El éxito comercial de las empresas embotelladoras de agua en países como México se debe a la falta de información a los consumidores sobre la calidad del recurso hídrico que proviene de la llave, puntualizó la doctora Delia Patricia Montero Contreras.

La ausencia de esos datos es el mejor incentivo para una transnacional, ya que un producto comercializado indica la cantidad de sales y calorías que contiene, lo cual brinda certeza, indicó en entrevista la académica del Departamento de Economía de la Unidad Iztapalapa de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM).

En entrevista sobre su más reciente publicación, Empresas transnacionales, gobierno corporativo y agua embotellada. El negocio del siglo XXI, presentada ayer en la noche en la Casa Rafael Galván, centro de extensión educativa y cultural de la UAM, explicó que el texto analiza el impacto de las estrategias mercantiles que aplican las embotelladoras en México.
Montero Contreras expuso que 90 por ciento de la población consume agua embotellada, a pesar de que hay zonas que poseen agua de muy buena calidad. “Como especialista decidí abordar la forma como operan estas transnacionales y su infraestructura desde la perspectiva de la economía institucional”.

El texto es resultado de casi cuatro años de una investigación para la cual utilizó los reportes financieros de las transnacionales embotelladoras de agua; “lo más difícil fue hallar datos de la venta y la cantidad de agua que diariamente extraen del manto acuífero”.

“Encontré diversos estudios, pero son muy superficiales y ninguno analiza la expansión de dichas corporaciones en el marco del mercado internacional”.

La doctora Montero Contreras especificó que el mercado del agua es “inelástico”, es decir, se trata de un producto que no dejará de ser consumido; “en muchos casos y ciudades, el agua que es distribuida a los hogares deber ser, en principio, potable, el problema es que no contamos con esa certeza”.

“El consumo del agua embotellada en México es infundado y surgió a finales de la década de 1980, en ese sentido, el libro esclarece las estrategias de esos entes organizacionales”, manifestó.

El organismo operador de suministrar el vital líquido tiene la obligación de cumplir la norma que establece la Secretaría de Salud para potabilizar el agua, y si la pasamos por un medio de purificación (ozono, piedras u otros) ésta podría quedar bastante limpia sin necesidad de realizar ese gasto.

En la UAM fue levantada una encuesta sobre el consumo del agua embotellada en la ciudad de México y se encontró que el gasto anual suma más de cuatro mil millones de pesos en la compra de garrafones, así como un consumo per cápita de un litro diario.

La experta subrayó que hace falta ver lo que sucede con el mercado de las purificadoras que representa 30 por ciento del mercado de este sector, pues “son negocios que se originaron gracias al agua embotellada, pero no sabemos qué tan regulados están y son muestreos que deben realizarse constantemente”.

“Me parece que el Sistema de Aguas de la Ciudad de México debería incluir en cada recibo la calidad del agua que recibimos, sólo así la ciudadanía podría decidir cuál agua tomar, pero desde una decisión informada”, finalizó.