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Número 280
23 de abril de 2018

LIDERAZGO SÓLIDO Y COMUNICACIÓN FLUIDA,

CLAVES PARA LA TRANSFORMACIÓN INSTITUCIONAL

*También debe propiciarse la más amplia participación de la comunidad universitaria: Enrique Villa Rivera
 
*Esta casa de estudios realizó el Primer Foro Interunidades La investigación en la UAM: presente y futuro

 

Estabilidad, liderazgo, integración del mejor equipo de colaboradores y una comunicación constante con la comunidad y permanente y persistente con el exterior son elementos clave para avanzar en la transformación institucional, sostuvo el doctor Enrique Villa Rivera.
 
El secretario de Educación Pública y Cultura del estado de Sinaloa participó en el Primer Foro Interunidades La investigación en la UAM: presente y futuro, convocado por la Rectoría General de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM).
 
El ex director del Instituto Politécnico Nacional (IPN) citó entre otros aspectos relevantes para el cambio promover la más amplia participación de la comunidad, así como “un renovado ímpetu de comunicación social” y “tener la casa en paz”, debido a que los problemas internos no permitirían avanzar en los propósitos de renovación.
 
En la conferencia Reflexiones sobre la conducción de las políticas institucionales de investigación y posgrado en el IPN expuso que entre los años 2003 y 2004 un proceso de modificación permitió un mejor posicionamiento en cuanto a profesores inscritos en el Sistema Nacional de Investigadores (SNI), posgrados y vinculación con el sector productivo, entre otros indicadores.
 
La planeación estratégica fue sustentada en un diagnóstico a partir de una ley orgánica ambigua, una comunidad fragmentada, poco sentido de pertenencia, baja percepción social sobre la calidad de los servicios, pobre visibilidad en los planos científico, de infraestructura y mecanismos obsoletos, además de una burocracia bien asentada para resistirse al cambio.
 
En aquella planeación fueron dos los elementos fundamentales que guiaron el proceso: la definición de un nuevo modelo educativo que integró la educación media, superior y de posgrado, y la creación de un esquema de integración social sobre cómo ese centro de estudios se relaciona con el entorno socioeconómico, gestión tecnológica, egresados, nexos con la comunidad y las empresas, entre otros.
 
Algunos resultados de esa estrategia fueron un incremento en el número de profesores miembros del SNI, que pasó de 322 en 2003 a 752 en 2010, una tendencia que también se manifestó en los programas reconocidos por elPrograma Nacional de Posgrados de Calidad (PNPC) del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt), que aumentaron de ocho a 66.
 
En cuanto a la cifra de artículos arbitrados se avanzó de 511 a 846 en el mismo periodo, entre otros índices relacionados con convenios, incubadoras y emprendedores.
 
El doctor Villa Rivera señaló que en cada ciclo de renovación las comunidades universitarias deben hacer un ejercicio de reflexión sobre los beneficios que han aportado a la sociedad, preguntándose todos los días si las decisiones que han tomado han sido “las adecuadas para fortalecer la calidad de la educación, la investigación y la cultura, y cómo lo vamos a transmitir” al resto de la población.
 
La maestra María Dolores Sánchez Soler, directora adjunta de posgrado del Conacyt, indicó que la Casa abierta al tiempo representa 3.3 por ciento del total nacional de programas de posgrado en el padrón del Consejo, al haber pasado de 25 en 1996 a 75 en 2017.
 
Un rasgo distintivo de la UAM es su composición en cuanto a los porcentajes de maestrías y doctorados (61 y 36 por ciento, respectivamente) que “puede tomar como una oportunidad para definir su planeación”.
 
La institución tiene dos mil becarios, 3.8 por ciento de los que existen en el país, lo que indica un “cierto uso eficiente de la capacidad instalada” y respecto del número de académicos inscritos en el SNI, el crecimiento acumulado entre 2012 y 2018 indica mil 163 miembros.
 
Una enorme área de oportunidad que tiene la institución se encuentra en los niveles II y III, porque están muy por encima del promedio nacional, 24.3 por ciento y 32.7 por ciento, en cada caso, concluyó la funcionaria.