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Número 401
31 de julio de 2020

LA SOLIDARIDAD, VALOR HUMANO INTEGRADO A LA ENSEÑANZA DEL DISEÑO

EN LA UAM

*Es una oportunidad de concebir proyectos para fomentar acciones en favor de más personas


 

La Licenciatura en Diseño impartida en la Unidad Cuajimalpa concibe la solidaridad a partir de modos de actuar, incluir y considerar al otro desde la interacción cotidiana a través de artefactos, servicios, espacios y modos de hacer derivados de ese proceso creativo, afirmó la doctora Deyanira Bedolla Pereda, académica de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM).

 

En la Unidad de Enseñanza-Aprendizaje (UEA) Laboratorio de Diseño Integral III –impartida por Bedolla– se plantea el desarrollo de proyectos desde una perspectiva que busque mediante la afectividad desglosar, identificar y reconocer emociones y sentimientos relacionados directamente con la solidaridad, valor que toma forma sólo cuando se aterriza en acciones específicas.

 

La reflexión central del curso es destacar el potencial humano de unión. A partir del esbozo de una metodología específica, se conduce a los alumnos a la exploración de situaciones que requirieran trabajos copartícipes desde la dimensión afectiva, por lo que los productos de este proyecto son muy satisfactorios, aseguró la docente del Departamento de Teoría y Procesos del Diseño.

 

“Existe un deterioro de la dimensión social tanto a nivel local como global que repercute en el bienestar humano en general. En este contexto, podemos ver la existencia de grandes problemáticas que fomentan la fragmentación colectiva, tales como la discriminación, la intolerancia racial y religiosa, la falta de respeto a normas implícitas y explícitas y de solidaridad entre las personas”.

 

Por lo anterior, resulta importante no permanecer indiferentes pues abordarlas desde la disciplina es una oportunidad para encontrar el camino que conduzca a la concepción de proyectos que promuevan tareas y actitudes fraternas en favor de un mayor número de gente.

 

“El ser solidario no es un imperativo ético, sino una práctica necesaria que conduce al bienestar psicosocial y mejora la calidad de vida tanto de quien la brinda como de quien la recibe”, consideró la doctora en Proyectos de Innovación Tecnológica por la Universidad Politécnica de Cataluña.

 

La búsqueda del bienestar desde la disciplina es un tema que ya se ha abordado, pero se ha hecho sobre todo desde una perspectiva individual, como el diseño positivo, que abarca como componentes principales otorgar placer, la importancia personal y la virtud, pero no visualiza la dimensión social, sino sólo el bienestar personal.

 

La doctora Bedolla Pereda se adentró en el estudio del bienestar desde la dimensión social considerado como un fenómeno que va más allá del aspecto psicológico del individuo y que puede ser evaluado con base en un conjunto de ideales.

 

Esta teoría introduce cinco elementos que permiten explicarlo: la integración, que se refiere al sentimiento experimentado como parte de una comunidad; la aceptación, que supone el ser admitido y aceptar a los demás tal como son; la actualización, que habla de un nivel de confort positivo con la colectividad; coherencia, que se refiere a entender el mundo como predecible y comprensible; y la contribución social, es decir, un sentimiento de que hay algo que aportar a la comunidad.

 

A estos conceptos agrega uno más desarrollado por Catherine Scott, el de vitalidad de la comunidad, que es el sentido de pertenencia de las personas en la que existe una cohesión general y que brinda seguridad y protección.

 

“Todavía hay mucho por explorar para impulsar el potencial responsable de la gente, pues es preciso buscar caminos para identificar los ámbitos en los que es posible y necesario fomentar la solidaridad, así como las acciones específicas planteadas emocionalmente, no sólo en el campo académico, sino en la vida cotidiana”, concluyó.