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Número 366

20 de agosto de 2019

LECTURAS CULTURALES DE LO SOCIAL, APORTE DE COLECTIVO DE LA UAM

*Investigadores proponen un uso sistemático de la teoría de la cultura, en especial la fenomenología

 

La cultura como problema de investigación se enfrenta a códigos que están detrás de las acciones sociales, por lo que la tarea de la sociología de la cultura es definir esos códigos y darles lectura, sostuvo el doctor Armando Cisneros Sosa, coordinador del libro Lecturas Culturales de lo Social.

 

En la presentación de la publicación, el investigador del Departamento de Sociología de la Unidad Azcapotzalco de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM) aseguró que es necesario hacer un uso más sistemático de la teoría de la cultura y en particular de la fenomenología, que podría aportar respuestas a la comprensión de ciertos aspectos sociales para su análisis.

 

El libro representa un esfuerzo por indagar y elaborar una primera aproximación a la sociología de la cultura como una reflexión propia de la Unidad Azcapotzalco y, en especial, del colectivo académico de Sociología de la Cultura.

 

A partir del conjunto de aspectos fenomenológicos que se abordan en el texto trataron de encontrar mecanismos para descifrar los significados de todo proceso social y acudieron a la hermenéutica como recurso de análisis, porque uno de los aspectos centrales es el lenguaje, que se convierte en la clave para entender los procesos culturales.

 

También admitió que no hay un análisis estructuralista o de la sociología compresiva de Max Webber, pero en todo caso el reto sería buscar elementos webberianos que pudieran ser explicativos, al menos desde su famoso postulado que dice: “la sociedad es un entramado de símbolos”, una frase sociológica que rige gran parte del análisis de este libro.

 

El doctor Rafael Sócrates Farfán Hernández, profesor del Departamento de Sociología, explicó que el título de la publicación se propone cumplir con un programa del que parten los autores para leer lo social a partir de la dimensión de lo cultural o de interpretar aspectos de la vida social desde el ámbito de la cultura.

 

Esto implica que en los diversos temas y problemáticas que se tratan a lo largo del libro el peso causal recae en el ámbito de la cultura y a él está subordinado lo social; de alguna manera se trata de un ejercicio de antropología cultural en el terreno social en el que se aprecian componentes como lo subjetivo, tanto de los actores como de los observadores, y se enfatiza la objetivación del sentido que éstos hacen de sus acciones en un mar de símbolos sujetos a interpretación.

 

Otro elemento que Farfán Hernández destaca es la vinculación del sentido inmanente al símbolo, la sustancia emocional a la que está ligado y del que no se puede separar, de tal manera que el símbolo contiene un significado y éste se encuentra inmerso en una carga emocional que nace de la experiencia. Entonces, el sentido remite al acto por el que el hombre se apropia del mundo dándole un significado y cargándolo de una fuerte raíz de carácter emocional.

 

Si la cultura es una selva de símbolos, entonces se puede encontrar en todo, por ejemplo, la cultura se encuentra en el espacio urbano, como lo rastrea el doctor Cisneros Sosa en su colaboración, en la que hay una historia de los significados a la espera de ser interpretados en calles, avenidas, edificios y monumentos.

 

En otro artículo se plasma la significación de lo que portan las imágenes construidas por el marketing político y que son inseparables de una carga emotiva, con la que se propone crear una identificación entre el emisor y el receptor que subordina los componentes racionales de la decisión del actor.

 

El trabajo de Armando Sánchez Albarrán y Óscar Cuéllar encuentra un alto significado simbólico-religioso contenido en los oratorios mazahuas, en los que se conjuga un mundo que cohesiona comunidades indígenas alrededor de centros ceremoniales conservados desde tiempos prehispánicos.

 

José María Aranda Sánchez, catedrático de la Universidad Autónoma del Estado de México, precisó que la cultura es un campo transdisciplinario y así permea en los cinco artículos que componen este libro, algunos de los cuales dejan elementos que ameritarían su continuación en una siguiente publicación.