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Número 321

30 de julio de 2019

EL ANIMALISMO, UNA MODA POLÍTICAMENTE CORRECTA

*Hay exigencia de prohibir corridas de toros y muy pocas apuestas por la educación en bioética

 

El animalismo no tiene que ver ni con la ciencia ni con una rama científica, sino con una moda políticamente correcta, considera el doctor Jorge Alberto Álvarez Díaz, investigador de la Unidad Xochimilco de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM).

 

Dicha práctica tiene relación con un movimiento igualitarista según el cual los seres humanos y el resto de los seres vivos son iguales, de tal forma que si tradicionalmente se ha establecido una distinción por la racionalidad humana que no tiene otro animal esta tendencia dice que tal diferenciación no existe, en tanto que las personas también son animales, explica.

 

En su artículo Animalismo, ¿moda políticamente correcta?, el académico señala que este término no tiene un sustrato científico porque no lo hacen zoólogos ni especialistas e incluso la palabra no aparece en el Diccionario de la Lengua Española, a diferencia de animalista, cuya primera acepción la refiere como escultura y pintura.

 

El término animalismo es utilizado como ecologismo y definido como movimiento sociopolítico que propugna la defensa de la naturaleza y la preservación del medio ambiente, según refiere el investigador del Departamento de Atención a la Salud de la Unidad Xochimilco en su texto, que menciona un documental del francés Francis Wolff sobre tauromaquia, tema cada vez más sensible por la polarización de posiciones en favor y en contra.

 

El filósofo europeo “recuerda que la exposición de las corridas de toros en medios de comunicación ha hecho que pueda despertarse esa empatía por el sufrimiento de los animales”, aunque después se pregunta “¿por qué no se tiene esa misma empatía por los pobres o los migrantes que también están totalmente mediatizados?”

 

Incluso, otra de las tesis que aparece en el documental es la alimentaria que lleva a los seguidores de ese movimiento a reducir su actividad al ataque en redes sociales, en manifestaciones –violentas, muchas de ellas– mientras que otros parecen ser más consecuentes y hasta se convierten a la dieta vegana.

 

Esta situación ha llevado al investigador Álvarez Díaz a preguntarse “si el argumento es no matar al toro, entonces ¿por qué matarlo para comerlo?, ¿es incompatible del todo negar la tauromaquia y comer carne?, ¿ser taurino y ecologista? Aún más, el veganismo ¿es una salida ética?”.

 

Otro de los temas controvertidos es el ético, por lo que “si la gente se entera que esta disciplina trata de los deberes que tienen los seres humanos, que siempre son los mismos y tienen que ver con realizar valores, entonces el panorama se aclara”, aún más al tomar en cuenta que “hay una ética para todo: la docente, la estudiantil, la del narcotráfico y la del toreo”, resalta.

 

El también miembro del Consejo de Bioética de la Ciudad de México subraya que para que la tauromaquia muera –como ocurrió en Cataluña, con un contexto político que explica en parte por qué se prohibieron legalmente las corridas– se requiere tiempo y procesos educativos que lleven a la reflexión de argumentos contemporáneos como el del sufrimiento animal”.

 

Aunque es más complejo y “tal vez por ello hay muchas exigencias de prohibición de las corridas y muy pocas apuestas de educación en bioética”, apuntó el investigador de la Casa abierta al tiempo.