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Número 423
18 de octubre de 2016

EN LATINOAMÉRICA HAY UN VUELCO A LA DERECHA

*Esto se manifiesta con la persecución de Lula Da Silva, el golpe al gobierno de Dilma Rousseff, en Brasil, y el triunfo del “no” a la paz en Colombia

 

*Este resurgimiento de la derecha viene acompañado de un empoderamiento cultural retrógrada


 

El surgimiento de gobiernos de izquierda en los países del cono sur latinoamericano hizo pensar hasta hace tres o cuatro años, que en esta región se había derrotado al neoliberalismo y a la derecha, y que se estaba ante un cambio de época.

 

No obstante, desde fines de 2015 se vive un cambio de escenario con crisis económicas y político-electorales que han hecho visible a una derecha “que siempre estuvo ahí”.

 

En lo anterior coincidieron especialistas participantes en las IV Jornadas del Observatorio Crítico de Políticas Públicas y Movimientos Sociales en América Latina, celebradas en la Unidad Xochimilco de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM).

 

La doctora Beatriz Stolowicz Weinberger, docente del Departamento de Política y Cultura, señaló que nunca pensó en que se había derrotado a la derecha sudamericana, pero que efectivamente se vivía una realidad “inédita”, pues en 1998 había 65 millones de latinoamericanos gobernados por la izquierda y la centro-izquierda, cifra que creció para 2010 a unos 310 millones con nueve gobiernos nacionales, lo que representa 60 por ciento de la población de América Latina y el Caribe, con Brasil aportando dos tercios de dicha cifra.

 

La investigadora de la UAM dijo que desde 2015 han emergido en todos los países de América Latina, casi al mismo tiempo, una serie de problemas ante la reducción drástica de los precios internacionales de los productos primarios de exportación, principalmente asociados con el extractivismo.

 

Había ingresos que permitieron a los gobiernos desplegar amplias políticas sociales “sin tener que afectar al gran capital”, explicó la doctora Stolowicz Weinberger, quien añadió que “ésta es una matriz económica común en cada país, pero no es idéntica en cada uno de ellos”.

 

Por otro lado, las crisis políticas también son diferentes y “no estoy de acuerdo con quien plantea la lógica desde el ciclo, como si fuera (un fenómeno) homogéneo” cuando “no es la misma crisis de Brasil que la de Venezuela, la de Argentina que la de Ecuador, como tampoco el declive de la adhesión político-electoral en Bolivia que en Uruguay”. Tampoco son de igual naturaleza los apoyos políticos a los gobiernos de El Salvador o Nicaragua.

 

La investigadora consideró que los “análisis serios”, sobre estas diferencias, en su momento fueron desplazados u opacados “en buena medida por propaganda. Admitamos que con ésta se buscaron apoyos a esos gobiernos y procesos”, y que también se quería generar un contagio de entusiasmo o esperanza entre los pueblos gobernados por la derecha, pero la superficialidad de un buen número de análisis “condujo a la perplejidad que se observa actualmente”.

 

En relación con las políticas sociales que “es la marca de los gobiernos progresistas”, afirmó que hay líneas comunes con las políticas económicas y las lógicas estructurales desde donde gobierna la derecha.

 

Por su parte el doctor Lucio Oliver Costilla, investigador de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la UNAM, subrayó que “es evidente” el vuelco a la derecha en América Latina, “que en México vivimos con los gobiernos del Partido Acción Nacional y su continuidad con el gobierno actual”, y en otros países se manifiesta con la persecución de Lula Da Silva, el golpe al gobierno de Dilma Rousseff en Brasil, y lo último “por si quedaba duda”, el triunfo del “no” a la paz en Colombia.

 

Este vuelco, advirtió, no radica sólo en el simple retorno a las políticas privatizadoras ni a las reformas neoliberales, sino que viene acompañado de “un empoderamiento cultural retrógrada”; de una activación de las fuerzas y corrientes conservadoras y de una presencia sorprendente en la escena política cultural, de las clases medias altas que han hecho florecer sentimientos de odio clasista y racial entre los ciudadanos.

 

El sentimiento de odio hacia los jóvenes, las mujeres y a otros grupos sociales, “debemos analizarlo porque es una peculiaridad”, una “agresividad irracional” en medio de este resurgimiento derechista. Estos comportamientos –dijo– están dando la tónica del dominio de la derecha.

 

La derecha que está de regreso no tiene, sin embargo, un programa para resolver problemas estructurales, es decir, “no cuenta con propuestas de soluciones a dichas problemáticas de nuestras sociedades”.

 

Es una derecha que tiene como propósito la gobernabilidad autoritaria, porque no tiene cómo canalizar la riqueza de demandas y necesidades que las sociedades latinoamericanas han generado en los últimos 40 años, concluyó.