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Número 079
3 de marzo de 2015
ANÉCDOTAS, REFLEXIONES Y LA CRÓNICA DE ALGUNAS ESQUINAS DEL MUNDO EN CASA DEL TIEMPO

*Revista Casa del tiempo. Número 14, época V (marzo de 2015)
www.uam.mx/difusion/revista/index.html

Algunas esquinas del mundo
“Las esquinas urbanas siempre han sido referentes para ubicarse, encontrarse, detenerse; nos permiten, entre otras cosas, ser conscientes de un cambio, de un quiebre”, dice Alicia Paz González Riquelme en uno de los textos centrales de nuestro número de marzo dedicado precisamente a las anécdotas, las reflexiones y la crónica de algunas esquinas del mundo bajo las plumas de Tayde Bautista, Héctor Antonio Sánchez, Jesús Vicente García, Dalí Corona y Ramón Castillo.

 

En Antes y después del Hubble, Moisés Elías Fuentes celebra los 90 años del narrador brasileño Rubem Fonseca; Martha Fernández rinde homenaje a la vida y la obra del historiador mexicano Silvio Zavala; Rafael Toriz entrevista a la narradora y traductora estadounidense Lydia Davis; Jaime Augusto Shelley analiza la situación económica del México actual, y Paul Jaubert nos refiere las condiciones extraordinarias para la suspensión de garantías individuales en algunas regiones del país.

 

En Ménades y Meninas, presentamos un texto inédito del pintor español Rafael Canogar sobre el arte político, y una semblanza del maestro del expresionismo abstracto Esteban Vicente de la autoría de Miguel Ángel Muñoz.

De nuestro Armario, “Delirium”, un texto de Bernardo Couto Castillo publicado en 1893.

 

Los Francotiradores se apostan frente a obras de Dante Alighieri, Juan Domingo Argüelles, Édgar Yépez, Bernardo Esquinca y Juan Vicente Melo.

 

En el suplemento electrónico Tiempo en la casa, una edición especial que celebra el cuarto aniversario de UAM Radio.

 

Rhinoceros unicornis


Eduardo Chirinos

 

Las tropas de Alejandro se asustaron
al verme. Pensaron que se hallaban
frente al unicornio de los mitos. Y me
quedé con ese nombre. Tuvo que pasar
mucho tiempo para maravillar a Occidente,
especialmente a sus artistas. Durero
(quien jamás me vio) me hizo un grabado
en 1515. Allí parezco un caballero medieval
en su armadura, un verdadero monstruo
antediluviano. No era yo, naturalmente,
pero Durero tenía buen oído. Por algún
tiempo me relevó esa imagen, pero no
por mucho. Años después, Longhi pintó
en Venecia el llamado “Vero Ritratto di
un Rinocerotto”. ¿Alguien recuerda esa
pintura? Un rinoceronte devora su ración
de heno mientras los curiosos apenas se
fijan en el espectáculo. Uno lleva un cuerno
y un látigo, otro fuma distraído una pipa,
un tercero se cubre ostentosamente la
nariz. Un ojo adiestrado notará detrás
del rinoceronte un montículo de estiércol.
Lo que queda del arte, las sobras del mito.