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Número 078
26 de febrero de 2016

DESARROLLA EGRESADA DE LA UAM FÁRMACOS PARA COMBATIR LA TRICOMONIASIS

*El parásito Trichomonas vaginalis sería puerta de entrada al virus del papiloma humano y el SIDA

 

*Estudios sobre el tema son realizados por un grupo multidisciplinario y pluriinstitucional en las unidades Cuajimalpa e Iztapalapa de la UAM y el IPN


 

Dos fármacos para combatir la tricomoniasis, enfermedad de transmisión sexual no viral causada por el parásito Trichomonas vaginalis, son desarrollados por Claudia Guadalupe Benítez Cardoza, maestra y doctora en Química por la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM).

 

En México son reportados unos 200 casos de tricomoniasis al año –de los 200 millones que se estima ocurren a nivel mundial en el mismo periodo– por lo que es necesario encontrar tratamientos que ayuden a combatir el parásito, señaló en entrevista la licenciada en Ingeniería en Alimentos por la Unidad Iztapalapa al impartir la Conferencia: Del plegamiento de proteínas al diseño de fármacos.

 

La tricomoniasis es el padecimiento de transmisión sexual no viral más común y las cifras “podrían estar subestimadas”, ya que es asintomática en 99.99 por ciento de los hombres y en 50 por ciento de las mujeres, al menos en las primeras etapas de la infección.

 

La ponente en el Seminario Divisional de Ciencias Naturales e Ingeniería de la Unidad Cuajimalpa de la UAM expuso que “en los varones la infección se resuelve sola y a veces ni se enteraron que la tuvieron, aunque pueden ser portadores-transmisores, pero en las mujeres aparecen los síntomas conforme evoluciona el mal, que en la mayoría de los casos no se trata o se confunde con otras” afecciones.

 

La importancia de combatir este parásito radica en que puede ser la puerta de entrada al contagio de otros patógenos, tales como el papiloma humano y el síndrome de inmunodeficiencia adquirida (SIDA).

 

La investigadora del Posgrado en Medicina Molecular y del Doctorado en Biotecnología del Instituto Politécnico Nacional indicó que ha habido poco avance en el desarrollo de medicamentos contra la tricomoniasis, que desde la década de 1960 se ha tratado con uno derivado del metronidazol.

 

Sin embargo, en Estados Unidos se ha visto que el compuesto no hace efecto en cinco por ciento de los casos y en Papúa Nueva Guinea esto asciende a más de20 por ciento. En México no se cuenta con estadísticas sobre la resistencia al fármaco, aunque se sabe que entre los estados de mayor prevalencia se encuentran Veracruz, Morelos, Puebla y Tamaulipas.

 

La sintomatología se manifiesta en diversos problemas como vaginitis, irritación vaginal, ardor, comezón, flujo maloliente e incluso problemas de infertilidad y partos prematuros; además se generan en el epitelio vaginal lesiones que comúnmente se denominan “tejido de fresa”, justamente debido a las características morfológicas que dichas lesiones presentan.

 

Estas lesiones pueden facilitar la penetración de VIH o VPH, los cuales pueden ingresar al torrente sanguíneo y, por tanto, incrementar la incidencia de infecciones causantes de SIDA y cáncer cérvico uterino, respectivamente, explicó.

 

Los síntomas en los hombres –cuando aparecen, por ejemplo, en pacientes inmunocomprometidos– son inflamación de próstata, uretra y vejiga, así como irritación persistente. Aunque no se ha demostrado plenamente, parecería que ha habido casos asociados al cáncer de próstata.

 

El grupo multidisciplinario y pluriinstitucional –en el que participan los doctores Arturo Rojo Domínguez y Ponciano Gutiérrez García, investigadores de las unidades Cuajimalpa e Iztapalapa de la UAM, respectivamente– trabaja con una enzima llamada triosa fosfato isomerasa, “que ya se ha visto que es blanco para el diseño de fármacos para otros parásitos”.

 

Esta enzima pertenece al metabolismo central del parásito y si no funciona, el organismo no puede adquirir nutrientes correctamente. “Dirigiéndonos contra esta enzima hicimos una caracterización estructural y funcional muy meticulosa y con esa información pudimos hacer la búsqueda de compuestos que ya se han sintetizado en industrias farmacéuticas, pero no tienen un uso asociado”, explicó.

 

Además se evaluó computacionalmente la interacción entre los compuestos con la enzima blanco y se eligieron aquellos que dieran resultados favorables de cómo inhibir la actividad de la enzima y cómo podían matar a los parásitos de Triacomonas vaginalis.

 

“Partimos de 950 mil compuestos; se hicieron casi 100 millones de simulaciones computacionales y de ahí elegimos 44 y vimos que dos de estos compuestos inhibían la viabilidad de Trichomonas vaginalis”.

 

Una parte importante de este trabajo consistió también en determinar la toxicidad de los mismos, encontrándose que no son tóxicos ni mutagénicos ni carcinogénicos y, por tanto, pueden ser seguros para usarse en el humano, apuntó la investigadora, quien informó que ambos compuestos están en vías de ser patentados.