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Número 126
14 de marzo de 2017

ESTUDIANTES DE LA UAM OFRECEN ALTERNATIVAS

A LOS PROBLEMAS DE SALUD EN DIVERSAS COMUNIDADES

*Este trabajo fue reconocido por la Comisión Interuniversitaria de Servicio Social

 

*Busca favorecer el desarrollo de capacidades individuales y colectivas que conduzcan al propio control de la salud en las comunidades

 

 

A la hora del recreo los niños de la escuela primaria Razón y Fuerza de la Revolución Mexicana se reúnen para comentar el número 16 de Niño artillero, publicación mensual realizada por ellos mismos, con el apoyo del personal de la Coordinación de Primer Nivel y Salud Comunitaria de la Unidad Xochimilco de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM).

 

En el boletín, que aborda el tema de la basura en la escuela, los infantes ven reflejadas las opiniones que anteriormente expresaron, como la importancia de mantener limpios los espacios escolares y las acciones que ellos pueden llevar a cabo para lograr dicho objetivo.

 

El acercamiento y la convivencia directa, en este caso con los chicos, para conocer sus problemas de salud y ofrecer alternativas que resulten en un mejor autocontrol de ella, son elementos clave en la labor de servicio social que pasantes de las licenciaturas en Medicina, Enfermería y Estomatología realizan en diversas comunidades del sur de la ciudad de México y en Cuetzalan, Puebla.

 

Este trabajo en el que se articula la investigación, la docencia y el servicio, fue reconocido por la Comisión Interuniversitaria de Servicio Social, que aglutina a universidades públicas y privadas del país, con el Premio Nacional 2015 de Servicio Social.

 

El reconocimiento es otorgado a proyectos que favorecen esa estrategia universitaria de vinculación en dos vertientes: la del servicio como parte del compromiso que la universidad tiene con las comunidades, y la dirigida a fortalecer las capacidades profesionales de los alumnos al intervenir en una problemática real, explicó el doctor Víctor Ríos Cortázar, quien añadió que la relevancia de este galardón reside en que es premiado el esfuerzo que realizan los pasantes de la UAM.

 

El proyecto urbano de salud consiste en la articulación de actividades de investigación, docencia y servicio en el ámbito de la promoción sanitaria, así como en la atención clínica de primer nivel. Con esto se busca propiciar procesos de diálogo con las comunidades con el fin de favorecer el desarrollo de capacidades individuales y colectivas que conduzcan al propio control de la salud.

 

Una vez que las personas ubican sus necesidades, son desplegados proyectos específicos. Algunos de los más exitosos son Escuela promotora de salud y Formación de grupos promotores de salud, además de los dirigidos a los adultos para el control de enfermedades crónicas como hipertensión arterial y diabetes. En todos ellos “hemos tenido una participación muy importante de la población”, enfatizó el doctor Ríos Cortázar.

 

“Lo relevante es que trabajamos en una relación entre iguales con la gente, y son quienes deciden lo que deben hacer, pues sólo les acompañamos en el proceso de organización y participación en torno a un problema de salud”, agregó.

 

En la colonia San Pedro Mártir, al sur de la ciudad, por ejemplo, los habitantes establecen que el de la basura es un grave problema. Mediante una técnica denominada “fotovoz” ellos toman fotografías que luego traen al grupo de discusión para mostrar la magnitud del reto, entonces se discute y se hacen propuestas de solución, así los pasantes capacitan y acompañan a los grupos.

 

El proyecto Escuela promotora de salud involucra a los alumnos de escuelas primarias y “con ellos trabajamos con una estrategia narrativa”. Lejos de indicarles lo que deben hacer para cuidarse, los niños se expresan a partir de narraciones sobre “la vida saludable” en la escuela.

 

Con este material se hace un análisis de contenido y se “devuelven” los resultados en un periódico mensual llamado El niño artillero que contiene las opiniones de los infantes en relación con diversos temas que les son cercanos, como la violencia, el juego, la basura en la escuela, el bullying, entre otros, en los que ellos mismos hacen narraciones.

 

“Con estos métodos de trabajo hemos alcanzado importantes resultados. En relación con los adultos con padecimientos crónicos, por ejemplo, logramos que al menos la mitad atendiera y controlara la enfermedad, cuando los índices nacionales señalan que sólo uno de cada cuatro tiene este registro”.

 

En las escuelas primarias también se logró reducir la prevalencia de sobrepeso y obesidad, y en el plano estomatológico se atendieron diversos problemas de gingivitis y caries en adultos y pequeños. Esas metas fueron conseguidas porque un buen modelo de atención “pone a las personas en el centro”, más allá de tratarlas simplemente como diabéticos o hipertensos; los modelos podrían replicarse “si las autoridades actuaran con responsabilidad”.

 

Es cierto que la ciudad “no es favorable para la salud”; sin embargo, creando entornos propicios hay la posibilidad de construir espacios donde la comunidad se reconoce, organiza y participa en la toma de decisiones benéficas para una vida sana en lo individual y en lo colectivo.

 

Ahora la tarea consiste en difundir estos resultados, acercarse a los sitios donde se definen las políticas y mostrar que los modelos de atención funcionan, dijo el doctor Ríos Cortázar.