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Número 509
26 de octubre de 2017

OBTIENE EGRESADO DE LA UAM EL PREMIO NACIONAL DE LA JUVENTUD

*Los niveles sociocultural y económico son determinantes para el éxito laboral de los jóvenes

 

Los niveles sociocultural y económico, las buenas relaciones e incluso la suerte determinan la incorporación –con éxito– de los jóvenes al mercado de trabajo en México, señaló el egresado de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM) José Antonio Pérez Islas, quien recibió el Premio Nacional de la Juventud, en la categoría de Doctorado.
 
La tesis La ruptura del acceso a la vida adulta. Trayectorias y significados juveniles, entre la familia, la escuela y el trabajo lo hizo acreedor al primer lugar del galardón que otorga el Instituto Mexicano de la Juventud, con derecho a la publicación de la investigación y un estímulo económico. 
 
Entrevistado durante el 8° Concurso Nacional de Tesis sobre Juventud 2017, celebrado en la Terraza de la Torre de la Facultad de Ingeniería de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), indicó que el acceso a mejores oportunidades está en función del nivel educativo que se logra alcanzar, en un mercado de trabajo caracterizado por la precariedad de las condiciones laborales, alta inseguridad e incertidumbre y con niveles salariales muy bajos.
 
El también coordinador general del Seminario Investigaciones en Juventud de la UNAM dijo que debido a la falta de una política pública de empleo para ese sector de la población, en ocasiones desde la familia los jóvenes construyen su ocupación a través del autoempleo con la apertura de pequeños negocios, lo que demuestra que “hay un proceso de incorporación paulatino a un trabajo”.
 
En ese ámbito “hay poca construcción para su futuro, muy pocos tienen la perspectiva de lo que pasará en cinco o diez años, por lo que su vida es incierta”; aún más cuando forman su propia familia, sostuvo el egresado del Posgrado en Estudios Sociales, Línea de Estudios Laborales, de la Unidad Iztapalapa.  
 
El doctor Pérez Islas manifestó que urge replantear la forma como se gesta la incorporación de los jóvenes a un mercado laboral que además de incierto no permite hacer una trayectoria. “Los conocimientos asimilados en un trabajo no sirven para otro”, la experiencia no es acumulable, por lo que debe iniciar de cero en cada empleo; la incorporación profesional de hecho “se ha convertido en posicionamiento laboral”.
 
Al reiterar que desde la década de los 70 del siglo pasado en México no existe una política en la materia, expuso que “los mercados son restrictivos para la incorporación, pues si bien deben integrarse anualmente un millón 200,000 muchachos, las ferias de empleo y las bolsas de trabajo no funcionan para nada”.  
 
Las características que debe reunir un joven para tener una incorporación laboral exitosa son en realidad “tener mucha suerte, un nivel de origen social medio a medio alto que le facilite ingresar a una buena posición y buenas relaciones, 90 por ciento de las ocupaciones es resultado de los vínculos de familias, amigos o vecinos”. 
 
La política pública de empleo debe crear las condiciones “no sólo con estímulos sino con obligaciones de las empresas para generar trabajos de calidad y bien remunerados” y pensar en la formación de profesiones para las necesidades de los mercados locales. “No hay que olvidar que las migraciones se producen por la escasez de trabajo en los lugares de origen”.  
 
La reciente reforma laboral, admitió, atenta contra los jóvenes “porque éstos no tienen posibilidades de encontrar un empleo para toda la vida, ni las formas y defensas para conservarlo”.   
 
En su tesis expone que el trabajo ha estado invariablemente unido a la condición juvenil como una forma de integración o exclusión social, que si bien puede ser un mecanismo de certificación social, también puede transformarse en una manera de permanecer al margen, no sólo de la producción de bienes y servicios, sino de ser un impedimento para que el individuo se convierta en un miembro activo de su comunidad como un adulto. 
 
Sin embargo, en  las actuales condiciones económicas y políticas los mecanismos de emancipación se están rompiendo, haciendo que muchos jóvenes se queden varados en una situación social que sólo cambia hacia el deterioro de sus condiciones de vida, pues los trabajos precarios, los modelos flexibles y las crisis recurrentes inciden con particular fuerza en las nuevas generaciones.
 
El egresado de la UAM sostiene que gran parte de las investigaciones que se han realizado en torno a estos temas se han preocupado por caracterizar las condiciones externas (efecto de la instrucción en los mercados de trabajo, condiciones y características de los procesos de empleabilidad) que se producen en las poblaciones juveniles o sus trayectorias y/o transiciones educativo-laborales.
 
En cambio, pocas han profundizado en las formas como los jóvenes van erigiendo los sentidos de su actividad ocupacional, tomando decisiones en función de los efectos que producen las estructuras sociales en las que interactúan y/o las coyunturas que se les presentan.
 
La investigación de Pérez Islas busca, desde el concepto de ocupación –que es el más subjetivo– los caminos y procesos que los muchachos, a través de sus historias de vida, van construyendo frente a los escenarios de los mercados de trabajo, desde la familia de origen, como eje cuasi determinante de las posibilidades de esta sociogénesis: vocación e interés ocupacional, primer contacto laboral, tradición familiar en torno al trabajo.
 
Pero también, señaló, pasa por la escuela, que es, en la mayoría de los casos, donde los jóvenes buscan certificar sus habilidades o cubrir sus deficiencias          –cultura escolar y cultura juvenil, escolarización y atajos, velocidades– para finalmente configurar distintos mundos laborales –primer empleo y primera ocupación, riesgo y ganancia, comprensión de los mercados y construcción de futuros–.
 
 
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