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Boletín 019
23 de enero de 2015
ELECCIONES DE JUNIO DE 2015, ANTESALA E INDICADOR PARA 2018

*Habrá una elección en términos electorales muy competida, importante en sí misma, pero de mayor importancia hacia la perspectiva de la elección presidencial

 

*Se presentará un notorio abstencionismo como castigo al mal desempeño de todas las fuerzas políticas


Los comicios de junio de este año representarán una elección competida e importante en relación con la sucesión presidencial en 2018, refirió el maestro Manuel Larrosa Haro, profesor-investigador de la Unidad Iztapalapa de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM).

 

El investigador mencionó que aunque las elecciones presidenciales tienen características muy particulares es claro que lo que ocurra en junio de 2015 será un indicador de lo que sucederá en tres años.

 

Larrosa Haro explicó que entre otros factores a observar están la incorporación de tres fuerzas políticas al sistema de partidos y con ello el incremento de opciones y posiciones diversas; entre ellas está el partido Morena, presidido por Andrés Manuel López Obrador, que de conseguir el número de votos para obtener el registro como candidato presidencial, impactará en la elección de 2018.

 

Está también, dijo, el fenómeno particular de la izquierda mexicana que no se dividía desde los años 80 y que desde luego representa una competencia en términos de oferta política.

 

Con lo anterior la composición, al menos de la Cámara de Diputados y de las 17 entidades federativas que tendrán elección concurrente, los diputados federales, los gobernadores y todos los diputados locales que se elijan en el 2015 van a llegar siendo fuerza política al 2018.

 

Las elecciones federales servirán también para evaluar lo que va del sexenio del Presidente Enrique Peña Nieto. Todo ello hace que en México se presente una situación tan novedosa en términos políticos como desde hace mucho tiempo no se presentaba.

 

Con respecto a la participación de la ciudadanía, el académico plantea la hipótesis de que habrá un notorio abstencionismo como castigo al mal desempeño de todas las fuerzas políticas, una suerte de ajuste de cuentas en rechazo a las campañas y ofertas.

 

“Esta percepción personal está fundamentada en el rumbo que lleva el país de incompetencia, corrupción y mal gobierno en los tres niveles (federal, estatal y municipal); sumado a la situación de desconfianza en el desempeño y en los indicadores económicos (inflación, falta de empleo, incremento del número de personas en condición de miseria y pobreza) y por supuesto en el incremento de la inseguridad en los últimos años.

 

El académico avizora que México se acerca a un proceso electoral con muchos elementos nuevos y otros acentuados en los últimos años que llevan a la probabilidad de repetir los elevados porcentajes de abstención, quizá activa, similar a la vivida en 2009.