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Número 473
16 de septiembre de 2020

CIEN GRANDES EMPRESAS GENERAN 71% DE LA CONTAMINACIÓN MUNDIAL

*El sistema capitalista y sus relaciones de poder, causantes de la degradación ecológica: Aleida Azamar

 

La crisis ecológica que padece el mundo es responsabilidad del sistema capitalista y las relaciones de poder impulsadas por un interés centrado en las ganancias, a la vez que la economía ya no sirve a los seres humanos, convertidos en esclavos de dicho esquema y sus demandas, sostuvo la doctora Aleida Azamar Alonso, profesora de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM).
 
Cien grandes empresas generan 71 por ciento de la contaminación global, aunque el daño no se desarrolló en pocos años ni de manera insólita, sino en un proceso de largo aliento que, según el investigador Will Steffen, inició a partir de la segunda mitad del siglo pasado con el despegue vertiginoso de 12 indicadores socioeconómicos, destacando el uso y el consumo de ciertos recursos para la industria que se han reflejado en el crecimiento del Producto Interno Bruto (PIB): la temperatura atmosférica y marítima; la acidificación de los océanos; la deforestación y el aumento del metano.
 
Además de cambiar hábitos personales de consumo es urgente que se modifiquen los modelos productivos, en virtud de que la relación sociedad-naturaleza nunca había sido tan drástica; también es necesario distinguir a las personas de los grandes actores industriales con responsabilidad directa en el agravamiento ecológico, ya que el discurso mediático dominante atribuye a la gente ese papel.
 
En el siglo XX, la población internacional utilizó diez veces la energía empleada durante el milenio anterior, en gran parte por la explotación acelerada de los recursos, lo que equivale a la mitad de los combustibles fósiles existentes en el planeta, aun cuando hay una distribución desigual en el gasto energético.
 
Hace 200 años la mayoría de los alimentos provenía de la luz solar y ahora seis de cada siete calorías que utilizan los europeos provienen de las fuentes fósiles y sólo una de la fotosíntesis. Las materias primas provienen de los países en vías de desarrollo, que al interior desfavorecen a los pueblos indígenas, al extraer de sus territorios bienes y servicios.
 
La economía ecológica abreva de una visión transdisciplinaria sin jerarquía académica dominante; analiza los intercambios de la sociedad con la naturaleza, y apuesta por actividades productivas que no pongan en riesgo el hábitat, ya que “vivimos en el antropoceno y en esta edad geológica empleamos más energía de la que los ecosistemas pueden dar, sin permitir su recuperación y destruyendo las capacidades para generar energía”.
 
Desde que se formó la Tierra –hace cuatro mil 600 millones de años– han ocurrido extinciones de flora y fauna, pero nunca había existido un ser vivo que pudiera influir tanto en la ocurrencia de estos desastres, advirtió en el Seminario virtual: Miradas críticas sobre sustentabilidad y economía y ecología, organizado por la Casa abierta al tiempo y otras instituciones.
 
A principios del siglo pasado “éramos mil 650 millones de habitantes y ahora siete mil 400 millones que demandamos más servicios y bienes.” En esa centuria hubo 138 conflictos bélicos, más de 40 por ciento de ellos por el control de los recursos planetarios. Más de la mitad de la población global vive en las ciudades, lo que causa hacinamiento y problemas sociales; las manufacturas se multiplicaron en más de 50 veces y el uso de energía y agua en 20 y diez, respectivamente.
 
En lo que va de este siglo suman siete enfermedades pandémicas, entre ellas el COVID-19, pero “seguimos asumiendo que el problema ecológico no lo tenemos que resolver ahora”, a pesar de la crisis global múltiple por el nuevo coronavirus, que resultó de las actividades agroindustriales y el empuje de los territorios agrícolas a la frontera de zonas agrestes donde existen virus en flora y fauna, finalizó la investigadora del Departamento de Producción Económica de la Unidad Xochimilco de la UAM.