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Número 041
18 de enero de 2018

FRANCOIS HOUTART, UN FARO DE LUZ A NIVEL ACADÉMICO PARA LA UAM

*Rinde la Unidad Iztapalapa homenaje póstumo al teólogo y sociólogo marxista belga

 

Intelectual belga, teólogo y sociólogo marxista para quien los compromisos religiosos y sociales, así como el análisis de la realidad y las luchas por su transformación iban de la mano, Francois Houtart ha sido para la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM) un faro de luz a nivel académico, por lo que la Unidad Iztapalapa le rindió un homenaje para difundir su obra y pensamiento.
 
El doctor José Octavio Nateras Domínguez, rector de dicha sede académica  destacó la importancia de Houtart –fallecido en junio pasado en Quito, Ecuador– en la formación de una generación de especialistas latinoamericanos que estudiaron en la Universidad Católica de Lovaina, en Bruselas, Bélgica, entre los años 1960 y 1980, quienes sentaron las bases de los estudios de sociología de la religión en este continente.
 
Houtart –dijo– realizó con la Federación Internacional de Institutos de Investigaciones Socio-religiosas un extenso análisis sobre la situación del catolicismo en el contexto demográfico, social y cultural de América Latina, publicado en 43 volúmenes.
 
Además, estuvo fuertemente ligado al movimiento de la teología de la liberación, de la cual fue considerado uno de los más radicales exponentes, por lo que no escapó a la controversia que en los años 80 y 90 del siglo pasado se generó ante la condena y sanción que la Santa Sede hizo a esa corriente de pensamiento.
 
El doctor Ernesto Gallardo León, presidente del Centro de Estudios Sociales Antonio Gramsci, se refirió al sacerdote católico belga como un intelectual que empezó su reflexión a partir de las dos guerras mundiales del siglo pasado. La parte medular de su pensamiento, apuntó, está concentrada en la revisión de la modernidad basada en dos conceptos fundamentales: el sujeto y el capitalismo.
 
Para el egresado de la Licenciatura en Filosofía por la Unidad Iztapalapa reconstruir el presente sólo es posible si son tomados en cuenta los preceptos que fundaron la modernidad, lo cual “parte de una búsqueda constante por mejorar la vida material y permitir que el mercado estructure los espacios de libertad y subjetividad, pero si bien el dominio técnico de la naturaleza nos trae esas comodidades, también nos desarraiga de la labor cíclica que nos conecta a la tierra”.
 
El doctor Francisco Piñón Gaytán, académico del Departamento de Filosofía en la Unidad Iztapalapa, expuso que ética y naturaleza son conceptos que están relacionados con las reflexiones vertidas por Houtart.
 
Antes de Kant y la filosofía estoica, en particular la aristotélica y que prosigue hasta Rousseau, la naturaleza era parte del ser humano y éste era también, a su vez, un ser natural, es decir, no había una división tajante, como sucedió después, en la modernidad.
 
Tanto en el filósofo alemán como en el pensador suizo, la naturaleza no puede ofrecer relativismos éticos, pues ésta en sí no es moral o inmoral, justa o injusta; es el humano, como ser racional el que tiene que usar de manera racional los objetos naturales, animados o inanimados.
 
En ese sentido afirmó que sí existe una relación humano-naturaleza y un uso kantiano como ética del respeto a la naturaleza siempre y cuando se tenga presente que para Kant la naturaleza es algo moralmente indiferente.
 
Houtart radicó en Ecuador los últimos años de su vida, donde colaboró con la Fundación Pueblo Indio, iniciada por Monseñor Leónidas Proaño. Hasta el día de su fallecimiento fue profesor del Instituto de Altos Estudios Nacionales (IAEN) y docente de la Maestría de Sociología Política de la Universidad Central Ecuador.
 
Uno de los últimos actos de su vida fue la participación en el Taller de Pukahuaiko, sede de la tumba de Proaño, para acordar el nuevo Mandato de la Vida junto a los pueblos indígenas, las comunidades cristianas de base y las organizaciones sociales. 
 
Escritor incansable, Houtart publicó alrededor de 70 libros, un promedio de uno por año, además de artículos y ponencias. Los títulos muestran el recorrido de su pensamiento: El cambio social en América Latina (1964), Iglesia y Revolución. Religión e Ideología en Sri Lanka. Religión y desarrollo en Asia (1976), Sociología de la religión (1992), El otro Davos: globalización de resistencias y luchas(1999), Haití y la mundialización de la cultura (2000). 
 
Además de Deslegitimar el capitalismo. Reconstruir la esperanza (2005), La ética de la incertidumbre en las ciencias sociales (2006), África codiciada. El desafío pendiente (2007), De los bienes comunes al bien común de la humanidad (2012), El bien común de la humanidad (2013), El camino a la utopía y el bien común de la humanidad (2014), El camino a la utopía desde un mundo de incertidumbre (2015).