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Número 385
23 de agosto de 2017

SERÁ LA LUZ LA MEDICINA DEL FUTURO

*Las aplicaciones biomédicas que ofrece para tratar enfermedades neurológicas y celulares son amplias

 

*Resulta factible para la rehabilitación de la vista, el oído, el corazón, la piel y los riñones

 

La luz podría convertirse en la medicina del futuro porque sus aplicaciones biomédicas contra enfermedades neurológicas y celulares son amplias, y resulta factible en la rehabilitación de oído, vista, corazón, piel y riñón, así como en el tratamiento de cáncer, Mal de Parkinson, Alzheimer, parálisis, ansiedad, insomnio y epilepsia, entre otras, aseveró el doctor Víctor Hugo Hernández González.

 

La optogenética es la técnica que “despierta” o “apaga” grupos de neuronas del cerebro y combina la genética, la óptica y la virología con el objetivo de estudiar y tratar padecimientos, mereciendo el título de Técnica de año en 2010 por la revista Nature.

 

El procedimiento consiste en inyectar en las neuronas seleccionadas un virus benigno que contiene proteínas fotorreceptoras denominadas opsinas, cuya información genética proviene de algas fotosensibles, con lo que las células neutrales se vuelven sensibles a la luz, explicó.

 

En el 2° Simposio de la División de Ciencias Naturales e Ingeniería, realizado en la Unidad Cuajimalpa de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM), el especialista dijo que las proteínas actúan como interruptores que las excita o inhibe encienden o apagan las neuronas en función de los destellos de luz enviados mediante nanocables de fibra óptica para lograr un comportamiento deseado.

 

Al ofrecer la conferencia El uso de la luz para estudiar al cerebro: la optogenética, el director del Departamento de Ingenierías, Química, Electrónica y Bioquímica de la División de Ciencias e Ingenierías de la Universidad de Guanajuato expuso que la experimentación se lleva a cabo sólo en animales y las limitaciones para el estudio en humanos son de índole tecnológica y bioética.

 

Para su aplicación se requiere de la tecnología leds o de fibra óptica de un tamaño nanométrico y flexible con capacidad de canales luminosos mucho más amplios y que permitan llevar luz en forma eficiente al sitio focalizado del cuerpo para que ésta reactive la función perdida.

 

Fundamentalmente deben conocerse los efectos a corto, mediano y largo plazos de la aplicación de la proteína extraída del alga Chlamydomonas reinhardtii, cuyo gen no existe en los humanos, ya que si llegase a causar algún tipo de daño, por mínimo que sea, sería suficiente para no emplearse en personas”, de tal manera que “demostrar que esta tecnología es inocua implicará un camino largo”.

 

La estimulación optogenética es ofrecida como una opción para sustituir los dispositivos eléctricos auditivos como marcapasos –que permiten que el corazón funcione a un ritmo correcto– y neuroprótesis –que admiten el movimiento de algún miembro– los cuales presentan el inconveniente de estimular muchas células o neuronas haciendo imposible hacerlo en un sitio focalizado.

 

En cambio “la luz sí se puede enfocar en un punto preciso”, la experimentación con roedores muestra que funciona en lesiones de la médula espinal y tronco encefálico, en enfermedad de la retina y el oído.

 

El doctor Hernández González experimenta en la aplicación de la optogenética en el sentido del oído, en la aplicación de la luz dirigida a individuos con sordera, padecimiento frecuente debido al ruido excesivo en las metrópolis y el volumen alto de audífonos.

 

El método tradicional para recuperar la capacidad auditiva de las personas con resultados aceptables para desarrollar una vida normal son los implantes cocleares que estimulan el oído por medio de electricidad, pero con un nivel de audición limitado.

 

Los pacientes no disfrutan de la música, no distinguen tonos, no perciben la prosodia, el sentido de las palabras o de las entonaciones, por lo que no pueden aprender idiomas, además de que no escuchan en ambientes con demasiado ruido.

 

El empleo de la luz posibilitaría trabajar en forma específica con estímulos enfocados, introduciendo una proteína sensible a la luz en el nervio auditivo, cuyo destello sería captado por el cerebro como si fuera un sonido, como sucede la respuesta al sonido de manera natural, por lo tanto se tendría una recuperación auditiva más eficiente.