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Número 184

3 de junio de 2019

TEPITO ¡BRAVO EL BARRIO!, UN PROYECTO QUE PLASMA LA INTENSA VIDA

DEL LUGAR

*El Foro de Derechos humanos: pueblos y barrios tuvo lugar en la Unidad Azcapotzalco de la UAM

 

“Ser tepiteño es siempre traer en chinga a tu ángel de la guarda; hay que ser chingón y chingarle bonito, ganar tu dinero y en la noche chingarle, porque mañana quién sabe”, repitió el maestro Francisco Mata Rosas, al citar a doña Queta, quien resguarda el templo más importante de la Santa Muerte.

 

El Coordinador General de Difusión de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM) dijo que en barrios como Tepito, la gente no espera la llegada de organismos jurídicos que brinden inclusión, tolerancia o igualdad por decreto; ahí la resistencia ha sido la constante en la necesidad de supervivencia y esos términos son palpables, pero muy al margen de los mecanismos institucionales.

 

En el Foro de Derechos humanos: pueblos y barrios, realizado en la Unidad Azcapotzalco de la Casa abierta al tiempo, se refirió a Tepito ¡Bravo el barrio!, un proyecto fotográfico de 2007 generador de un mosaico o retrato colectivo del lugar, sin pretensiones documentales o antropológicas, al ofrecer “un espejo en el que los protagonistas se miran y nos miran dejando un testimonio de la intensa vida que ahí se vive”.

 

Esta retrospectiva fotográfica muestra rostros representativos: doña Queta, Arturo Ayala El tirantes y Reyna Guadalupe La guerrillera, entre muchos otros, además de algunos sitios emblemáticos, como la Parroquia de la Conchita, donde en 1521 Cuauhtémoc fue torturado y apresado durante los 93 días que tardó en consumirse el imperio azteca y desde entonces esta zona capitalina ha sido una trinchera de resistencia.

 

También exhibió a Lourdes Ruiz, La reina del albur, recientemente fallecida; Las Gardenias, un equipo de futbol travesti que juega en la cancha de Maracaná y a las 7 Cabronas de Tepito, entre otros personajes icónicos.

 

La labor de Tepito Arte Acá fue un proyecto artístico encabezado por Daniel Manrique y Felipe Ehrenberg que llevó la plástica y el muralismo a las calles del barrio, como también hizo Martes de Arte, del profesor Luis Arévalo, quien realizaba actividades artísticas orientadas a niños de la calle o en situación de violencia, con el objetivo de darles una oportunidad de mejorar sus vidas y lograr su reinserción a la sociedad.

 

El maestro Mata Rosa informó que desarrolla una segunda etapa fotográfica del barrio, en la que ya no separa el fondo de los personajes, sino que hace los retratos en el entorno de cada uno de ellos.

 

El doctor Jorge Mercado Mondragón, académico del Departamento de Sociología de la Unidad Azcapotzalco de la UAM, afirmó que las políticas públicas no han introducido en su agenda el tema de la diversidad sexual, invisibilizada en zonas indígenas, lo cual repercute en la violación sistemática de los derechos humanos e incluso grupos del narcotráfico y personas muy tradicionalistas han hecho de este sector de la población un blanco de terribles agresiones, en algunos casos desmembrados, violados u obligados a tener relaciones sexuales en público con personas del sexo opuesto.

 

En el mundo rural deben combatirse las situaciones de vulnerabilidad y discriminación para caminar hacia la libertad de derechos y desarticular los prejuicios respecto de la diversidad sexual, conformando un entorno de igualdad, sobre todo sin violación a los derechos humanos.

 

El doctor Raúl Arriaga Ortiz, profesor de la Universidad Autónoma de la Ciudad de México, afirmó que el esquema de género de Juchitán y los muxes, equivale a homosexual o persona trans.

 

Esta figura nació debido a que los hijos menores solían quedarse dentro de la comunidad haciéndose cargo de las tierras y algunos empezaron a recuperar elementos femeninos –huipiles y faldas– por lo que para 1980 ya no eran usados en Juchitán ni en el istmo por las mujeres, pero su estética era tan bella que fueron rescatados por los muxes quienes los volvieron a usar.

 

En contraste, en las comunidades indígenas se espera que el varón sea proveedor, trabajador y que ocupe una posición sexual activa. Esta masculinidad se resume en cuatro reglas básicas, la primera y más importante: nada de mariconadas; la segunda exige una chequera solvente; la tercera obliga a ser duro como un roble, y la cuarta responsabiliza a tomar riesgos y vivir al borde del abismo.