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Número 086
22 de febrero de 2017

RESILIENCIA, CLAVE DEL FUTURO DE LAS CIUDADES

*Las plantas colgantes del periférico o la construcción de camellones verdes carecen de impacto ambiental, para ello sería necesaria la plantación de árboles frutales

 

*32 por ciento de la zona metropolitana del valle de México se conserva natural, de ese total 8.2 es de alta calidad y 91.8 por ciento es de baja o mediana calidad


 

La degradación ambiental de ecosistemas es una creciente preocupación para América Latina, ya que los espacios citadinos dañan severamente el entorno natural, por ello la resiliencia urbana es la diferencia entre una ciudad plena y una colapsada, afirmó el doctor Rafael Calderón Contreras.

 

Durante el ciclo Miércoles en las Ciencias Sociales, organizado por la División en Ciencias Sociales y Humanidades de la Unidad Iztapalapa de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM), el investigador, integrante de la Red Internacional de Inteligencia Territorial, expuso que la resiliencia urbana es la capacidad humana para resistir los embates de un impacto que generalmente es extremo, mediante un cambio sistémico y como una solución a la crisis ambiental de las ciudades.

 

En la conferencia El rol de las áreas verdes para la resiliencia de sistemas socio-ecológicos urbanos, el académico de la licenciatura en Geografía Humana de esa sede académica dijo que de acuerdo a un diagnóstico que realizó sobre la cantidad, calidad y diversidad de las áreas verdes de la zona metropolitana del valle de México, encontró que 32 por ciento del territorio se conserva natural.

 

De ese total, especificó, 8.2 por ciento es de alta calidad y está concentrada al sur de la ciudad, en arbolados, bosques y parques urbanos, mientras 91.8 por ciento es de baja o mediana calidad, con escasa diversidad.

 

Las plantas colgantes del periférico o la construcción de camellones verdes carecen de sentido de provisión de servicios socio-ecosistémicos, ya que debajo de las plantas hay una plancha de tierra, seguida de sustrato volcánico, luego otra capa de concreto y una más de asfalto, impidiendo la filtración de agua indispensable para la recarga de mantos acuíferos.

 

Esto ejemplifica el incremento de infraestructura verde carente de impacto ambiental, además de eliminar posibilidades reales de resiliencia como sí lo sería la plantación de árboles frutales, que además de producir alimentos para la ciudadanía, regulan la temperatura ambiental, agregó el también miembro de la Red de Investigación sobre Resiliencia en Sistemas Socio-Ecológicos en México.

 

A pesar de que la resiliencia va tomando fuerza mediática se requiere incrementar la investigación sobre la importancia de áreas protegidas desde una perspectiva de resiliencia metropolitana, más allá del enfoque biológico y eco-sistémico, para mantener la diversidad ecológica necesaria.

 

El doctor en desarrollo internacional por la Universidad de East Anglia, Reino Unido, propone mantener la auto organización del sistema urbano como elemento central que dependa directamente de la provisión de servicios ambientales, en la que se requiere de profunda innovación para generar propuestas a escala global, entre otras, programas de mejoramiento de resiliencia o planes urbanos para la prevención de desastres.

 

El docente planteó el incremento de campañas de concientización sobre la importancia de las áreas naturales protegidas, que son también reservas de capital social y cultural expuestas al impacto del cambio climático, ya que sólo la conciencia permitirá la retroalimentación entre la gente y sus espacios verdes, posibilitando la construcción de resiliencia para deslaves, sequias y huracanes, así como ante la explosión demográfica.