDUCATIVO DEBE FUNDAMENTARSE EN EL PRINCIPIO DE IGUALDAD

*Especialistas clausuraron los foros Inclusión social: Discapacidad, experiencias, reflexiones y propuestas


 

El sistema educativo y todo concepto de escuela o de hacer escuela debiera fundamentarse en la idea de igualdad, “planteada en sí misma como la estructura fundacional del acto pedagógico”, declaró el doctor Carlos Skliar, miembro independiente del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Tecnológicas de Argentina, en la sesión de clausura de los Foros Inclusión social: Discapacidad, experiencias, reflexiones y propuestas para la educación superior en el contexto actual de la pandemia.
 
En un escenario de esa naturaleza “hay un gesto igualador en la tarea del profesor y, por añadidura, las aulas se construyen en una condición de equidad y la conversación didáctica gira en torno de ella”, por lo que “deberíamos considerar, en primer lugar, que crear un espacio formativo significa establecer una atmósfera” con tales circunstancias, ya que “no es otra cosa que una suerte de teatralidad del escenario docente, en el sentido de que ese lugar y en este tiempo todos seríamos similares para escuchar, tomar la palabra y participar de las actividades, y todo debería pensarse en torno a la igualdad”.
 
El también profesor de la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales-Argentina y autor del libro Pedagogía de las diferencias refirió que si esta situación es primaria “no puede plantearse sobre una serie de divergencias a lo largo de la vida, porque no desencadenaría una consonancia final, pues sería impensable no sólo como problema filosófico, sino de las prácticas educativas imaginar que diferencias iniciales e intermedias profundas arrojarán como resultado último una igualdad”.
 
De hecho “la escuela no es un lugar que crea equidad, sino uno que recrea la idea de paridad para que a partir de ese momento, a la edad en que se inicia la travesía de la enseñanza haya la oportunidad de lograrla”, pero en un mundo lleno de feminicidios, autodestrucción del planeta, especulación financiera y tantos otros atributos que esta época ha desarrollado, la pregunta es ¿cómo encaja la idea de inclusión en un sistema educativo que se ha vuelto dócil a esta apariencia mezquina, hipócrita y humillante del planeta?
 
Skliar consideró como un obstáculo “fenomenal en el campo de la inclusión en cualquier sistema de instrucción”, la noción del “hombre exitoso” o la falsa del individuo televisivo, productivo, adaptado, con recursos económicos, que aprende y se hace a sí mismo, lo que constituye una de las concepciones más perversas en el ámbito formativo, porque la enseñanza es un proceso público, comunitario y múltiple y, por tanto, la búsqueda de sujetos de ese tipo es contradictoria a la estirpe democrática que se ha planteado desde hace varias décadas, sostuvo, al dictar la conferencia magistral La educación como gesto de igualdad.
 
En la lectura de conclusiones, la doctora Raquel Jelinek Mendelsohn, directora del Centro de Investigación y Servicios de Educación Especial de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), dijo que los Foros pusieron sobre la mesa los grandes problemas y la deuda histórica y actual, en la etapa más acuciante debido a la pandemia del COVID-19 que viven las poblaciones que configuran el espectro de las personas con discapacidad, poniendo a debate la denominada diversidad.
 
En los conversatorios y conferencias fueron presentados trabajos de sujetos con discapacidad, todos fruto y expresión de las experiencias puestas en juego, en las que resaltaron voces de la propia gente en esta situación, “haciendo evidente también la producción de la desigualdad, la marginación y la discriminación desde los dispositivos institucionales”.
 
Los planteamientos mostraron prácticas que ponen de manifiesto la capacidad de la agencia política que interpelan y la dimensión política de resistir, intervenir y construir propuestas de cambio y transformación. Resulta urgente “interrogar la función universitaria de la enseñanza y el compromiso con los problemas sociales”, pues ante el confinamiento por la emergencia sanitaria es indudable que los retos en el ámbito educativo se han magnificado, acentuando las desigualdades existentes y abriendo aun más la brecha en el sistema de apoyos para hombres y mujeres con y sin discapacidad.
 
Los entornos para el aprendizaje deben adaptarse a la vivienda de cada estudiante, por lo que la academia debe echar mano de sus recursos para generar materiales adaptados a las posibilidades y las habilidades de sus alumnos, considerando incluso las limitaciones que impone el propio acceso a la tecnología.  
 
Al clausurar los Foros, el doctor Eduardo Peñalosa Castro, rector general de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM), felicitó y agradeció al Consejo Regional del Área Metropolitana (CRAM) y al comité organizador que estos conversatorios hayan permitido “visibilizar la enorme deuda histórica que tenemos como humanidad en nuestro país y en la educación superior con la gente con discapacidad”.
 
En esta realidad destaca la gran responsabilidad social de la instrucción superior, por ser la instancia por excelencia que impulsa el desarrollo nacional. También “pudimos conocer que las escuelas han hecho grandes aportaciones para este fin, sin embargo, todavía tenemos un largo camino por recorrer, en el sentido de contribuir con medidas efectivas para la inclusión de la diversidad existente y de las personas con discapacidad”.
 
El compromiso con la educación inclusiva, tal como se señala en la convención de los derechos de las personas con esta condición de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) “es un asunto que nos concierne a todos quienes participamos” en el sector. 
 
Los foros Inclusión social: Discapacidad, experiencias, reflexiones y propuestas para la educación superior en el contexto actual de la pandemia fueron convocados por el CRAM de la Asociación Nacional de Universidades e Instituciones de Educación Superior.