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Número 052

22 de enero de 2019

LA GESTACIÓN SUBROGADA CONTINÚA EN UN CLIMA DE SECRETISMO

*Las parejas que requieren una gestante sustituta para tener un hijo siguen en situación de fragilidad
 
*La UAM y Gedisa publicaron un libro que abunda en este tema

 

Luego de casi dos años de haberse aprobado la primera regulación de alcance nacional en México sobre reproducción asistida, incluida la gestación subrogada, este procedimiento sigue llevándose a cabo en un “clima de secreto, ocultamiento y bajo el criterio exclusivo de los médicos”, expone la doctora María Eugenia Olavarría Patiño, investigadora de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM).
 
Todo ocurre como si se tratase de una práctica ilegal ajena a regulaciones establecidas y expresas, en la que “de hecho, no sólo nada cambió antes y después de la ley de 2016 para aquellas personas y parejas que requieren de una gestante sustituta para tener un hijo o hija”, sino que continúan en una situación de fragilidad.
 
En el libro La gestación para otros en México. Parentesco, tecnología y poder, la académica del Departamento de Antropología de la Unidad Iztapalapa dice que los candados que el médico impone a donantes reproductivos y a los padres intencionales podrían interpretarse como evidencia de que, aún regidas por principios jurídicos, ciertas prácticas se desarrollan al margen del Estado.
 
No obstante, “no es el Estado el que incumple su función de proveer seguridad a los ciudadanos, sino las trabajadoras reproductivas quienes representan riesgos”, porque no se ha puesto un alto al fraude cibernético que opera velado e impunemente, y ataca a los actores más visibles.
 
Para ejemplificar esto, la doctora en Ciencias Antropológicas cita el caso de Julián y Vania, en el que el aparato médico decide por cuenta propia quiénes serán los donantes e impide el acercamiento entre ellos y los padres de intención, e impone la remuneración económica devengada desde el inicio del convenio hasta la entrega del recién nacido.
 
“A la pareja de padres intencionales se les transmite, por la forma semiclandestina en que es llevado el proceso, un sentimiento de vulnerabilidad”, como a Vania y Julián que además de acatar las reglas del médico son víctimas de la incertidumbre y caen sin remedio en el vértigo de la estafa en línea, al contactar por este medio a la madre prestadora que además del pago inicial exige uno o más hasta el alumbramiento.
 
En un apartado de esta obra de la UAM y editorial Gedisa, la doctora Olavarría Patiño explica los incidentes de una pareja desde que encuentra a la donante y a la mamá prestadora.
 
“La situación de millones de madres en México es, de hecho, peor que la de las gestantes sustitutas, sin que ello ocasione escándalos mediáticos o rasgadura de vestiduras”, pues “cien por ciento de las gestantes sustitutas entrevistadas recibió atención médica antes del parto o la cesárea, mientras que el promedio de consultas prenatales por embarazada alcanzó 5.4 por ciento, es decir, apenas rebasa el mínimo establecido por la Norma Oficial Mexicana de 2015”.
 
La miembro del Sistema Nacional de Investigadores desarrolla desde 2015 una indagación sobre las redes y el mercado de las biotecnologías de la reproducción humana, como puede leerse en su más reciente libro La gestación para otros en México. Parentesco, tecnología y poder, y en Adoptions, dons et abandons au Mexique et en Colombie. Des parents vulnerables (2014) que escribió en colaboración con Francoise Lestage.
 
Tabasco realizó reformas al Código Civil referentes al reconocimiento de las figuras de “madre contratante” y “madre sustituta” a finales de los años 90 del siglo pasado, que lo coloca como uno de los primeros estados donde se realiza el método de gestación sustituta en México y abre la puerta para que el país se convirtiera al cabo de 18 años en “las Islas Caimán de la reproducción asistida, de acuerdo con el testimonio del doctor en derecho Emilio Manrique”.
 
Uno de los primeros médicos en realizar este método a una paciente de 37 años, originaria y residente de Tabasco, sometida a una fertilización in vitro y una subrogación en una hermana, califica el hecho como una “legislación muy básica, porque se hizo al vapor en la entidad, dejaba abierto todo y no se entendía bien lo que se estaba aprobando”.
 
La redacción de los artículos modificados entra en conflicto con el código civil que afirma que la filiación se ejerce a través de tener un parto o cesárea, y en automático el bebé es de ella, pero genéticamente no porque es una subrogada.
 
“A pesar de esta incongruencia, el objeto del contrato y su licitud no violan ni son contrarias a las leyes del orden público”, lo que dio origen a la gestación subrogada de la mano de asesores jurídicos y clínicas especializadas que ofrecen tratamientos para infertilidad con la participación de terceros, ya sea como donantes o como receptores, sin afectar el estatus del hijo, cita la etnóloga de la UAM.
 
El punto a reflexionar “no sólo es cómo este cambio en el Código Civil de Tabasco se convirtió en el pasaporte que abriera paso al crecimiento de la reproducción medicamente asistida en esa entidad, sino las razones por las cuales la reacción para regularla tomó 18 años”.
 
En su más reciente libro La gestación para otros en México. Parentesco, tecnología y poder, la doctora Olavarría Patiño habla sobre cómo mujeres jóvenes y con determinadas características físicas y psicológicas proveen de su capacidad gestante y procreadora a padres intencionales de todo el mundo.