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Número 220
8 de abril de 2020

LA LECCIÓN DEL COVID-19 PARA MÉXICO ES CAMBIAR EL MODELO NEOLIBERAL DE ATENCIÓN A LA SALUD

*El libre mercado nunca resolverá la protección de la salud y social: Gustavo Leal Fernández
 
*El académico de la UAM advierte que el problema sería mayor sin el proceso en marcha para rehabilitar el sector

 

 

La pandemia por el COVID-19 “es un disparo de bengala que ilumina la grave situación del sistema de salud pública y la atención médica en México”, y ha exhibido el saldo neto de las políticas neoliberales aplicadas entre 1982 y 2018, argumentó el doctor Gustavo Leal Fernández, investigador de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM).
 
“Está claro que el libre mercado nunca resolverá absolutamente nada respecto de las acciones sociales en este campo y en los de educación, vivienda y pensiones, pero la gran lección para el país la extrajimos en la elección presidencial de 2018, con el surgimiento de un gobierno que está cambiando el paradigma en el sector, después de 36 años de periodo neoliberal”.
 
La epidemia muestra que el problema sería más pronunciado si la administración federal no hubiera trabajado para preservar los institutos Mexicano del Seguro Social (IMSS) y de Seguridad y Servicios Sociales de los Trabajadores del Estado (ISSSTE), entre otros.
 
“No se puede jugar con devaneos para sustituir la responsabilidad estatal ante peligros como los que afrontamos”, por lo que la creación del Instituto de Salud para el Bienestar (INSABI) significa un avance hacia la federalización del ramo, que encara fuertes riesgos –incluida la pandemia que está tocando a la puerta– debido al estado precario del sector.
 
En el proyecto oficial, las enfermedades crónico degenerativas representan un desafío muy grande por resolver y por tal razón, los efectos de la pandemia implican ajustes profundos al plan en la fase de implementación.
 
“Estamos viendo las consecuencias de la decisión de los pasados regímenes de asignar recursos públicos con un enfoque privatizador, que ocasionó que las redes no estén en condiciones de atender en forma idónea la emergencia actual”.
 
El especialista en seguridad social subrayó que es posible apreciar la buena coordinación intersectorial, en la operación de la estrategia, con la titularidad del secretario de Salud, Jorge Alcocer Varela, y la participación directa de sus similares de Marina y de la Defensa Nacional mediante el plan DN III E, lo que no ocurrió nunca en 36 años de neoliberalismo ni durante la epidemia de influenza H1N1 en 2009.
 
En las acciones contra el coronavirus en el país colaboran también el IMSS, el ISSSTE y las instituciones del rubro de los 32 estados, e incluso existe comunicación con el sector privado para abrir la posibilidad de usar sus recursos en la Fase Tres, si fuere necesario.
 
El doctor Leal Fernández destacó el gran desafío que significa cumplir la expectativa de “lograr aplanar la curva de contagios para que la presión sobre la red asistencial sea menor y que no suceda lo mismo que en España, Italia y Estados Unidos, donde las cifras de muertos son escalofriantes”.
 
Y relató que en los últimos 15 años se siguieron indicadores establecidos por la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) con datos que fueron referencia para los gobiernos de México durante el periodo neoliberal, pero sin tomar los referentes de las organizaciones Mundial de la Salud (OMS) y Panamericana de la Salud (OPS).
 
Al haber usado los estándares de la OCDE, el discurso tecnocrático tuvo como fin reducir el debate sanitario a lo estrictamente financiero, por ejemplo, “Julio Frenk Mora, ex secretario del ramo en la presidencia de Vicente Fox, hablaba como un pequeño subsecretario de Hacienda” y lo mismo pasó en las dos siguientes administraciones, en las que se invocaban las estadísticas de la OCDE, no obstante que los números e informes para contrastar debían ser los de los organismos internacionales.
 
Las autoridades mexicanas debieran comenzar a innovar para sustentar, con los elementos de la OMS, el proyecto de federalización del sistema, considerando que frente a una epidemia de estas proporciones toda decisión en favor de la vida arrojará un costo económico, apuntó el investigador.