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Número 477

29 de septiembre de 2021

LA UAM, ORIENTADA DESDE SU CREACIÓN A LA FORMACIÓN DE LOS PROFESIONALES REQUERIDOS POR MÉXICO

*Juan Casillas García de León dictó la conferencia La creación de la Unidad Azcapotzalco: una visión personal

El 11 de noviembre de 1974 dieron inicio los trabajos formales de licenciatura de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM), en la Unidad académica del Rosario posteriormente llamada Azcapotzalco, con una construcción de cuatro edificios sin puertas ni energía eléctrica, pero con un cuerpo académico y planes de estudio orientados a la formación de los profesionales que el país requería y que hoy hacen de ella una de las mejores instituciones de educación superior en todo el mundo, afirmó el  doctor Juan Casillas García de León, fundador de la Casa abierta al tiempo.
 
El primer rector de la Unidad Azcapotzalco y segundo rector general de la institución, quien celebró su cumpleaños número 92 con la conferencia La creación de la Unidad Azcapotzalco: una visión personal recordó que después del movimiento estudiantil de 1968 el gobierno vio la necesidad de reformar de manera integral la enseñanza en México, mientras se planteaban soluciones a la demanda creciente de acceder a estudios de licenciatura por parte de jóvenes con avidez de conocimiento y técnica.
 
Por ello en 1973, la Asociación Nacional de Universidades e Instituciones de Educación Superior (ANUIES) entregó un documento al entonces presidente Luis Echeverría Álvarez señalando la necesidad de establecer una nueva universidad en el área metropolitana de la Ciudad de México y teniendo en consideración elementos como el incremento de la exigencia de enseñanza y la cada vez mayor insuficiencia de las instituciones existentes para admitir a más alumnos.


El Profesor Distinguido y ex miembro de la Junta Directiva de la UAM explicó que uno de los primeros elementos a considerar fue el tamaño de la Institución, la cual para poder competir con la Universidad Nacional Autónoma de México y el Instituto Politécnico Nacional no podía tener una capacidad menor de 50 mil estudiantes, sin embargo no tardaron en concluir que lo mejor sería dividirla en Unidades de al menos 20 hectáreas para recibir en promedio a 15 mil jóvenes en cada una, con biblioteca, laboratorios, auditorios, áreas deportivas y demás espacios formativos.
 
Esto fue importante porque a partir de entonces cada sede evitó dividirse en facultades para dar cabida a tres divisiones académicas, cada una de ellas con áreas de conocimiento más amplias que las que cubre una facultad, con lo cual fomentaron la agrupación de varias disciplinas, estableciendo a su vez la idea de dar tratamiento a los diferentes problemas sociales bajo un enfoque interdisciplinar.
 
Una vez que se conformaron las divisiones el siguiente paso fue integrar departamentos que agruparan tanto docencia como investigación en una misma figura, con lo que se abrió la necesidad de contar con un número vasto de profesores-investigadores de tiempo completo para desarrollar de manera simultánea ambas funciones.
 
Con el proyecto estructural sólido y la Ley Orgánica esperando ser aprobada por el Congreso de la Unión, en 1973 se tomó la decisión de comenzar con los trabajos académicos a más tardar para otoño de 1974, lo que marcaba una premura importante y sin embargo resultaba indispensable para que el entonces Jefe del Ejecutivo pudiera apoyar presupuestalmente la consolidación de esta Universidad por al menos dos años más.
 
En cuanto a la designación de las licenciaturas se concluyó que era indispensable coadyuvar con la demanda del área metropolitana, por lo que se incluyeron muchos de los programas educativos más solicitados, pero de modo simultáneo se impulsaron aquellos que se pensaba eran indispensables para el desarrollo del país.
 
Para entonces la Secretaría de Educación Pública (SEP) había solicitado un listado de universitarios con vasta experiencia que pudieran encargarse de la fundación de la nueva institución, una vez que fuese aprobada la Ley Orgánica, por lo que el entonces rector de la UNAM, el doctor Guillermo Soberón Acevedo, incluyó al doctor Casillas García de León en la misma.
 
A los pocos días el arquitecto Pedro Ramírez Vázquez, fundador de la UAM, lo invitó a una comida en la que después de explicarle a detalle este proyecto universitario le pidió unirse a esta encomienda, que aceptó de inmediato sin saber el grado de compromiso que adquiría, pues a los pocos días fue notificado por la Junta Directiva que sería él mismo quien ocuparía el cargo de rector de la primera Unidad.
 
“Lo que se logró no es sólo el resultado de las personas que impulsaron su fundación, sino de todos aquellos académicos, administrativos y alumnos que ingresaron a la universidad sin ningún tipo de garantía más que la buena voluntad de las autoridades y la fe depositada en este proyecto que prometía ser una herramienta de cambio para el desarrollo del país. Este voto de confianza depositado en nosotros sirvió para impulsarnos a dar nuestro mayor esfuerzo para que fuera realidad la formación de una nueva institución que sin duda contribuyó al desarrollo de la educación superior en México”, concluyó el académico.
 
El doctor José Antonio De los Reyes Heredia, rector general de la UAM, se refirió al doctor Casillas García de León como un referente institucional, cuyas primeras decisiones tomadas al fundar la Universidad han tenido repercusiones positivas en el prestigio de esta casa de estudios a nivel internacional.
 
Gracias a aquellas primeras piedras colocadas material y humanamente que incorporaron a profesores fue compartida la visión de una Institución nueva, que 47 años después es un referente mundial para la educación superior, puntualizó.
 
En la conferencia, moderada por la doctora Teresa Merchand Hernández, directora de la División de Ciencias Básicas e Ingeniería, estuvieron también presente el maestro José Juan Guerrero Correa, coordinador de la Licenciatura en Ingeniería Civil, y el doctor Oscar Lozano Carrillo, rector de la Unidad Azcapotzalco.