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Número 104

4 de marzo de 2021

LA POLÍTICA INDUSTRIAL NO DEBE BASARSE EN FAVORECER A TRANSNACIONALES

*Zonas económicas especiales y desvinculadas de la base productiva local tienen escaso efecto

en el crecimiento

La economía nacional no debe sustentar su proyecto de desarrollo industrial en maximizar las ganancias de empresas transnacionales, coincidieron expertos durante un encuentro organizado por la Unidad Azcapotzalco de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM).

 

En la medida en que se desvinculen o estén desarticuladas de la base productiva local, las iniciativas para zonas económicas especiales tienen escaso efecto como promotoras de crecimiento y desarrollo, afirmó el doctor Jaime Prudencio Vázquez, profesor visitante del Departamento de Economía de esa sede académica.

 

“Es mejor apuntar a una serie de medidas que tome en cuenta esos espacios regionales físicos y buscar mecanismos de apropiación y no sólo de generación del valor en esa cadena, aun cuando su creación se ha impulsado en diferentes momentos para favorecer la llegada de inversión extranjera directa, porque no se pueden disminuir o abaratar costos” para forjar áreas geográficas con reglas de negocios diferentes al resto”. 

 

Esto explica la relevancia de “mirar las experiencias de la política basada en las características de las regiones y la búsqueda de apropiación del valor que se genere, gaste y ejerza” ahí, expuso al presentar su Análisis econométrico de los determinantes de la IED en la industria mexicana, elaborado en conjunto con el doctor Samuel Ortiz Velásquez, docente de la Facultad de Economía de la Universidad Nacional Autónoma de México.

 

México, como buena parte del mundo, se está transformando de manera cada vez más acelerada en un país urbanizado que si entrelazara la dinámica del avance industrial concentrado en sus municipios a las zonas urbanas alcanzaría un gran potencial de crecimiento”, sostuvo Prudencio Vázquez.

 

En el Encuentro: La industria en México: aproximaciones mesoeconómicas y territoriales, la doctora Paloma Sánchez Cruz, profesora de la Licenciatura en Economía, destacó que el gobierno federal desarrolla obras destacadas –la refinería de Dos Bocas, el Tren Maya y el Corredor Transoceánico del Istmo de Tehuantepec– en una región descuidada como ha sido el sureste, en aras de su desarrollo.

 

“El año pasado se publicó en el Diario Oficial de la Federación lo relacionado a los polos de bienestar, por lo cual es importante identificar aquellos perfiles de empresas y sectores que puedan contribuir en realidad a la mejora de esa zona del país”, dijo en su ponencia Concentraciones industriales, crecimiento y desarrollo: elementos para una política industrial.

 

A México se le ha criticado durante mucho tiempo la carencia de investigación, y, razón por la que muchas transnacionales –en este proceso de segmentación de cadenas de valor– arriban sobre todo para realizar actividades de ensamblaje y únicamente aprovechar la mano de obra capacitada y con bajos salarios.

 

Contrario a ello, “si el país contara con esa transferencia tecnológica se darían incentivos para hacer que las compañías internacionales inviertan y aporten a esa generación de conocimientos, lo que al menos sería más aprovechable en uno de sus rubros estrella: el de autopartes”. 

 

El doctor Ortiz Velásquez coincidió en que en un contexto benéfico para la industria desde un punto territorial, la administración de Andrés Manuel López Obrador “debe abandonar el compromiso con la austeridad republicana, porque un esfuerzo de esta magnitud serviría para aprovechar el T-MEC”.

 

El financiamiento es una condición necesaria, siempre y cuando el plan de zonas económicas en el norte y el sur del país no comprometa esos recursos, pues de lo contrario se estaría perpetuando una disparidad en términos del desarrollo local favorable para la gran empresa y en detrimento de la pequeña. 

 

El factor macroeconómico “es fundamental cuando comparamos los niveles de financiamiento productivo en América Latina y México, que atraviesan una situación grave para la proveeduría y garantizar crédito barato que eleve en  forma significativa la inversión pública, a fin de detonar procesos de optimización de encadenamientos”.

 

Esta podría ser una opción para el actual gobierno, “sobre todo cuando la última actualización del Banco Mundial señala que se espera una tasa de crecimiento para México de entre 3.6 y 4 por ciento, por lo que políticas activas son indispensables” puntualizó.

 

El Encuentro virtual fue moderado por la doctora Mónica de la Garza Malo, investigadora del Departamento de Economía de la Unidad Azcapotzalco de la Casa abierta al tiempo.

 

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