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Número 208
31 de marzo de 2020

LA AGRICULTURA ORGÁNICA REGENERATIVA MEJORA EL SISTEMA AGROALIMENTARIO

*La producción y el consumo de productos orgánicos son primordiales para la salud humana y el planeta
 

 

Ante la tendencia al uso creciente de fertilizantes y productos genéticamente modificados que ha invadido los campos del mundo, la Agricultura Orgánica Regenerativa (AOR) resulta imprescindible para mejorar el sistema agroalimentario, así como para restablecer y conservar el suelo, el agua y la biodiversidad, poniendo un freno al avance rápido del cambio climático, sostuvo el doctor Manuel David Sánchez Hermosillo.
 
Ese modelo rural incorpora los principios de la permacultura centrada en el diseño de técnicas integrales, al simular o utilizar patrones y características resilientes de los ecosistemas naturales y las prácticas de cultivo de cobertura; rotación de siembras y pastoreos; composta, y refugios móviles de animales, todo lo cual aumenta la obtención de alimentos y la calidad de la capa superior de la superficie.
 
Dicho esquema divulga y promueve tecnologías sustentables apropiadas para cada región mediante la capacitación de especialistas y demostraciones en el terreno, además de que vincula a productores con consumidores a través de mecanismos de comercio justo y directo, con lo cual encamina una generación de alimentos más rentable y respetuosa del medioambiente para que se adapte al cambio climático, contribuyendo en forma significativa a la mitigación de este fenómeno.
 
El doctor en Nutrición por la Universidad de California, Estados Unidos, expuso diversos métodos a partir de la agroecología –que estudia y aplica conceptos y principios ecológicos en los procedimientos rurales– uno de los cuales es la agricultura de conservación, basada en la cobertura permanente del suelo; cero labranza; siembra directa; rotación de cultivos, e integración de animales multifuncionales, en aras de la sostenibilidad y la optimización de los recursos de la finca.
 
La agroforestería combina los cultivos con árboles y arbustos para simular ecosistemas naturales, lo que ayuda a crear un microambiente que conserva la humedad y es enriquecido con minerales provenientes de los estratos profundos del subsuelo, lo que en conjunto aumenta la biodiversidad.
 
Los sistemas agroforestales pecuarios, que mezclan varios estratos de vegetación –plantas rastreras, pastos, trepadoras y arbustos para ramoneo y árboles– con el pastoreo rotacional, son los más productivos y respetuosos de los derechos de los animales y el hábitat.
 
Las técnicas de intensificación de cultivos –que alientan el rendimiento– empezaron con el arroz, de acuerdo con el trabajo del padre jesuita Henri de Laulaniéen Madagascar, y prosiguieron con la divulgación realizada por la Universidad de Cornell bajo la dirección del doctor Norman Uphoff.
 
La agricultura natural es otro método que consiste en la producción de una o varias especies de peces cuya alimentación está basada en plantas acuáticas y/o en los ciclos tróficos naturales. Los sistemas de policultivos de peces aprovechan los nichos presentes en los estanques, por ejemplo, en el cultivo de lemna la fanerógama es la más fructífera y se utiliza, tanto para generar tilapia como para el sustento de gallinas y otros animales domésticos.
 
La agricultura familiar constituye la forma de vida y el sistema de producción más popular del mundo, al estar basado, tanto en la optimización del espacio disponible de la agrobiodiversidad –plantas, animales y hongos– como en la mano de obra de los integrantes de la familia generar, procesar y la comercializar los bienes para su supervivencia. A nivel global representa 90 por ciento de la explotación del sector y provee alrededor de 80 por ciento de los suministros.
 
Una organización similar es la finca integral, que suma los componentes agrícola, forestal, pecuario, acuícola y apícola a la vivienda familiar, ligándolos con las tecnologías de biodigestor, secador solar, gasificador y compostera, las cuales optimizan el uso de subproductos y desechos.
 
La agricultura biodinámica –desarrollada por Rudolf Steiner, creador de la antroposofía y del Sistema de Educación Waldorf, en 1919– incluye prácticas acordes con las fases de la luna; la posición de las constelaciones; la integración de los animales domésticos en el campo, y el empleo de compuestos en cuarzo y partes de plantas.
 
También existe un método sustentado en la restauración de la cadena trófica del suelo a través de varios instrumentos, pero sobre todo con el uso del té de composta activamente aireado y producido en condiciones aeróbicas.
 
Finalmente, la finca constanza –desarrollada por el propio doctor Sánchez Hermosillo– recurre a principios y prácticas de los sistemas anteriores, en conjunto con otras técnicas, entre ellas los puntos de carbono –para elevar el nivel de energía– el biocarbono o biochar en el suelo; la acuaponia en tanques enriquecidos con nutrientes, y los macrotúneles para la colección de agua de lluvia.
 
Una agricultura tipo revolución verde-orgánica logrará la sustitución de agroquímicos por compuestos o insumos orgánicos que provengan de la finca o fuera de ella, afirmó el especialista, quien dictó recientemente la conferencia La importancia de la producción y consumo de productos orgánicos para la salud humana y del planeta, en la Unidad Iztapalapa de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM).