Fotografías de calles, plazas, mercados y centros ceremoniales de ciudades de la India rompen las barreras espacio-temporales, al permitir un recorrido en calidad de testigos de la acción capturada por la lente de Norma Patiño Navarro.

La muestra Luces de India ocupará la Sala Leopoldo Méndez de la Unidad Xochimilco hasta el 19 de julio para dar cuenta del viaje realizado en 2015 por la académica de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM) a través de Agra, Nueva Delhi, Udaipur, Varanasi y Jaipur, entre otras localidades de vasta riqueza religiosa y cultural.

La investigadora del Departamento de Evaluación del Diseño en el Tiempo de la Unidad Azcapotzalco capturó en imágenes la amplia gama de colores, paisajes y rostros que expresan con nitidez el misticismo de una nación colmada de sitios que conforman un mosaico enorme de tonalidades y texturas, atrapadas por la mirada curiosa de una visitante atenta a la comida, los rituales sagrados y todo aquello que la conquistó.

En esta cartografía visual destacan los retratos por la gran fuerza de gestos y miradas, que son atributos de ese pueblo en su extraordinaria cotidianeidad: en Atisbo XII, una mujer mira fijamente a la fotógrafa, mientras franquea la agitación diaria de la metrópoli con un niño en brazos.

En Atisbo XXVI, una anciana –imperturbable ante la mirada de los transeúntes– reposa en la calle cubierta por un manto color bugambilia; igualmente atraen los brahmanes, que como miembros de una casta sacerdotal son considerados personajes sagrados transmisores de preceptos religiosos.

Patiño Navarro transita un recorrido sensorial por ese territorio y sus rincones divinos: de Varanasi al río Ganges, captando una ceremonia tradicional, los muelles donde están los crematorios o vacas, perros y monos que regalan vistazos y composiciones únicos.

El doctor Andrés de Luna Olivo, profesor del Departamento de Teoría y Análisis de la Unidad Xochimilco y curador de la exposición, refiere que muchos han pretendido fotografiar ese país, sin lograrlo, pues dejaron todo a merced de la superficie, la imagen folclórica o aquella que dice más a los turistas que a los pobladores. Involucrarse en la realidad es algo más difícil de lo que parece, así que el mérito de este trabajo es que la autora tuvo la habilidad de adentrase en las comunidades de las que emerge esta iconografía hermosa, ya que “los habitantes de esas regiones portan vestuarios coloridos que se traducen en una y mil formas que la artista logró a través de su lente y, sobre todo, de su sensibilidad plástica”.