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Número 028
26 de enero de 2016

OBTIENE ACADÉMICO DE LA UAM TERCER LUGAR DEL PREMIO ESTUDIOS AGRARIOS 2015

*El doctor José Manuel Hernández subraya la necesidad de concebir a los indígenas como trabajadores

 

*Los ingresos de los trabajadores rurales son apenas suficientes para satisfacer sus necesidades estrictamente alimentarias

 

 

 

 

 

Por su investigación Los indígenas y su inserción en el mercado de trabajo rural en México, el doctor José Manuel Hernández Trujillo, profesor del Departamento de Economía de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM), obtuvo el tercer lugar del Premio Estudios Agrarios 2015.

 

El galardón –convocado por la Procuraduría Agraria y entregado como parte del 6to. Certamen Nacional Universitarios por el Servicio Social y el Desarrollo Agrario 2015– reconoce la labor de especialistas y estudiosos en materia agraria con la finalidad de impulsar el desarrollo integral del medio rural.

 

Al destacar la relevancia de este reconocimiento, el doctor Hernández Trujillo dijo en entrevista que este premio de carácter nacional va dirigido a aspectos legales y de tenencia de la tierra, pero admite también estudios en torno “a los sujetos agrarios, es decir, campesinos, indígenas y población rural”, incluidos análisis sociológicos del ámbito rural.

 

El académico señaló que Los indígenas y su inserción en el mercado de trabajo rural en México observa a ese sector de la población “más como trabajadores que como indígenas”.

 

Como investigadores “nos interesa analizar las principales alternativas laborales de los indígenas –que son las rurales– las condiciones en que se emplean, las oportunidades que brinda su empleo, las dificultades que enfrentan para sobrevivir y las limitaciones que esta forma de ocupación ofrece para su desarrollo”.

 

Uno de los apartados presenta un perfil, considerando una estructura por edad, nivel educativo, capacidad de movilidad laboral, características de ocupación e ingresos.

 

El doctor Hernández Trujillo subraya la necesidad de concebir a los indígenas como trabajadores y concluye que a pesar de que este núcleo de empleados labora durante una proporción importante del año y a veces entre seis y siete días a la semana, su condición de vida en el periodo en que se encuentra desocupado es apenas suficiente para vivir en pobreza alimentaria.

 

Los ingresos de esos trabajadores “son apenas suficientes para satisfacer sus necesidades estrictamente alimentarias, por lo que, cuando se encuentran desocupados, su condición de vida es la de un indigente”.

 

El investigador advierte que la pobreza de los trabajadores rurales es producto de su origen y de las limitaciones que tienen para la movilidad laboral, pero existe también un componente institucional importante que radica en una legislación –la Ley Federal del Trabajo– que afecta sus derechos “y genera un ambiente de protección para los empresarios”.

 

Además existe un sistema de salud en el que la protección se brinda exclusivamente al trabajador y no a su familia, sólo por el tiempo de ocupación y limitado al seguro médico, lo que resulta en un sistema de seguridad social limitado e insuficiente, que no brinda seguridad ni estabilidad en el empleo.