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Número 125
23 de febrero de 2018

LA SECRETARÍA DE CULTURA REQUIERE UNA VISIÓN POLÍTICA

*Para su efectividad es indispensable una movilización social y una renovación a fondo de las instituciones

 

La creación de una nueva instancia cultural supone reconocer la autonomía del sector que debiera darse dentro de un orden democrático, sin embargo los cambios hechos están marcados de indefiniciones y no se perciben desde una visión política, lamentó la maestra Patricia Chavero Gómez.  
 
En el Ciclo Ventiladero cultural de la sucesión presidencial, la especialista en análisis de políticas culturales del Centro Nacional de Investigación, Documentación e Información Teatral del Instituto Nacional de Bellas Artes sostuvo que desde 1988 cuando el Ejecutivo inició la creación y apertura de organismos dedicados a lo artístico, había significado el reconocimiento de agentes en la toma de decisiones.
 
Empero, en las demarcaciones el tema se ha desviado a causa de la falta de profesionalización de los funcionarios, “en el mejor de los casos encontramos a un historiador con carrera trunca, necesitamos una buena organicidad, el papel de las artes vivas reside en sentar de nuevo valores en la gente para reconstituirla”, opinó la también integrante del Consejo Delegacional de Fomento Cultural de Iztapalapa.
 
Durante la tercera sesión La Secretaría de Cultura que viene, moderada por Eduardo Cruz Vázquez, responsable del Grupo de Reflexión sobre Economía y Cultura (GRECU), y Francisco Moreno, de Editarte Publicaciones, los ponentes discutieron sobre la particularidad de las condiciones actuales que impulsaron la creación de esta instancia, así como sus posibles alcances y contexto histórico.
 
En el Centro de Difusión Cultural Casa Rafael Galván de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM) la especialista en artes plásticas, historiadora y comunicadora María Elena González subrayó que el patrimonio cultural es la principal fortaleza del país.
 
“Estamos entre los primeros 25 lugares de visitas turísticas y de tipo ecológicas, pero las debilidades están en la calidad y la cantidad de las investigaciones, así como en seguir políticas nacionalistas que sólo destacan a muy pocos artistas como Diego Rivera y Frida Kahlo”.
 
No se ven curadurías o montajes de grandes inversiones, ya que “el presupuesto se enfoca solamente en lo administrativo y en la burocracia”, por lo que la educación en torno a todas las artes es esencial.
 
El gestor y promotor cultural Alejandro Ordorica Saavedra externó que los regímenes autoritarios y verticales impidieron el desarrollo y la atención a las necesidades sociales, pues “la cultura conlleva libertad, democracia y equidad social. En el pasado se buscaba evitar difundir posiciones críticas, sobre todo en la década de los sesenta del siglo pasado y una secretaría federal de cultura era impensable”.
 
Para su efectividad es indispensable una movilización social y una renovación a fondo de las instituciones, por lo que “la descentralización de la vida nacional es fundamental para que las facultades no se reduzcan a las grandes instituciones, además deben impulsarse sistemas de creación ciudadanos dentro de la cultura, nosotros deberíamos tener mecanismos para designar al secretario y la capacidad para generar ejes o políticas públicas culturales”.
 
Héctor Manuel Garay Aguilera, especialista de artes escénicas, expuso que la Reforma Cultural responde a un proceso complejo, por lo que convocó a la intensificación de redes “para seguir dando propuestas concretas, nuestro gran problema es que no estamos vinculados con la sociedad”, que conjunta ciudadanos con una dinámica muy cerrada y poco participativa en lo colectivo.
 
Ante la presencia cada vez mayor de la violencia recalcó que la cultura puede ayudar a rescatar comunidades enteras y recuperar la asignación de mayores presupuestos. Deben fijarse objetivos, ideas de transformación, aumento del empleo cultural y de los trabajadores del arte que este año suman 16 mil, insuficientes en tanto que existen más de 200 mil escuelas en el país.
 
José Antonio Mac Gregor, impulsor de la profesionalización de la gestión cultural y promotor de la Colección Intersecciones del Consejo Nacional para la Cultura y las Artes, indicó que este organismo había fungido como mediador de las visiones más hegemónicas, de las elitistas hasta las más populares y participativas, “era muy dicotómica y en esa correlación siempre obtuvo muy pocos recursos económicos, ya que recibían el remanente del presupuesto”.
 
La instancia logró formar cuadros profesionales en la práctica y en la investigación, “ahora dominan posiciones que reconocen mejor el poder de la diversidad” y la política del ramo se ha definido por una clase que no goza del mínimo prestigio o legitimidad, un descrédito que dificulta una verdadera reestructuración.
 
El Ciclo Ventiladero cultural de la sucesión presidencial continuará el próximo miércoles 28 de febrero con la mesa La diplomacia cultural del Siglo XXI con la participación de Edgardo Bermejo, Luis Ortiz Monasterio, Héctor Orestes y César Villanueva.