Imprimir
Número 227
23 de mayo de 2016

ALEJANDRO ORDORICA CONSTRUYE CIUDADANÍA Y LA MEJOR VÍA PARA HACERLO ES LA CULTURA

*Ha sido un funcionario público destacado que ha dejado huella por donde ha pasado


 

Si reconciliación significa buscar acuerdos y hacer compatibles las diferencias, la cultura ha demostrado su poder para el logro de esos propósitos en virtud de su fuerza de amalgamiento, capacidad restañadora y aptitud para cauterizar, sostuvo José N. Iturriaga.

 

En un texto leído por Eduardo Cruz, coordinador del Grupo de Reflexión sobre Economía y Cultura (GRECU), en una de las mesas de diálogo de la serie de sesiones Hacia un país de verdad. Diálogos en homenaje a Alejandro Ordorica Saavedra, Iturriaga definió a éste como un “político culto” y, aunque su verdadera vocación es mucho más la cultura que la política, ha sido un destacado funcionario público que ha dejado huella por donde ha pasado.

 

En el acto celebrado en la Casa Rafael Galván de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM) externó que el homenajeado hace mucho más por la reconciliación del trabajo cultural que por los menesteres políticos, plagados como están de corrupción y de intereses partidistas que al fin y al cabo también son personales.

 

La cultura, subrayó el historiador, no puede ser clasista ni sólo para las elites, pues ese derecho debe establecerse como una realidad para todos, como debieran ser el derecho a la alimentación y a la educación. Una educación integral y cabal debiera alcanzar la cultura en todos sus ámbitos.

 

El escritor Sergio Gómez Montero reconoció la labor de Ordorica Saavedra en los años que fungió como director del Programa Cultural de las Fronteras, un concepto que rebasa con mucho lo geográfico y lo nacional y se inscribe en un territorio de conocimiento tan complejo que tiene que ver con la sociología o la antropología.

 

En el caso de México, el concepto “frontera” no tiene que ver sólo con los límites territoriales sino que se multiplica de manera sensible desde el punto de vista sociológico, cuando se inscribe en el territorio nacional “y ahí se entera uno que las fronteras interiores son múltiples y de naturaleza diversa”.

 

El abordaje de las fronteras interiores en México permite reconocer la existencia de un país dividido culturalmente desde tiempos remotos, pues “lo que nos torna distintos y diferentes desde múltiples puntos de vista es el concepto de ‘el otro’”.

 

En su origen, lo otro se manifiesta entre los seres humanos con la diferencia de sexos –hombre y mujer– pero esa división es expresada más marcadamente en el campo de la economía, pues la concentración de la riqueza en la época actual marca una separación profunda y, por ende, existe una diferencia muy clara entre quienes todo lo tienen y los que tienen sólo para sobrevivir.

 

Otra frontera interior enorme es la establecida desde tiempos de la Conquista española entre mestizos e indígenas, ya que los primeros pueden todo, mientras que a los segundos sólo les queda soportar.

 

Gómez Montero expuso que hay otras grandes divisiones en México que implican fronteras para diferenciar lo que ocasionalmente une y separa de manera múltiple; pueden ser territoriales: los del sur y los del norte; religiosas: católicos y no creyentes; étnicas: afrodescendientes de Veracruz, Oaxaca o Guerrero, libaneses de Mérida o la multiplicidad de etnias que coexiste en la Ciudad de México; lingüísticas: los “españoles” que se hablan a lo largo de todo el territorio nacional.

 

Múltiple y diverso es el país y convive al margen de que en la actualidad se ha creado y tiende a consolidarse una frontera que duele y lastima: aquella que delimita la existencia de la violencia como moneda de cambio según la cual el que más violencia acumula, más domina, o sea, la herencia “maldita” del narcotráfico y el crimen políticamente organizado.

 

“Caminar hacia una nación de verdad nos lleva a pensar en otro concepto igualmente trascendente: la identidad como razón de ser étnica, que viene no de una unidad ficticia –en la medida en que en este territorio nunca ha existido tal identidad étnica– sino de una diversidad que si bien nos hace diferentes, también a través de ella nos hace compartir mito, creencia y saberes que en un tiempo no remoto nos permita conocer un futuro distinto para el país”.

 

En esta mesa participó también Nicolás Alvarado, director de TV UNAM, quien hizo referencias a sus vínculos familiares con Ordorica Saavedra, a quien calificó de “un ciudadano de excepción” porque construye ciudadanía y sabe que la mejor vía para hacerlo es la cultura.


En las sesiones que tendrán lugar los jueves de cada semana hasta el nueve de junio participarán Jorge Ezma Bazán, Alma Rosa Jiménez, José Antonio Crespo, René Avilés Fabila, Marco Rascón, Ana Lilia Cepeda, Eduardo Langagne, Manuel Perló, Diego Flores Magón, Eduardo Cruz Vázquez, Martha Chapa, moderados por el propio Ordorica.


Como parte del foro se exhibe De mí para ti, obra plástica de Martha Chapa, conformada por pinturas al óleo y dibujos a lápiz.

 

Hacia un país de verdad. Diálogos en homenaje a Alejandro Ordorica Saavedra es organizado por la Coordinación General de Difusión y el GRECU de la Unidad Xochimilco.