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Número 011
7 de enero de 2017

TESTIMONIO GRÁFICO DEL INFIERNO

*Zinovii Tolkatchev muestra el horror de los campos de concentración

 

*Becky Rubinstein presentó el libro Una niña en el país del Holocausto


 

 

 

El artista-soldado Zinovii Tolkatchev, quien llegó hasta las puertas del infierno portando el uniforme del Ejército Rojo, presenta su obra en el Centro Cultural Casa de las Bombas de la Unidad Iztapalapa de la Universidad Autónoma Metropolitana, en colaboración con la Asociación Yad Vashem de México.

 

“Hice lo que debía hacer; no pude evitarlo. Mi corazón lo ordenaba, mi conciencia lo exigía, el odio hacia el fascismo gobernaba”, afirmó el militar enlistado en 1941 en las fuerzas armadas de la desaparecida Unión Soviética que, en su calidad de testigo de la liberación de las víctimas del nazismo recluidas en campos de concentración dibujó las series Majdanek, Auschwitz y Las flores de Auschwitz, retratando la dureza de la realidad que presenció en obras que recuperan el horror padecidos por millones de personas.

 

La exposición itinerante Auschwitz y el soldado Tolkatchev a las puertas del infierno mostrará hasta el 31 de enero aquellas tristemente célebres instalaciones de exterminio que contaban con cuartos para desvestirse, cámaras de gas y crematorios.

 

Quienes llegaban ahí morían de inmediato y sólo pocos lograron sobrevivir a la condición de internos de los campos de concentración, que arrojaron un mortífero saldo de polacos, gitanos y soviéticos asesinados.

 

Treinta y tres piezas conforman una de las seis muestras que dicha Asociación posee en memoria del Holocausto, que representó también la muerte de seis millones de judíos. El trabajo artístico comprende dibujos realizados por el soldado en hojas membretadas y fotografías de su colección personal, muchas tomadas con cámaras Minolta y Leica que, sin importar la calidad técnica, registran momentos simbólicos de esa etapa histórica.

 

Las imágenes testimonian la violencia psicológica a la que fueron sometidas millones de personas despojadas de todo, incluida su identidad –masculina o femenina– al ser vestidas de manera impersonal y sus nombres sustituidos por números tatuados en los brazos, además del hacinamiento y el hambre que padecieron.

 

Las fotografías fueron complementadas con la instalación artística –lápidas, flores y veladoras– ubicada en uno de los jardines de la Casa de las Bombas y acompañada de mensajes y datos en homenaje a las víctimas, con la finalidad de acercar al público a ese pasaje de la historia en forma interactiva.

 

La maestra Becky Rubinstein presentó su libro Una niña en el país del Holocausto –que aborda el caso de la sobreviviente más pequeña del exterminio, Dolly Bestanding– y conversó sobre el significado de aquel episodio con el público infantil.

 

En el acto, el maestro David Alejandro Díaz Méndez, director de Comunicación Social de la Casa abierta al tiempo, señaló que “es un acontecimiento que debemos mantener en la memoria” por ser uno de los capítulos más oscuros, tristes y complicados de la humanidad. “Hay que revisar la historia para tener una mayor certeza de nuestro futuro”, apuntó.