Jinetes intrépidos que realizan las suertes más aventuradas, mujeres en trajes típicos practicando escaramuzas, bailarines que interpretan contorsiones asombrosas de danza y otros motivos alegóricos que enaltecen la cultura mexicana, en la percepción de Emilio García Salazar.

En De charros, bailes y musas. El arte gráfico, el profesor-investigador del Departamento de Medio Ambiente para el Diseño de la Unidad Azcapotzalco de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM) integra fotografía, arte digital e ilustración en la muestra que se presentará hasta el 22 de septiembre en el edificio “L” de esa sede académica.

Raya de campeona, Venado, Las olas de morenas, Imagen de la campaña primaveral y Mira quien viene, tú, entre otras piezas, reflejan la sensibilidad del artista, quien reconcilia su pasión por México y el diseño en carteles con las figuras de Marilyn Monroe, James Dean y Elizabeth Taylor, o una portada de la revista Rolling Stone.

En cada obra, García Salazar –Mención Honorífica del Premio Nacional de Diseño 2016– apela a la capacidad de contemplación del espectador para encontrar en los detalles la perfección lograda en muchos años de combinar trazos digitales e imágenes, en un juego dinámico entre los mundos electrónico y manual.

El diseñador de la comunicación gráfica transforma en arte símbolos de la identidad mexicana –el sombrero de charro, el caballo, el baile– para reflejar la belleza de las manifestaciones culturales más arraigadas.

La inspiración surge de lo que ve, escucha y siente, así como del profundo amor y respeto por sus raíces: “lo charro me viene de mis padres, no porque hayan sido jinetes sino porque me enseñaron canto, música y baile de nuestra tierra, por lo que me convertí en un enamorado de las tradiciones”.

El linaje artístico le viene de su tío abuelo Ernesto El Chango García Cabral (1890-1968), uno de los mejores dibujantes de la historia del arte mexicano, mientras que el tránsito por la fotografía, la ilustración, el dibujo y el arte digital lo hizo encontrarse con el emblemático Ballet Folclórico de México, con el que colabora en proyectos de diseño.

El baile “de alguna manera tenía que estar en mi destino como hijo de bailarines. Sólo un paso en la vida me unió a esa agrupación apasionante en color, formas y movimientos”.