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Número 371
5 de diciembre de 2015
JORGE RUIZ DUEÑAS ACERCA AL LECTOR A UNO DE LOS ANIMALES MÁS ENIGMÁTICOS: LA BALLENA

*Tiempo de ballenas une las dos grandes pasiones de su autor: el análisis riguroso y la elevación lírica

 

*La obra incluye grabados y pinturas de un mamífero que alguna vez estuvo en tierra

 

 

Una de las primeras e inmortales metáforas de la humanidad dice que el mar es camino de ballenas, así que para designar esa vastedad que ocupa las tres cuartas partes del planeta la poesía eligió al gran cetáceo.

 

En Tiempo de ballenas, su autor, Jorge Ruiz Dueñas, habla de este ser que, por su carácter monumental y su misterio, ha inspirado a varios escritores en su quehacer y sobre el cual abunda para tratar de encontrar esa esencia y poder transmitírsela al lector.

 

Editado por la Unidad Xochimilco de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM), el ensayista y novelista presentó la publicación –compuesta por grabados y pinturas de un mamífero que alguna vez estuvo en tierra– en el marco de la XXIX Feria Internacional del Libro de Guadalajara.

 

Ruiz Dueñas ha sido, desde sus primeros años, un obsesivo cazador de la ballena. Ha puesto sus ojos y su voz a su servicio para hacer de ella un gran himno a la creación y escribirla con mayúsculas.

 

Criado en la península de Baja California, a la que ha dedicado algunos de sus memorables versos, ha cantado y contado la unánime vastedad de la criatura más venerada de los mares. Armado con erudición y belleza, Tiempo de ballenas une las dos grandes pasiones de su autor: el análisis riguroso y la elevación lírica.

 

El resultado es el más importante tratado sobre el gran leviatán escrito en lengua española. Así, Advertencia prescindible es el poema que abre la lectura de este libro, al cual le siguen Sólo ballenas, La ballena visual, Los escritos de la antigüedad, mitos y creencias, por destacar algunos.

 

Ilustrados con láminas que retratan en diversas técnicas, colores, planos y desde varios puntos de vista a las ballenas, los poemas son enriquecidos visualmente con el vitral de la iglesia de San Juan, imágenes de la biblia de Gustave Doré que alude al quinto día de la creación, o por un grabado en madera del siglo XVI.

 

El ejemplar se torna mucho más atractivo, pues invita a internarse en este mundo que no necesariamente es acuático, se vuelve lírico, antiguo, surreal y, en ocasiones, mágico. Al remontarse a formas literarias, cinematográficas e incluso religiosas o artísticas de la ballena aporta un sinfín de elementos que nos acerca a los sentidos de uno de los animales más enigmáticos.

 

En uno de sus textos, Ruiz Dueñas escribe: “es posible pero improbable que la palabra escrita se justifique siempre por sí misma. Quizá por ello es propicio confesar mi íntimo aprecio hacia esos seres desconcertantes y maravillosos que ocupan estas páginas”.

 

Como muchos, “veo en la ballena un secreto reflejo del hombre, la sombra de un poder mágico cuya morada planetaria se antoja más a la medida de un sueño que de la evidencia. Al contemplarla siempre espléndida, una nueva ingenuidad parece invadirme y estoy seguro que así sucede a otros”.