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Número 265
8 de junio de 2017

ES CADA VEZ MÁS DIFÍCIL PARA LAS ENCUESTADORAS MEDIR LA OPINIÓN PÚBLICA

*Hay notables discrepancias entre los pronósticos basados en sondeos de opinión y los resultados finales
 
*Un error común es difundir cifras como si fueran ciertas y exactas, sostiene investigadora

 

Para las casas encuestadoras resulta cada vez más difícil medir la opinión pública debido a que en la búsqueda del sentir y el pensar ciudadanos hay cambios de un momento a otro que inciden en los resultados finales de las elecciones, consideró la doctora María de Lourdes Fournier García, profesora-investigadora de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM).
 
Durante el Congreso Derecho Electoral y Parlamentario, realizado en la Unidad Azcapotzalco de esta casa de estudios, sostuvo que recientemente han ocurrido discrepancias notables entre los pronósticos basados en encuestas y los resultados, ya que la gente oculta la verdadera opinión si no se corresponde con la de la mayoría al considerar que no sea la más aceptable, así como por indecisión, falta de reflexión en el asunto, ignorancia no reconocida o influencia de los medios de comunicación y las redes sociales.

 

De igual modo, dijo la académica del Departamento de Política y Cultura, influye que las sociedades están divididas; el voto se fracciona a través de líneas de edad, educación, perfil socioeconómico y zona geográfica; que hay ciudadanos desilusionados de la política por no sentirse representados, además de que existen sectores sociales y áreas geográficas que han quedado fuera de la globalización y del progreso.
 
Al dictar la conferencia El impacto de las encuestas en las elecciones refirió que un error común es que difunden las cifras como si fueran un resultado cierto y exacto, cuando se mueven en un intervalo y tienen determinada probabilidad, dependiendo de cómo se haya trabajado metodológicamente para coincidir con la realidad.
 
La participante del Gabinete de Encuestas por Muestreo de la UAM señaló que los sondeos de opinión son herramientas para que las democracias funcionen mejor y para que la sociedad esté enterada hacia dónde está la opinión de las masas a las que normalmente no les es otorgada palabra ni manera de expresar sus descontentos y necesidades.
 
También son elementos operacionales permanentes y el medio a través del cual es posible seguir paso a paso el avance de las campañas, así como las fluctuaciones de popularidad de candidatos y gobernantes, explicó.
 
Las encuestas ligadas a los procesos electorales tienen relación con los estudios de mercado en los que hay pocos fracasos, sin embargo, en elecciones éstos han sido más notorios y, entre otras cosas, han provocado que sea necesario legislar no sólo sobre la cuestión metodológica sino en los tiempos y la forma en que pueden darse a conocer los resultados.
 
A partir de los últimos años una gran cantidad de casas encuestadoras así como de sondeos poco serios trabajan durante las elecciones, por lo que en el año 2014 apareció una reforma para mantener reglamentado ese manejo. 
 
El Instituto Nacional Electoral es el encargado de dichas regulaciones tanto a nivel federal como local y cuando es tiempo de encuestas las empresas dedicadas a esa actividad deben presentar múltiples requisitos y criterios que de no cumplirse pueden significar una sanción.
 
La doctora Claudia Esther Ortiz Guerrero, docente del Departamento de Política y Cultura, indicó que para ser aceptadas como casas encuestadoras deben presentar objetivo, marco y diseño muestral, método y fecha de recolección, forma de procesamiento, estimadores e intervalos de confianza, bases de datos, resultados, autoría y financiamiento, informe de recursos económicos y experiencia profesional y formación académica de los responsables.