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Número 459
30 de junio de 2018

TREINTA AÑOS SOBRE EL MAR: EL UNIVERSO ENTERO METIDO EN LA PALETA

*La muestra de Benito Antón toma consejos de las olas y el viento; estará abierta hasta el 20 de julio
 

 

 

Una pincelada de cobalto asalta la vista: es el trazo fino evocador de la grandeza del océano en azules verdosos y celestes, con tintes de zafiro y añil que dan vida a multitud de formas y corrientes caprichosas de un realismo también alusivo a las riberas más hermosas, cuya fuerza expresa la obra del maestro Benito Antón Gracia.

 

Treinta años sobre el mar –inaugurada el pasado 8 de junio en la Sala Gilberto Aceves Navarro de la Galería del Sur de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM), donde permanecerá hasta el próximo 20 de julio– revela la pasión del artista por piélagos y cuerpos de agua, que plasma en óleo y otros materiales en lienzos llenos de colorido.

 

Esta búsqueda creativa del autor gira en torno al movimiento sempiterno y todo cuanto rodea las olas, capturadas junto con oceánides, aquellas ninfas acuáticas de la mitología griega que ejercen sus poderes sobre las corrientes y las marejadas, aunque otros motivos presentes en el trabajo del investigador del Departamento de Síntesis Creativa de la Unidad Xochimilco son los celajes, fundidos con la masa de agua en el horizonte de los paños y realizados en pequeño y mediano formatos, con proliferación de texturas resultantes de las capas de óleo superpuestas para dar un carácter vivo a las obras.

 

La muestra arroja viento fresco, una bocanada de brisa y “un instante, como cuando brilla el sol sobre la arena; también es un acordeón azul con gotas impregnadas de existencia bien aprovechada y dedicada a formas, colores, pinceladas, cuadernos de apuntes, lápices, papeles, telas y bastidores”, detalló Antón Gracia.

 

“Treinta años en la práctica de la pintura, el dibujo y la reflexión escrita sobre el mar figuran en la exposición plástico-caligráfica, que refleja la constancia y la disciplina que fecunda mi labor o quehacer artístico –usualmente denominado así– y que en lo particular no es otro asunto que la actividad o pasatiempo que más disfruto, pues desde que tengo recuerdos y memoria pintar al óleo es ley.

 

“En tal recorrido he seguido los consejos del viento, las rocas, las olas, las gaviotas y las sirenas, pero sobre todo de mi mano derecha, que no para de mezclar pintura, y de mi mano izquierda, que no se cansa de sostener el universo entero metido en la paleta”, concluyó.