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Número 189
2 de mayo de 2016

DISEÑAN INVESTIGADORES DE LA UAM ESTRATEGIAS DE CONSERVACIÓN PARA EL AJOLOTE DEL ALTO LERMA

*Realizan estudios para evaluar la condición actual de las poblaciones de esa especie

 

*También analizan los efectos hidrológicos de esos cuerpos de agua y el aspecto social de preservar ese anfibio


 

 

La degradación continua de los cuerpos de agua del municipio de Lerma, en el Estado de México, ha puesto en riesgo la sobrevivencia del ajolote Ambystoma lermaense, anfibio microendémico de la región catalogado ahora en peligro de extinción y que es objeto de estudio para la creación de estrategias de conservación, señaló la doctora Karla Pelz Serrano.

 

La zona conocida como el gran lago del Alto Lerma cubría 72 mil hectáreas del Valle de Toluca hace un siglo y en la actualidad quedan apenas tres lagunas en menos de tres mil hectáreas.

 

En dos de esas fuentes hídricas: Almoloya del Río y Capulhuac, un grupo de investigadores de la Unidad Lerma de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM) –coordinado por Pelz Serrano– lleva a cabo el trabajo científico para la preservación del ajolote.

 

La profesora apuntó en entrevista que el área sigue degradándose por la demanda de abastecimiento de agua, la contaminación que generan las fábricas y el crecimiento de la mancha urbana.

 

La investigadora advirtió que si el fenómeno no es frenado, la zona desparecerá junto con toda la biodiversidad que contiene.

La flora y la fauna de las lagunas aportan servicios ecosistémicos relevantes, entre ellos, la captura de dióxido de carbono y el control del microclima de la región. En el pasado, la economía dependía de lo que se extraía de las ciénegas, por ejemplo el Tule para fabricar muebles o artesanías, pero todo eso se perdió.

 

Los expertos universitarios iniciaron una serie de análisis y estudios para evaluar la condición actual de las poblaciones de Ambystoma lermaense, la cual ha sido poco investigada, por lo que no se cuenta con información respecto de sus procesos de alimentación o reproducción.

 

La situación de esa especie se ha agravado debido a la instalación en los alrededores del humedal de un depósito de cascajo de materiales de construcción, lo que derivó en la reducción de las ciénegas.

 

Otro factor de degradación ha sido la existencia de un canal de aguas negras que en épocas de lluvia se desborda, provocando que el drenaje invada los cuerpos de agua.

 

El Ambystoma lermaense “se localiza únicamente en las ciénegas de Lerma, de ahí su importancia por recuperarlas. Si las mismas desaparecieren también lo hará el anfibio, junto con otras especies que las habitan”, alertó la especialista en genética de la conservación.

 

La académica del Departamento de Ciencias Ambientales indicó que el ajolote es neoténico, es decir, que no necesariamente debe convertirse en salamandra para poder reproducirse, pues puede hacerlo desde su estado larvario.

 

En el ámbito biológico resulta interesante analizar el ajolote, ya que puede habitar tanto en el agua como en la tierra; sin embargo, su alto grado de regeneración es sobresaliente en virtud de que puede recuperar hasta una extremidad completa.

Esta característica “nos brinda la oportunidad de profundizar en los procesos de regeneración celular”.

 

Dentro de su hábitat posee funciones muy específicas: es presa cuando es pequeño pero después se convierte en depredador; además es una especie carismática y desde la época prehispánica se usa en la gastronomía.

 

El Ambystoma lermaense forma parte de la cosmovisión mexicana, por lo que ocupa un lugar simbólico imprescindible, mencionó.

 

Junto con los doctores Rurik List, Cuauhtémoc Chávez y el maestro en ciencias Heliot Zarza, Pelz Serrano coordina el proyecto dirigido a crear estrategias de conservación del ajolote del Alto Lerma desde el 2013.

 

Además estudian –en conjunto con colegas de las divisiones de Ciencias Sociales y Humanidades y de Ciencias Básicas e Ingeniería de la Unidad Lerma de la UAM– los efectos hidrológicos en esos cuerpos de agua, incluido el aspecto social para concientizar a las comunidades de la importancia de conservar el anfibio.

 

La doctora Pelz Serrano manifestó su interés en transformar el proyecto en uno de carácter interdisciplinar. “Ahora estamos en la etapa de recolección de datos ecológicos para monitorear la población de los ajolotes, pues queremos saber cuántos hay, su distribución actual y el estado en que se encuentran”.

 

El Ambystoma Mexicano, ubicado en la zona de Xochimilco de la Ciudad de México, es diferente al lermense. “Son especies cercanas que mantienen diferencias en cuanto a su morfología e historia de vida y en la época en la que se reproducen.

 

“Hasta ahora hemos encontrado ejemplares en una de las ciénegas más contaminadas, lo que nos habla de su gran capacidad de resistencia, pero no hemos hallado variables ambientales que obstaculicen la existencia del ajolote, aunque en nuestro segundo muestreo localizamos muchos menos individuos que en la primera temporada de campo”.

 

Una causa probable de la disminución de la población puede ser la introducción de carpas a las lagunas con el fin de promover la pesca en la zona, por ser una especie depredadora del ajolote.

 

Al vivir aislado, el ajolote de Lerma se torna mucho más vulnerable pues su apareamiento se produce entre familiares, por lo que es común que presenten problemas de endogamia, un aspecto que afectaría su permanencia para el largo plazo.

 

Otra vertiente de estudio consiste en hallar la presencia de enfermedades en estos anfibios, debido a que en la última década han sido atacados por un hongo y un virus que han exterminado grandes poblaciones en el mundo.

 

El proyecto académico es financiado por el Programa Edge de la Zoological Society of London y el Programa de Mejoramiento al Profesorado (PROMEP) de la Secretaría de Educación Pública. Ha contado también con el apoyo y la colaboración de alumnos de la UAM, autoridades municipales e instituciones educativas de la zona.