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Número 319

30 de julio de 2019

DESARROLLA LA UAM NUEVOS MATERIALES POLIMÉRICOS PARA EL FUTURO

*Servirán para mejorar baterías y andamios regeneradores de tejido muscular, entre otras aplicaciones

 

Con el objetivo de reducir la contaminación y mejorar la calidad de vida, un grupo de científicos de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM), liderados por la doctora Judith Cardoso Martínez, trabaja en innovadoras aplicaciones de materiales poliméricos que mejorarían baterías, andamios para regenerar tejidos musculares o resinas que ayudan en la descontaminación del agua.

 

Al dictar la ponencia Desarrollo de nuevos polímeros para el futuro, sostuvo que algunas baterías son altamente flamables, por lo que investigadores de esta casa de estudios han diseñado un polímero electrolito que en estado sólido posee la capacidad de contener las sales de litio dentro de aquéllas, con el propósito de reemplazar las actuales y emplearlas en vehículos eléctricos o híbridos, computadoras, teléfonos celulares, videocámaras y otros sistemas portátiles.

 

También promueven el mejoramiento de materiales como los polianfolitos o polizwiteriones, que son sales internas cuyo tipo de estructura posee una carga positiva y una negativa unidas por enlaces covalentes; su comportamiento antipolielectrolito permite que su viscosidad nunca decaiga, por lo que resulta de gran utilidad en la recuperación terciaria del petróleo y adicionarlo permite extraer la máxima cantidad de éste en los pozos.

 

En la energía fotovoltaica son usados polímeros termoeléctricos y piezoeléctricos a través de los cuales se almacena la energía, algunos edificios inteligentes son recubiertos con estos materiales para absorber la luz ultravioleta del sol para reducir los gastos de electricidad.

 

En la de tipo eólica los polímeros están presentes en los nanocompositos, materiales poliméricos a los que se adicionan partículas nanométricas para que cambien sus propiedades mecánicas y térmicas y sean útiles para crear material con alta resistencia mecánica.

 

La doctora del Departamento de Física dijo que estos componentes también se utilizan en la construcción de andamios nanométricos que se implantan en el organismo de los seres vivos para ayudar en la regeneración fisular. Lo que antes se solucionaba con clavos y placas ahora es sustituido por materiales poliméricos biodegradables que el cuerpo desecha naturalmente al completar su objetivo.

 

Además, se ha iniciado la construcción de implantes elaborados con biomateriales, que poco a poco sustituirán a los tradicionales gracias a la mejor aceptación que tienen con el organismo.

 

En el ámbito industrial los biopolímeros también se diseñan a partir del almidón de papa, maíz, trigo o cáscaras de plátano y mango, obteniéndose biomateriales que reemplazan a los petroquímicos, resultando en bolsas de plástico biodegradable que reducen la contaminación del planeta.

 

También están aquellos derivados del quitosano, un material de desecho presente por ejemplo en la cáscara de camarón, que se puede transformar en quitina y ésta en quitosano, el cual es utilizado en industria alimenticia, en la agricultura y el tratamiento de aguas.

 

El quitosano y los almidones se han utilizado como floculantes para separar las partículas contaminantes suspendidas en los estanques de agua y mandarlos al fondo para poder separarlos y darles un tratamiento propio.

 

La doctora Cardoso Martínez, acreedora a cuatro patentes nacionales, sostuvo que la UAM ha trabajado con la electrodesionización, que es una técnica electroquímica que, auxiliada por resinas poliméricas, separa los contaminantes del agua como el arsénico en tan sólo pocas horas.

 

Sin embrago, el uso desmedido de los polímeros ha llevado a una contaminación excesiva del planeta, por lo que sugirió que el grueso de la población retorne al uso de envases reutilizables, fomentar la utilización de aquellos con menos impacto ambiental y prohibir el uso de plásticos de un solo uso.

 

En 2016 solamente 15 por ciento de esos materiales se había reciclado, 12 por ciento se incineró y 73 por ciento yace en vertederos que forman grandes islas que tardarán al menos 500 años en degradarse.

 

La doctora Cardoso Martínez recordó durante el ciclo Los lunes en la ciencia que los polímeros han ayudado enormemente a resolver los vacíos que la industria ha dejado a su paso, pero usarlos desmedidamente seguirá acarreando consecuencias muy graves para el planeta.